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Washington descartó vínculos entre
Bin Laden y el atentado a la AMIA

Las llamadas anónimas recibidas en la embajada argentina en Arabia Saudita hace un año fueron estudiadas por Estados Unidos que negó conexión entre Al-Qaeda y el atentado. El sainete entre la SIDE, Cancillería y el juez Galeano. Polémica entre abogados.

El atentado a la AMIA, en julio de 1994, habría sido relacionado por una voz anónima con Bin Laden.

Por R. K.

“Las cintas no están. Las tienen los norteamericanos”. Esto le dijo anoche a este diario una calificada fuente de la Cancillería refiriéndose a las grabaciones en las que un hombre, supuestamente de Al-Qaeda, dijo hace un año que esa organización encabezada por Osama bin Laden fue responsable “de una explosión en Buenos Aires”. El anónimo –grabado en las cintas que no están– también indicaba que “Norteamérica recibirá una sorpresa” y mencionaba el 26 de setiembre de 2000 como la fecha de un ataque. Con tan precarios datos en la mano y sin siquiera escuchar las grabaciones, desde el juzgado de Juan José Galeano lanzaron con bombos y platillos la siguiente información: “Al-Qaeda se adjudicó el atentado contra la AMIA y adelantó los ataques en Nueva York y Washington”. Estos ataques, cabe recordar, se produjeron un año después de lo señalado por la voz anónima. Anoche, una fuente del gobierno de los Estados Unidos, citada por la agencia Reuters, “descartó que exista un vínculo entre Bin Laden, Al-Qaeda, y los atentados de la Argentina. No creemos esa versión”, le dijo a Reuters un integrante de la administración Bush.
El sainete de las llamadas anónimas a la embajada argentina en Arabia Saudita siguió ayer siendo patético:
- El diplomático Juan José Echegoyen, a cargo de la delegación en Ryad en aquel momento, confirmó que las llamadas existieron, el 20, 23 y 24 de setiembre de 2001 y que se grabaron. La voz decía, en nombre de Al-Qaeda, “nos hacemos responsables de una explosión en Buenos Aires. Norteamérica se llevará una sorpresa el 26”.
- Según la Cancillería, de inmediato le informaron a la SIDE, que no le dio importancia a la reivindicación del atentado por creerla poco seria, pero sí atendió a la amenaza, ya que desde 1998 Al-Qaeda se había volcado al terrorismo contra objetivos norteamericanos e israelíes. Por ello se instruyó a la Cancillería para que informe a la embajada de Estados Unidos en Ryad.
- Anoche trascendió que los diplomáticos argentinos les dieron a los norteamericanos las cintas con la grabación sin quedarse con una copia. Eso sí, está la transcripción, que tal vez registre minuciosamente lo que dijo la voz anónima. O tal vez no.
- La Cancillería sostiene que actuó de acuerdo a lo que correspondía, comunicando todo lo hecho a la SIDE.
- La central de espías se contradice. Por un lado sostiene que se enteró de todo hace 15 días, pero por el otro dio instrucciones de ponerse en contacto con los norteamericanos en aquel momento. Además, la Cancillería asegura que tiene, con recibo firmado incluido, los datos de las tres personas de la SIDE que fueron informadas y recibieron la transcripción en setiembre de 2001.
- En todo caso, ninguno se comunicó con el juez Galeano, encargado de la investigación de la AMIA, ni con la Corte, a cargo de la pesquisa por el atentado contra la Embajada de Israel.
Obviamente surge como interrogante por qué no le transmitieron nada al juez.
- Una razón podría ser la ineficacia, o sea la proverbial burocratización del Estado argentino. Uno le informó al otro, el otro no le dio importancia, el tercero se olvidó y así sucesivamente.
- Otra razón posible es que ni en la Cancillería ni en la SIDE le otorgaron seriedad a los llamados, algo que se perfila como probable.
- Y también está la alternativa de que todos intentaron ocultarle las cosas a Galeano porque encubrían algo. A primera vista, no parece muy creíble: no hay indicios de que en la SIDE y sobre todo en la Cancillería estén en la línea de encubrir a Bin Laden. La abogada de la DAIA, Marta Nercellas, reclamó porque el juez no fue notificado en su momento de las llamadas y hasta deslizó que en realidad la reivindicación de Al-Qaeda está en la línea de la investigación realizada por Galeano (ver aparte). Por su parte, Alberto Zuppi, letrado de Memoria Activa, sostuvo que “estamos ante otra cortina de humo para tapar una investigación deficiente”.

 

OPINION
Por Raúl Kollmann

Seriedad, por favor

El juez Juan José Galeano se enteró de que hace un año se produjeron tres llamadas a la embajada argentina en Arabia Saudita. Por un lado, Al-Qaeda reivindicaba “una explosión en Buenos Aires” y por el otro anunciaba para tres días más tarde –28 de setiembre de 2000– una “sorpresa para Norteamérica”.
A primera vista, todo tenía pinta de poco serio.
- Resultaba imposible comprobar si la voz anónima era o no de alguien de Al-Qaeda. Podría ser, por ejemplo, un enemigo de Al-Qaeda que quería involucrar a Bin Laden en los atentados de Buenos Aires.
- También resultaba extraño que se reivindicara el atentado contra la AMIA seis años después de ocurrido. Cien meses sin decir una palabra y, de golpe, una reivindicación, más aún tratándose de Al-Qaeda que no ha reivindicado ni uno solo de los atentados que se le adjudican.
- Las llamadas no aportaban ningún dato que confirmara que ellos fueron los autores. Por ejemplo, podrían haber dicho que “actuó el mártir fulano, quien ingresó a la Argentina con tal nombre”. Esa es una forma de reivindicar un atentado, porque indica un dato que supuestamente sólo sabe quien organizó el ataque. Hamas y Hezbolá hasta han mandado videos con imágenes de los suicidas.
- Al-Qaeda puso proa hacia el terrorismo contra Estados Unidos e Israel recién cuando constituyó el Frente Islámico Internacional, en los primeros meses de 1998. O sea mucho después de los atentados de Buenos Aires.
- Respecto del adelanto de la “sorpresa” contra Norteamérica, obviamente el 28 de setiembre no ocurrió nada y es ridículo aseverar que se anticiparon los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono, cometidos un año después. Tal vez, tal vez, la “sorpresa” podría referirse al ataque contra el USS Cole, en Yemen, concretado el 12 de octubre de 2000.
Reitero, todo indicaba que la información que recibió Galeano era poco seria. Sin embargo, supongamos por un instante que el magistrado consideró que eran datos fidedignos. En ese caso, en lugar de hacer alharaca y salir a la luz pública con estruendo, debió encararse una investigación seria:
- Averiguar calladamente cuál pudo ser el origen de las comunicaciones, de dónde se hicieron.
- Obtener un buen informe de los norteamericanos y lograr, en silencio, que devuelvan las cintas.
- Peritar las grabaciones para tratar de determinar qué tipo de dialecto árabe usó el individuo que llamó de incógnito, establecer si en las cintas hay algún ruido que podría significar una pista, interrogar a todo el personal de la embajada para ver si tienen algún indicio o hubo algún otro incidente previo.
En lugar de eso, Galeano –con el habitual acompañamiento de la DAIA– salió a instalar la información poco seria que surgió de las llamadas: que Bin Laden reivindicó el atentado contra la AMIA y que anticipó los atentados del 11 de setiembre.
Para colmo, la falta de seriedad arrasa con lo que él ha insistido una y otra vez: fue Irán y no Al-Qaeda o Afganistán. Curiosamente, ayer hubo un intento de sugerir que en realidad se trata de la misma pista. Falso.
- Imad Mughniyeh, alias “Carlos El Iraní”, al que Galeano y la Corte le quieren adjudicar, sin pruebas, los atentados de Buenos Aires, siempre trabajó para el Hezbolá y para el régimen chiíta de Irán. La realidad es que los iraníes repudian a Bin Laden y a los talibanes, a los que consideran una “deformación del Islam”, al punto que hace tres años estuvieron por entrar en guerra cuando éstos masacraron a los chiítas en Afganistán.
- Hezbolá no figura como integrante de Al-Qaeda en ningún trabajo de investigación serio.
- La última prueba de todo eso se publicó hace tres días en el diario inglés The Observer. “El gobierno iraní informó hoy que expulsó de suterritorio a Imad Mughniyeh, uno de los terroristas más buscados. Sin embargo, desde Washington no creen en esa información oficial y sostienen que Irán sigue protegiendo a Mughniyeh”.
Es hora de que en el caso AMIA se actué con seriedad, sin tirar petardos e información falsa.

 

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