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UIA y CGT Moyano alinean su tropa contra el modelo

El armado ya cuenta con apoyo
del duhaldismo y sectores del Polo Social. Postergaron la presentación de su propuesta por la crisis en el Gobierno.

José Ignacio de Mendiguren, entre Juan Manuel Palacios (CGT Moyano) y el duhaldista Remes Lenicov.

Por Raúl Dellatorre

José Ignacio de Mendiguren, presidente de la UIA y anfitrión de la reunión que ayer convocó a legisladores, sindicalistas y empresarios para debatir medidas correctivas al Mercosur, sentó a su derecha al diputado duhaldista Jorge Remes Lenicov y a su izquierda al secretario gremial de la CGT rebelde Juan Manuel Palacios. Todo un símbolo de lo que, progresivamente, se va armando como un polo aglutinador de ideas “productivistas” (algunos los referencian como “neodesarrollistas”), en torno de la UIA y la CGT Moyano, con guiños hacia y desde el duhaldismo. Esta semana, las coincidencias estuvieron a punto de hacer parir un conjunto de propuestas a elevar al ministro de Economía. Incluso, el propio Remes había conversado con la primera línea del cavallismo algunas de las medidas sugeridas para analizar su viabilidad. Pero el enrarecimiento del clima político y el cuadro de confrontación con los gobernadores parecieron dejar en una posición demasiado endeble al propio ministro. Desde la UIA surgió el planteo de demorar la propuesta hasta que aclare. Pero mientras tanto, De Mendiguren no detiene el bordado de su propia trama política.
El acercamiento entre la CGT moyanista y la dirigencia industrial antiliberal no es nuevo. Reconoce sus primeros pasos años atrás, cuando unos y otros fueron convocados por la Pastoral Social de la Iglesia, orientada por el cardenal Raúl Primatesta, para discutir salidas a lo que ya se veía como una crisis social crecientemente explosiva. Allí se trazaron las primeras coincidencias en torno a cómo provocar un “shock” redistributivo (tomando ideas propuestas por economistas de la CTA) en favor de la recuperación del mercado interno. Como volvió a ocurrir ahora, tampoco entonces la propuesta llegó a ver la luz, pero quedó sembrada la semilla de un acuerdo que resultaría perdurable. Los lazos con la Iglesia aún se mantienen, según confió a Página/12 uno de los más activos operadores de la alianza CGT-UIA, aunque por ahora el clero no quiere salir a la palestra. La relación, sin embargo, se verá corroborada en un encuentro tripartito en Córdoba –residencia de Primatesta–, el próximo viernes 26.
La evidencia de una crisis que al gobierno se le escapa de las manos volvió a alentar a sindicalistas e industriales a juntarse para regenerar el espacio conjunto, desde hace ya algunas semanas. Pero fueron los resultados de la elección del domingo lo que alentó a buscar un impulso político a sus propuestas. En la nueva composición del Congreso, el sector industrial y el sindicalismo encontrarán muchas manos dispuestas a levantarse en favor de propuestas que impulsen la reactivación. “Más allá de las pertenencias partidarias, lo que nos identifica es el común repudio por esta política económica”, dijo ayer uno de los presentes en la sede de la UIA, donde se reunieron legisladores en ejercicio y electos justicialistas, radicales, frepasistas y del Polo Social.
Desde el frente sindical moyanista se oyen las voces más dispuestas a apurar el paso, pero observan en el sector industrial que todavía existen ciertos sectores expectantes de que pudieran surgir medidas proindustriales desde el gobierno. Esperan que el simple transcurso de los días “acabe con esas ilusiones”. Confían, además, en que De Mendiguren siga consolidándose como el referente empresario, por sobre otros dirigentes del Grupo Productivo (Cámara de la Construcción y Confederaciones Rurales, además de la UIA) con posturas más conciliadoras. “Tiene convicciones y las transmite; no es un tecnócrata con discurso economicista, sino un ‘vasco calentón’”, describió, en tono elogioso, un dirigente sindical al titular de la UIA. La fuente sindical se aventuró incluso sobre el futuro de De Mendiguren. “No le gusta que lo candidateen para ministro, pero no porque no lo entusiasme la idea, sino para que no lo despedacen por anticipado”, comentó.
A Jorge Remes, en cambio, el sector sindical lo mira con cierta desconfianza. “No es, del duhaldismo, lo que más nos convence”, señalan, sin dejar de recordar algunas expresiones suyas conciliadoras con el modelo vigente. “Dicen que cambió, pero habrá que andar con cautela”, apuntan. En cambio, el discurso de Duhalde en la CGT el martes último alimentó el entusiasmo. La guerra contra Cavallo no está declarada, pero la flota va acomodándose en posiciones de tiro.

 

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