Por Diego Fischerman
La fuerza que logra en sus
interpretaciones se contradice, a primera vista, con la fragilidad que
trasluce en su vida personal. Martha Argerich es posiblemente la pianista
más temperamental, de sonido y fraseo más contundente de
la escena. Y, al mismo tiempo, rechaza las reglas implícitas de
la vida de concertista, sobre todo por el hecho de que las giras implican.
necesariamente, viajar y estar sola en ciudades desconocidas. Sin embargo,
parece haber encontrado una fórmula posible: hacer música
con amigos.
El primero de ellos es su ex marido Charles Dutoit, con quien lo sigue
uniendo una carrera artística de más de treinta años.
Juntos estarán, la semana que viene, en el Carnegie Hall neoyorquino,
en una noche de homenaje a Argentina en la que también
tocará el bandoneonista Daniel Binelli (hará el Concierto
para bandoneón y orquesta de Piazzolla). Nombres como los del cellista
Mischa Maisky, los violinistas Gidon Kremer o Ivry Gitlis y el pianista
brasileño Nelson Freire (a quien conoce desde que, siendo adolescentes,
ganaban concursos al mismo tiempo) están asociados de manera inevitable
con la figura de Martha Argerich. La pianista, en su visita anterior a
Buenos Aires (después de 11 años de ausencia), tocó,
además de con la Filarmónica de Buenos Aires, con Maisky
y con Freire. Entre el 10 y el 17 del mes próximo volverá
a actuar en esta ciudad y, nuevamente, llegarán algunos de sus
habituales camaradas. Siguiendo el modelo del festival de Beppu, en Japón,
durante una semana habrá una serie de conciertos, algunos de ellos
gratuitos, en los que Argerich será, además de protagonista,
anfitriona. Junto a ella, siempre en el Colón, estarán Gitlis
y Freire, entre los extranjeros, y las Orquestas Estable y Académica
del Teatro Colón y la Camerata Bariloche.
Parte del objetivo, según la pianista, es posibilitar que la distancia
entre músicos consagrados, nuevas revelaciones y público
sea la menor posible. En ese marco, no sólo habrá conciertos
(y el hecho de que una de las orquestas elegidas sea la Académica,
un grupo juvenil, no es un dato irrelevante) sino también clases
magistrales cuyos participantes tocarán música de cámara
en el Salón Dorado. La apertura será el sábado 10,
a las 20.30, con la Orquesta Estable del Colón dirigida por Roberto
Tibiricá. La pianista Zenaida Manfugás será la solista
en Rhapsody in Blue, Nelson Freire en Momoprecoce, una fantasía
para piano y orquesta de Heitor VillaLobos, y Martha Argerich tocará
el Concierto den Sol de Maurice Ravel. El día siguiente Argerich
hará el Quinteto Op. 44 de Schumann y El Carnaval de los animales
de Saint-Säens, con integrantes de la Camerata Bariloche y el pianista
Eduardo Hubert. Con la actuación como solistas, también,
de los pianistas Karin Lechner y Mauricio Vallina, uno de los acontecimientos
más llamativos será la serie de megaconciertos programados
para el jueves 15. A las 12, a las 18 y a las 20.30, Argerich compartirá
escenario en los tres conciertos con diversos músicos y haciendo
obras tan poco transitadas como el Andante y Variaciones para dos pianos,
dos cellos y corno de Schumann, la bizarra Danza española para
piano a ocho manos de Moritz Moszkowski o los Tres Romances para dos pianos
de Carlos Guastavino. La sorpresa mayor estará en el tercero de
los encuentros sonde Argerich y Hubert, junto a un grupo que incluye guitarra
eléctrica y percusión, toquen Tres minutos con la
realidad de Astor Piazzolla. Después, con Freire y la Orquesta
Académica, hará el Doble Concierto de Francis Poulenc.
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