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ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA
DESPLEGARON LAS PRIMERAS FUERZAS ESPECIALES
Desembarco en un laberinto de traiciones

Las fuerzas angloamericanas
ya están operando dentro de Afganistán, pero las fidelidades dudosas de los señores de la guerra locales y la falta de acción previa al 11 de setiembre por parte de la CIA prometen una campaña más dura de lo que primero pareció.

Por Julian Borger y Richard Norton-Taylor *
Desde Washington y Londres

Funcionarios del Pentágono dijeron ayer que unidades de las fuerzas especiales norteamericanas están operando en territorios controlados por los talibanes para apoyar una operación de la CIA destinada a persuadir a los señores de la guerra pashtunes y sus combatientes para que deserten antes de que empiece el asalto terrestre. El Departamento de Defensa también confirmó informes de la opositora Alianza del Norte de que un equipo de oficiales norteamericanos había sido despachado al norte de Afganistán para coordinar sus acciones con las fuerzas rebeldes que están tratando de capturar la ciudad de Mazar-i-Sharif. Unidades reducidas de las fuerzas especiales estadounidenses y tropas británicas SAS han realizado misiones dentro y fuera de Afganistán desde los ataques terroristas del 11 de setiembre contra Nueva York y Washington, tendiendo contactos iniciales con grupos antitalibanes y buscando objetivos potenciales para la campaña de bombardeos lanzada cerca de un mes después.
Los funcionarios del Pentágono enfatizaron que las operaciones de combate terrestre apuntadas contra los líderes talibanes y la organización Al-Qaeda de Osama bin Laden todavía no habían empezado, pero que la llegada de más equipos permanentes de coordinación en el sur y en el norte marca una clara escalada de la intervención de las fuerzas especiales. Los militares desplegados provienen de las fuerzas especiales de Boinas Verdes que conocen los dialectos locales y cuyas especialidades son el contacto con grupos aliados o potencialmente aliados, la operación detrás de las líneas enemigas para provocar deserciones y el entrenamiento militar. También toman parte de la operación especialistas en guerra psicológica y asuntos civiles, bajo el control del comando de operaciones especiales norteamericano en Tampa (Florida). Su misión es minimizar los combates futuros persuadiendo a los guerrilleros talibanes de rendirse. La milicia talibán tomó el poder en Afganistán hace cinco años con la ayuda de una coalición frágil de señores de la guerra de la población dominante pashtún, cuya lealtad es conocida como poco superficial y volátil.
Ex agentes se lamentaron de que la CIA desatendió los contactos con los grupos antitalibanes antes de los ataques del 11 de setiembre. Desde entonces, se supo que la CIA tiró plata y mano de obra en Afganistán, al enviarlos para reunir información de inteligencia entre la Alianza del Norte y sus prisioneros de guerra. Informes de oficiales del Pentágono confirmaron que la CIA también envió gente al sur de Afganistán para que se contacten con los grupos pashtunes y aquellos señores de la guerra que estaban dispuestos a renunciar a los talibanes. Pero los contactos iniciales parecen haber sido interrumpidos por el ISI, el servicio de inteligencia paquistaní.
La llegada de oficiales militares al sur de Afganistán sugiere que la campaña para socavar a los talibanes desde dentro ya comenzó. “La mejor batalla es la que no se pelea”, declaró el mayor Andy Messing, ex soldado de las fuerzas especiales norteamericanas. “Los Rangers y la Décima División de Montaña son realmente buenas si lo que se quiere es un puño. Pero también se necesita una mano abierta que haga innecesarios los combates. Esto es lo que hacen las fuerzas especiales y los grupos de operaciones psicológicas y asuntos civiles”.
Aviones de carga Hércules EC-130 han estado lanzando volantes en las áreas controladas por los talibanes, urgiendo a las tropas a rendirse, y hay una corriente constante de desertores. De todos modos, las defecciones en masa que esperaban los estrategas militares norteamericanos aún no se materializó. La ofensiva de la Alianza del Norte en Mazar-i-Sharif también es un dolor de cabeza para el Pentágono. A comienzos de esta semana, los voceros militares norteamericanos habían dicho que la oposición afgana habían alcanzado los alrededores del aeropuerto de la ciudad y que estabanmuy cerca de ella. Pero los talibanes presentaron una muy fuerte resistencia y en varias áreas parecen haber expulsado a la Alianza del Norte.
Mazar-i-Sharif está en un cruce de caminos de gran importancia estratégica en el norte de Afganistán, cerca de la frontera con Uzbekistán. Funcionarios del Pentágono dijeron ayer a los periodistas que los aviones norteamericanos –incluyendo los que parten desde las naves en el Mar Arábigo y los F-15 Strike Eagle, en bases del Golfo Pérsico– podrían ser utilizados para darle “apoyo aéreo cercano” a la Alianza del Norte, y que para ello usarán bombas guiadas por láser y misiles Maverick aire-tierra para atacar los frentes de combate talibanes. “Tendrán ayuda en materia de alimentos. Tendrán ayuda en materia de municiones. Tendrán ayuda en materia de apoyo aéreo y asistencia militar”, enumeró el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld.
Es probable que las fuerzas especiales estén ya entre las tropas de la Alianza del Norte, apuntando a blancos potenciales y dándoles equipos láser para que ayuden a identificar los objetivos a los aviones norteamericanos. Oficiales militares estadounidenses también confirmaron informes de que hay un equipo operando a lo largo del mando militar de la Alianza del Norte. Un comandante de la Alianza le dijo a la agencia Reuters que ocho soldados norteamericanos llegaron al norte de Afganistán y se movieron con el general de la Alianza Rashid Dostum. “Sí, están con el general Dostum en Dara-i-Suf”, dijo Ustad Attah Mohammad, refiriéndose a una ciudad que está a 40 kilómetros de Mazar-i-Sharif. “Son ocho y llegaron hace algún tiempo por helicóptero. Los helicópteros se volvieron y estos hombres parecen de inteligencia o reconocimiento, más que tropas terrestres”.
El embajador talibán en Pakistán, Abdul Salam Zaeef, negó ayer informes sobre deserciones en sus filas. “Tenemos bajas en el plano militar, pero nuestras tropas todavía son fuertes”, dijo. “Y lo más importante, nuestra fe es muy alta”. El canciller talibán, Wakil Ahmed Muttawakil, habría estado en Pakistán el fin de semana pasado para reemplazar el liderazgo talibán en Afganistán por otra facción más moderada. “Esto es completamente falso. El no estuvo en Pakistán. Nuestro gobierno es fuerte y está unido”, declaró Zaeef.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 

Claves

- Ayer se registraron dos casos de infección con ántrax: un empleado del New York Post y otro empleado de correo de Nueva Jersey, cuyos casos se confirmaron. También llegó una carta con ántrax a un periodista del New York Times en Brasil. En Chile hubo una falsa alarma y en Gran Bretaña fue cerrada la Cámara de los Comunes ante el peligro de ataques.
- Tropas especiales norteamericanas penetraron en Afganistán, en lo que sería la segunda fase de los ataques, pero hay informes de que la primera no alcanzó los objetivos previstos. Estas tropas están coordinando sus acciones con la antitalibán Alianza del Norte para avanzar sobre las ciudades de Mazar-i-Sharif y Kabul.

 

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