Por Irina Hauser
y Adriana Mayer
El motor que apareció
en la AMIA fue plantado. La frase fue pronunciada ayer bajo juramento
por Víctor Stinfale el abogado del reducidor de autos Carlos
Telleldín ante el juez Claudio Bonadío, cuando le
tocó declarar como testigo en la causa en la que se investigan
las posibles irregularidades del juez Juan José Galeano en la pesquisa
por el atentado a la mutual judía. Stinfale no presentó
prueba alguna para sustentar la novedad, pero generó asombro entre
sus interrogadores. En realidad, la expectativa era que el abogado hablara
sobre el presunto pago de 400 mil pesos al Enano Telleldín
con el objetivo de incriminar a los policías bonaerenses. Pero
sobre eso no dijo ni una palabra, amparándose en el secreto profesional.
Lo que Bonadío investiga es una lista de por lo menos 10 infracciones
incluidos algunos posibles ilícitos que habrían
sido cometidas por Galeano y los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia
durante la etapa de instrucción en la causa del atentado. La denuncia
fue hecha por el ex ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra en base a
las declaraciones públicas de Claudio Lifchitz, un ex secretario
de Galeano. Lifchitz sostiene que Telleldín, acusado por ser el
último poseedor del motor hallado en la AMIA, recibió plata
de la SIDE. Y la semana pasada, el ex policía Juan José
Ribelli se encargó de abonar esa teoría en el juicio oral
al mostrar el video en que se lo ve a Galeano negociando con El
Enano, las escuchas en que él y su mujer Ana Boragni hablan
del tema, y el resumen de la cuenta corriente del Banco Quilmes de Ramos
Mejía supuestamente usada para depositar el efectivo.
A través de mis sentidos yo no vi dinero de ninguna recompensa,
pero eso no significa que no cuente con información a través
de mi cliente, dijo Stinfale al declarar en el juzgado, ante una
pregunta del abogado de Memoria Activa Pablo Jacoby.
¿Usted asesoró a Telleldín para que depositara
el dinero cerca de su estudio? insistió Jacoby, pero no recibió
respuesta.
En cambio, cuando su coequiper Alberto Zuppi le preguntó cómo
explicaba que el teléfono de su cliente hubiera estado intervenido
los días previos al hallazgo del motor entre los escombros de la
mutual judía, Stinfale no dudó en responder que había
sido plantado. Si esto fuera verdad, sería el fin de
la causa. Algunos querellantes también creen que podría
ser un anticipo de la estrategia a desplegar por la dupla Stinfale-Telleldín
en el debate oral a cargo del Tribunal Oral 3.
A simple vista, Stinfale no aportó con su afirmación más
que un elemento para sumar confusión. Si hubo un motor plantado,
no es un tema que se determine por lo que él u otro testigo diga,
sino por las pericias. Y las pericias de la Policía Federal, de
Gendarmería, de un organismo alemán experto en explosivos,
de una agencia oficial norteamericana y de los expertos israelíes,
además de los resultados de un simulacro hecho en Azul por orden
del juzgado, son contundentes: el motor hallado fue el de la camioneta
usada como cochebomba en el atentado. Además, el estudio que hizo
el perito Osvaldo Laborda a pedido de la DAIA no sólo constató
que el atentado fue hecho con la Trafic sino que en los cuerpos de los
muertos se encontraron partes del vehículo incrustadas. También
se demostró que el motor encontrado había estado sometido
a una tremenda explosión.
Durante el interrogatorio de ayer, las querellas AMIA-DAIA y Memoria Activa
no disimularon sus diferencias. Marta Nercellas, de DAIA, insistía
en que fuera respetado el silencio de Stinfale. Zuppi le recordaba que
ella misma había reclamado que nada fuera secreto en la causa.
Entretanto, Stinfale admitía cuestiones tales como que conoció
a Ribelli antes del ataque a la AMIA por un incidente en una comisaría.
Hoy está citada como testigo en la misma causa Ana Boragni, pero
ayer le mandó un escrito a Bonadío en el que pide no concurrir.
Si no acude, podrían mandarla a buscar con la fuerza pública.
Están convocadas para la misma jornada dos espías de la
SIDE, alias Marta y Graciela, sospechadas de haber participado de la negociación
para pagarle a El Enano.
Mientras tanto, en el juicio oral aceptó ser indagado el ex jefe
de la brigada de Vicente López Jorge Rago, quien desmintió
haber preparado un testigo para desviar la investigación. El ex
subcomisario aseguró que Ramón Solari, detenido por un triple
homicidio, mintió para lograr mejorar sus condiciones de detención.
Y sostuvo que la versión que inventó la tomó de los
diarios. Además, Rago denunció que Galeano lo presionó
para que declarase contra el ex comisario Juan José Ribelli y desmintió
haber tenido vínculos con él.
OPINION
Por Raúl Kollmann
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Otro blooper y van...
La historieta es así: hace un año, los días
20, 23 y 24 de setiembre de 2000, hubo tres llamados anónimos
a la embajada argentina en Arabia Saudita. La voz dijo que asumimos
la responsabilidad de la explosión en la Argentina y anunciamos
que Norteamérica tendrá sorpresas el 26, o sea
tres días después de la última llamada. En
una de las comunicaciones, la voz anónima mencionó
a la organización Al-Qaeda, es decir la que encabeza Osama
bin Laden.
Esta información fue ayer transformada por el juez Juan José
Galeano en lo siguiente: Al-Qaeda se adjudicó el atentado
contra la AMIA y adelantó el ataque que se produjo en las
Torres Gemelas y el Pentágono.
La maniobra sería desopilante sino no fuera porque se está
jugando con la angustia de los familiares y de todos los argentinos.
- Un argumento es que la voz anónima dijo que el ataque contra
Estados Unidos se iba a producir el 26 de setiembre de 2000, o sea
hace un año, pero que ese día cayó martes,
igual que el 11 de setiembre de este año. Desde el punto
de vista de la seriedad, es una vergüenza: aquella amenaza
no tuvo nada que ver con lo que pasó. El ataque en Estados
Unidos fue un año después y es ridículo adjudicarle
importancia a que caía en martes.
- Evaluar que esas tres llamadas significaron que Al-Qaeda se adjudicó
el atentado es irresponsable. En primer lugar porque carece de toda
seriedad que alguien se adjudique un atentado después de
seis años. Desde el atentado contra la AMIA hasta setiembre
del año pasado transcurrieron casi 100 meses, ¿y recién
ahora se les ocurrió decir que fueron ellos?
- Pero aun así, si la reivindicación tiene elementos
serios, podría evaluarse. En este caso, nadie tiene la menor
idea de quién era la voz anónima y no existe indicio
alguno de que fuera de Al-Qaeda.
- Lo grotesco es que se tome en cuenta, encima, a alguien que no
dio ningún elemento concreto: no dijo que fue perpetrado
por tal héroe o por tal otro, no aportó ni una prueba
que demuestre que efectivamente ellos estuvieron detrás del
ataque, cosa que se hace cuando una organización quiere reivindicar
una acción.
Fuentes de la Cancillería le dijeron a este diario que le
entregaron de inmediato a la SIDE en setiembre de 2000
una copia de las grabaciones de las llamadas, para que la inteligencia
argentina evaluara su contenido.
El diagnóstico fue que se trataba de algo poco serio, entre
otras cosas porque Al-Qaeda según el informe de la
SIDE no existía como tal en 1992 y 1994 y recién
en 1998 se constituyó en la organización que se dedicaba
a actos terroristas contra intereses norteamericanos, israelíes
y judíos. Lo concreto es que la SIDE le informó por
precaución a la inteligencia de Estados Unidos porque en
2000 efectivamente ya Al-Qaeda había protagonizado ataques
contra embajadas de ese país. Respecto de la reivindicación,
con seis años de atraso, del ataque contra la AMIA, se consideró
poco serio. Si Galeano les dio ahora alguna credibilidad a las llamadas,
en lugar de hacer la alharaca que puso en marcha ayer, hubiera investigado
con seriedad en forma silenciosa y con paciencia.
Llama la atención que desde el juzgado lancen estos impactos
que constituyen verdaderos bloopers. Y encima lo hacen cuando está
en marcha el juicio oral y la atención debería estar
concentrada en la cantidad y calidad de las pruebas que allí
se exhiben. Es ahí donde se verá si el gobierno menemista
y el juez Galeano investigaron como corresponde o si primó
la falta de voluntad política para encontrar a los culpables
del peor atentado de la historia del país.
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