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NICHOLAS PANES, ESPECIALISTA BRITANICO EN SEGURIDAD
“Argentina no es un blanco primario”

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Especialista en Argentina de Control Risks, una de las firmas más importantes a nivel mundial en temas de riesgo político y seguridad, Nicholas Panes indicó que Argentina no es un blanco primario del terrorismo internacional, pero mostró preocupación por los problemas de seguridad que generan el ajuste económico en ciertas instituciones sanitarias y la corrupción o ineficiencia del aparato de seguridad del Estado. “Los problemas económicos que enfrentan lugares como el Instituto Malbrán y los problemas de funcionamiento de instituciones clave para la seguridad pueden ser aprovechadas para un atentado terrorista”, indicó Panes a Página/12.
–¿Cómo evalúa el peligro de un ataque bioterrorista en Argentina?
–Sobre el caso específico de ántrax, podemos ver con toda claridad por la reacción de la gente que el bioterrorismo tiene un impacto psicológico masivo. Queda claro también que es una amenaza global. No creo que Argentina sea un blanco primario. La elección de blancos obedece a una serie de factores: la campaña militar contra Afganistán, razones religiosas, rencores históricos. Pienso que la mayoría de los ataques se dirigirán contra Estados Unidos, Europa o blancos judíos en todo el mundo. Claro que es muy difícil de predecir. Quedó demostrado el 11 de setiembre que no hay lugares seguros y todos los países son vulnerables.
–En los atentados de 1992 y 1994 se consideró a Argentina un soft target (blanco fácil). ¿Es esta la evaluación actual?
–Desde esos atentados, las medidas de seguridad se incrementaron, en especial en torno de blancos judíos. Y a partir del 11 de setiembre, se ajustó la seguridad alrededor de posibles objetivos diplomáticos. Esto es positivo, pero en el marco sudamericano, Argentina y Paraguay son los países de mayor riesgo debido a presuntos vínculos de grupos extremistas islámicos en la comunidad árabe de la frontera tripartita de Argentina, Brasil y Paraguay. A esto se añade, la importante comunidad judía que hay en Buenos Aires. Por eso, las precauciones que se han tomado son mayores que en otros países.
–Se ha vinculado a los atentados de 1992 y 1994 con la política exterior de Carlos Menem y con que fue el único país latinoamericano que envió tropas al Golfo. ¿Cree que el fuerte apoyo a Estados Unidos del gobierno de Fernando de la Rúa podría convertir a Argentina en un blanco de ataque?
–Hay que tener en cuenta dos cosas. La vinculación entre los atentados de los 90 y la política exterior del gobierno de Menem es sólo una teoría. No sabemos si existió este vínculo. Y si bien el gobierno de Fernando de la Rúa apoya a Estados Unidos, no ha enviado efectivos. Es decir que no se diferencia del que brindaron otros países en América Latina.
–Kenia y Argentina fueron objeto de ataques terroristas en la década pasada. ¿El hecho de que ambos tengan casos confirmados de ántrax indicaría alguna conexión entre aquellos hechos y éstos?
–Habría que determinar, al igual que con Kenia, quien lo envió. Mientras no se sepa es imposible hacer hipótesis. Y en el caso de Argentina todavía no se sabe quiénes fueron los responsables de los atentados de los 90, de modo que sería imposible establecer un vínculo.
–Aun si se mejoró la seguridad, existe el problema de la corrupción en el aparato de seguridad del estado. ¿No existe el peligro de una connivencia con elementos terroristas?
–Es una posibilidad. No sabemos si hubo o no connivencia entre la policía y elementos terroristas en el ataque de 1994 y cuanto más tiempo pase más difícil será saberlo. El peligro persiste, pero es un riesgo individual más que institucional. Dependerá de los motivos ideológicos ode recompensa económica que le proporcione a un individuo determinado su vinculación con un grupo terrorista.
–¿Le preocupan las medidas de austeridad económica que afectan a algunas instituciones clave de Argentina como el Instituto Malbrán? ¿No se está generando una vulnerabilidad muy especial en sectores que pueden ser cruciales para la seguridad nacional?
–Sin duda. Las dificultades que tienen el Malbrán y otras instituciones son una debilidad en el sistema de seguridad sanitaria. Corresponde al gobierno solucionar este tema. Estas instituciones médicas necesitan los recursos y la infraestructura necesaria para lidiar con situaciones de emergencia

 

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