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La obra religiosa en que el laico
Giuseppe Verdi le canta a la vida

Valor: Pensado en memoria de Gioacchino Rossini, y estrenado en 1874 para homenajear a Alessandro Manzoni, es una
de las cumbres del repertorio
de Verdi.

El Requiem de Verdi data de1874.
Mañana se escuchará en el Colón.

Por Diego Fischerman

Música para la muerte. O, tal vez, para la vida eterna. O, simplemente, un texto en que se habla, entre otras cosas, de los “días de ira”, y que sirvió de motivo –o de pretexto– para varias de las obras más importantes de la historia de la música, desde la Missa pro defunctis de Johannes Ockeghem –una de las piezas clave de la polifonía renacentista– hasta el reciente Requiem de Pascal Dusapin, pasando por Mozart, Cherubini, Gossec, Berlioz, Duruflé, Britten y, por supuesto, Giuseppe Verdi. Pensado inicialmente en memoria de Gioacchino Rossini, y luego escrito y estrenado en 1874 para homenajear al poeta Alessandro Manzoni, su Requiem es una de las cumbres del repertorio y volverá a escucharse a en el Teatro Colón a partir de mañana.
Con funciones, además de la del estreno, el martes 23, jueves 25, sábado 27 y martes 30, esta versión, dirigida por Mario Perusso, será además un homenaje a Vittorio Sicuri, quien dirigió el Coro Estable del Teatro hasta su muerte, el pasado 13 de octubre. El coro fue preparado por Miguel Martínez y, junto a él y la Orquesta Estable del Colón, actuarán la soprano norteamericana Andrea Gruber, la mezzosoprano griega Markella Hatziano, el tenor dominicano Francisco Casanova y el bajo eslovaco Sergei Koptchak.
Los solistas convocados están entre los más destacados cantantes verdianos del momento. Gruber, graduada en la Manhattan School of Music, debutó precisamente con esta obra, en el Festival de Ravinia, con la Sinfónica de Chicago dirigida por James Levine. En la presente temporada, cantó el papel de Abigail (Nabucco, también de Verdi) y Tove (Gurrelieder de Schönberg), durante la gira que el MET realizó por Japón. Hartziano, estrella en la única grabación discográfica de la excelente ópera Macbeth, de Ernst Bloch, fue caracterizada por el Boston Globe Herald como “la voz de mayor riqueza escuchada en los últimos treinta años”, a partir de su interpretación del papel de Dalila en la ópera de Saint-Säens.
Francisco Casanova, por su parte, fue ganador del primer premio para voces masculinas en el XXVIII Concurso Internacional de Canto “Francisco Viñas” de Barcelona, España y debutó, en enero de este año, en el Metropolitan Opera House con Il trovatore. Sergei Koptchak cantó casi todos los grandes papeles de su cuerda en las principales salas del mundo: Met, Covent Garden, Opéra de París, Scala de Milán y Festival de Salzburgo, entre otras. Los cuatro tendrán una composición que parece acudir, más que a un sentimiento religioso en particular, a algo más general y, sobre todo, más humano.

 

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