Por Diego Fischerman
Música para la muerte.
O, tal vez, para la vida eterna. O, simplemente, un texto en que se habla,
entre otras cosas, de los días de ira, y que sirvió
de motivo o de pretexto para varias de las obras más
importantes de la historia de la música, desde la Missa pro defunctis
de Johannes Ockeghem una de las piezas clave de la polifonía
renacentista hasta el reciente Requiem de Pascal Dusapin, pasando
por Mozart, Cherubini, Gossec, Berlioz, Duruflé, Britten y, por
supuesto, Giuseppe Verdi. Pensado inicialmente en memoria de Gioacchino
Rossini, y luego escrito y estrenado en 1874 para homenajear al poeta
Alessandro Manzoni, su Requiem es una de las cumbres del repertorio y
volverá a escucharse a en el Teatro Colón a partir de mañana.
Con funciones, además de la del estreno, el martes 23, jueves 25,
sábado 27 y martes 30, esta versión, dirigida por Mario
Perusso, será además un homenaje a Vittorio Sicuri, quien
dirigió el Coro Estable del Teatro hasta su muerte, el pasado 13
de octubre. El coro fue preparado por Miguel Martínez y, junto
a él y la Orquesta Estable del Colón, actuarán la
soprano norteamericana Andrea Gruber, la mezzosoprano griega Markella
Hatziano, el tenor dominicano Francisco Casanova y el bajo eslovaco Sergei
Koptchak.
Los solistas convocados están entre los más destacados cantantes
verdianos del momento. Gruber, graduada en la Manhattan School of Music,
debutó precisamente con esta obra, en el Festival de Ravinia, con
la Sinfónica de Chicago dirigida por James Levine. En la presente
temporada, cantó el papel de Abigail (Nabucco, también de
Verdi) y Tove (Gurrelieder de Schönberg), durante la gira que el
MET realizó por Japón. Hartziano, estrella en la única
grabación discográfica de la excelente ópera Macbeth,
de Ernst Bloch, fue caracterizada por el Boston Globe Herald como la
voz de mayor riqueza escuchada en los últimos treinta años,
a partir de su interpretación del papel de Dalila en la ópera
de Saint-Säens.
Francisco Casanova, por su parte, fue ganador del primer premio para voces
masculinas en el XXVIII Concurso Internacional de Canto Francisco
Viñas de Barcelona, España y debutó, en enero
de este año, en el Metropolitan Opera House con Il trovatore. Sergei
Koptchak cantó casi todos los grandes papeles de su cuerda en las
principales salas del mundo: Met, Covent Garden, Opéra de París,
Scala de Milán y Festival de Salzburgo, entre otras. Los cuatro
tendrán una composición que parece acudir, más que
a un sentimiento religioso en particular, a algo más general y,
sobre todo, más humano.
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