Por G. A. U.
Desde Washington D.C.
Esa impresión es
incorrecta y le voy a decir por qué. Philip Reeker, portavoz
del Departamento de Estado, no pudo ocultar su irritación ante
la pregunta de Página/12. Quizá ni siquiera intentaba hacerlo.
Probablemente no esperaba ser emboscado de esta forma en una conferencia
de prensa más bien protocolar celebrada esta semana en el Centro
de Prensa Extranjera de Washington. Cerca del fin del encuentro, luego
de contestar con risas a un periodista de Ghana que le hizo una pregunta
algo excéntrica sobre la selección de fútbol norteamericana,
Reeker tuvo que lidiar con una crítica que ya había circulado
veladamente en los matutinos. El secretario de Estado Colin Powell
acaba de visitar India y Pakistán: durante su visita recrudecieron
los enfrentamientos entre esos países en la provincia de Kashmir,
y el secretario fue criticado de inconsistencia por sus anfitriones...
Objetivamente, ¿no diría que su visita solo logró
empeorar la situación?
La pregunta era de sí o no. Imposible eludirla con la necesidad
de no discutir detalles operacionales (la respuesta usual
a las preguntas militares), afirmando que la justicia está
investigando el tema (la respuesta a las preguntas sobre ántrax),
o bien el no queremos entrar en discusiones hipotéticas
(sobre el tema de con qué Washington se propone reemplazar a los
talibanes en Afganistán). Pero no había mala voluntad. El
cuestionamiento no era excesivamente original, y su base empírica
era bastante sólida.
En principio, puede probarse cuantitativamente que en Kashmir, provincia
fronteriza donde India intenta reprimir una insurgencia islámica
apoyada por Pakistán, la violencia se intensificó del modo
más dramático posible mientras que el secretario pasaba
por Islamabad y Nueva Delhi. Poco después de que llegara a la capital
de Pakistán el lunes, el ejército indio bombardeó
posiciones paquistaníes al otro lado de la Línea de
Control, causando decenas de bajas, debidamente televisadas. Era
en represalia por un atentado contra la capital de la parte india de Kashmir,
Srinagar, que había causado 38 muertos igualmente televisados.
Y poco después de que Powell abandonara Nueva Delhi el martes,
Pakistán denunció que el ejército indio estaba concentrando
tropas y aviones en la frontera con Kashmir. Antes, durante y después
de su visita, el Departamento de Estado afirmó que la misión
del secretario era pedirles a los dos que se calmen e impedir
que dos potencias nucleares entren en guerra en la retaguardia de la ofensiva
norteamericana contra Afganistán. Ninguno de ellos, sin embargo,
parece haberle hecho demasiado caso.
Esto lleva a la segunda crítica contra Powell que comienza a oírse
en la capital norteamericana. Sin duda, el conflicto en Kashmir es extremadamente
difícil de solucionar, y nadie le pedía que lo resolviera
o siquiera congelara durante su visita. Pero sus gestiones estuvieron
marcadas por una inconsistencia más bien gratuita que irritó
a los gobiernos paquistaní e indio mucho más de lo necesario.
En Pakistán, Powell les dijo a sus anfitriones que el conflicto
de Kashmir era central a sus relaciones con India, país
que no lo tomó a bien dado que parecía establecer una paridad
moral entre India, que legalmente defiende su territorio soberano, y Pakistán,
que financia una muy sangrienta campaña terrorista y de guerrillas
apoyadas por Osama bin Laden para quitárselo. Una vez fuera de
Pakistán y bajo la fuerte presión del canciller indio Jaswant
Singh, Powell clarificó que no, la causa de la inestabilidad
era el terrorismo tras-fronterizo de Pakistán. Un alto
funcionario indio se quejó de que Powell dice una cosa en
Pakistán y otra aquí.
Creo que el secretario tuvo éxito en reunir el apoyo de estos
países a la campaña antiterrorista que se desarrolla en
Pakistán, dijo Reeker a Página/12. ¿Pero no
era su objetivo central mediar algún tipo de tregua para que no
estallara una nueva guerra? El secretario de Estado dejó
muy en claro la condena norteamericana a cualquier tipo de atentados terroristas,
tales como el efectuado en Srinagar en Kashmir. ¿Pero no
empeoró la crisis en Kashmir tras su visita? El conflicto
de Kashmir se desarrolla desde hace mucho tiempo, y creó que esa
impresión surge porque los medios tienden a solo prestarle atención
en momentos puntuales, como cuando el secretario de Estado visita la región.
Pero esta publicidad es precisamente lo que Powell podría haber
usado para presionar a ambos países a frenar la escalada, y en
todo caso era el mejor motivo para que Powell mostrara consistencia en
su mensaje a los diferentes gobiernos. Pero se dio fin a la conferencia
de prensa, y Reeker no tuvo la oportunidad de aclarar los detalles.
A
EE.UU. se le cae encima la estantería mediooriental
Para la coalición antiterrorista
liderada por Estados Unidos, era crucial una reconciliación israelo-palestina,
que diera a la alianza contra Afganistán al menos la pátina
de una legitimidad árabe-islamista. Hasta el martes de esta semana,
incluso el primer ministro israelí de línea dura Ariel Sharon
se había sometido a la exigencia norteamericana, apoyando un Estado
palestino. Pero entonces el FPLP (Frente Popular para la Liberación
de Palestina, una organización extremista laica basada en Siria)
le dio literalmente un balazo en la cabeza a los preacuerdos, matando
a Rahavam Zeevi, un ministro de Turismo que había renunciado en
protesta por las concesiones de Sharon. El resultado es que todo volvió
a fojas cero y más atrás aún: Israel hizo saber ayer
que considera a la Autoridad Palestina de Yasser Arafat como una organización
terrorista, los tanques israelíes ampliaron su ataque en Beit Jala
y una de las retaguardias más cruciales de la guerra contra Afganistán
arde como en los mejores tiempos.
En la práctica, Israel ya se comporta con la Autoridad Palestina
como frente a cualquier organización que apoya el terrorismo,
informaron ayer fuentes oficiales. Y es que el rechazo al ultimátum
de Sharon de entregar a los asesinos de Zeevi hizo que la organización
de Arafat sea considerada como mínimo cómplice
de los terroristas. Por ello, y a pesar de que Arafat habría detenido
a un importante número de militantes del FPLP, continúa
la política de no tener contacto con las autoridades palestinas.
En diálogo con la prensa, Arafat insistió en que Israel
no puede pedir la extradición de los asesinos por el simple hecho
de que esto no figura en los acuerdos firmados con ese país. Sin
embargo, expresó su voluntad de reanudar el diálogo con
Israel.
Las represalias israelíes, que comenzaron inmediatamente después
del ataque a Zeevi y que ayer continuaban, tienen por objetivo arrestar
a los terroristas y evitar más atentados, resumió
el portavoz del gobierno, Ariel Mekel. En ese sentido, un comunicado del
ejército israelí sostiene que las incursiones en territorios
palestinos son llevadas a cabo en nombre de la legítima defensa,
porque está claro que la Autoridad Palestina no hizo nada para
impedir las operaciones terroristas ejecutadas desde su territorio.
Estas consisten en un refuerzo del bloqueo y en detenciones en sector
autónomo en Jenín, Tulkarem, Naplusa, Kalkiliya, Ramalá
y Belén.
A pesar del pedido de Estados Unidos para que Israel detuviera su ofensiva
y replegara sus tropas lo cual será tratado el martes entre
el secretario de Estado de ese país Colin Powell y Shimon Peres,
ayer continuaban las incursiones israelíes en sectores autónomos
en Cisjordania. Con los 10 muertos de ayer entre ellos una mujer
embarazada ya suman 20 las personas muertas en este conflicto, y
los israelíes aseguran que son terroristas en su mayoría.
Por la noche, helicópteros israelíes dispararon misiles
contra un edificio en Belén (Cisjordania), donde estaban escondidos
francotiradores palestinos. En la ciudad de Tulkarem, palestinos armados
lucharon contra los tanques que entraron desde varias direcciones. En
el ataque murieron dos oficiales de seguridad palestinos. En Kalkilia,
localidad cercana a la frontera con Israel, los israelíes tomaron
un edificio que pertenece a las fuerzas de seguridad palestina y destruyeron
posiciones palestinas en las afueras de ambas ciudades. Israel detuvo
una veintena de sospechosos, entre los que se encuentran miembros de Hamas
y Tanzim, (el brazo armado del grupo de Arafat, Al Fatah).
HABLA
EDWIN YABO, DE LA EMBAJADA DE ISRAEL
Arafat tercerizó el terror
El FPLP coloca coches
bomba sin suicidas dentro de la línea verde del Estado de Israel.
Tanzim, el grupo armado de Al Fatah, son los que se dedican a hacer emboscadas
a autos que van por los territorios. El Hamas y la Jihad islámica
hacen atentados suicidas con hombres bombas. Por lo general hay una coordinación
de ese trabajo, y Arafat es el responsable, dijo a Página/12
Edwin Yabo, primer secretario de la Embajada de Israel, a partir de la
crisis abierta por el asesinato del ministro de Turismo Rahavam Zeevi.
Con el asesinato de Rahavam Zeevi, ¿se terminaron las negociaciones?
En principio el gobierno suspendió todo contacto con la Autoridad
Palestina. Creo que llegó el momento de determinar claramente si
la Autoridad Palestina da refugio y/o coopera o no con grupos terroristas.
Si no lo hace, estamos listos para continuar con el proceso de paz y llegar
a la solución pacífica del conflicto palestino israelí.
Pero si sigue con sus conexiones con el terrorismo, al auspiciar estos
grupos armados, entonces hay que pensar en la Autoridad Palestina como
se piensa del gobierno talibán, que da auspicio a otros grupos
terroristas como AlQaeda.
Arafat dice que Israel quiere asesinarlo.
Es algo que viene diciendo desde hace décadas y lo sigue
diciendo porque sigue vivo. Recuerdo que en la guerra del Líbano,
él decía que Israel lo quería matar, e Israel para
demostrar que no tenía ninguna intención de asesinar a Arafat
publicó una foto de su refugio secreto mientras él desayunaba
ese día: no hay ningún interés de asesinar a Arafat,
lo que queríamos hacer con Arafat era firmar un acuerdo de paz,
que él rechazo.
¿En qué medida Arafat es representativo de los palestinos?
Nosotros no elegimos las autoridades políticas de ningún
país. En estos momentos la autoridad política de la Autoridad
Palestina es Arafat. El cuenta con todo el apoyo interno necesario para
imponer la ley, imponer sus puntos de vista. Puede ser que haya algunas
diferencias pero eso no implica que Arafat no tenga el poder. Lo ha demostrado
varias veces. Desde Beit Jala se venía atacando continuamente al
barrio judío de Gilo en Jerusalén hasta que Israel hizo
un ultimátum, hubo presión internacional y Arafat detuvo
completamente esos ataques hasta hace unos días.
Si bien Arafat venía controlando los distintos grupos, pareciera
que cada vez menos tiene la posibilidad real de contenerlos. ¿Está
en desacuerdo con eso?
Sí. El crea los distintos grupos armados, llamémolos
legales, justamente para tener más poder, para poder dominar. No
nos olvidemos que Arafat no es el mejor ejemplo de un demócrata,
republicano, que defiende los derechos humanos. Como cualquier otro dictador,
domina a través de sus distintos brazos armados. Antes había
grupos armados que no pertenecen a la autoridad palestina, que tradicionalmente
estaban en contra de él por el proceso de Oslo. Pero desde que
Arafat rechaza el proceso de paz y entra en la vía de la violencia,
hay una coordinación completa con esos grupos.
¿Específicamente con qué grupos y de qué
tipo es la coordinación?
Uno ve de qué tipo de atentado se trata, cómo se produce
y dónde y cuándo y se da cuenta de que hay una división
de trabajo. Por ejemplo, el FPLP coloca coches bomba sin suicidas dentro
de la línea verde del Estado de Israel. Tanzim, el grupo armado
de Al Fatah, son los que se dedican a hacer emboscadas a autos que van
por los territorios. El Hamas y la Jihad islámica hacen atentados
suicidas con hombres bombas. Por lo general hay una coordinación
de ese trabajo, y Arafat es el responsable de ponerle coto. Nuestro punto
de vista es que Arafat sí tiene el poder para controlarlo.
Pero una cosa es tener el poder de fuerza, de hecho y otra es que
Arafat sea legítimo.
La legitimidad de Arafat en la calle es muy amplia aunque esté
subiendo la de otros grupos. Arafat sigue siendo el líder histórico
y mítico del pueblo palestino y tiene un poder de fuerza tal como
no existe otro en medio oriente. En el Medio Oriente, en los países
donde el manejo político es autoritario, tener el poder es tener
el poder de fuego: no existe otra posibilidad. El ahora aparentemente
encarceló a militantes del FPLP: él decidió cuándo
encarcelarlos, cuándo excarcelarlos (en febrero de este año),
y ahora de vuelta los encarcela. El está tercerizando a través
de estos grupos, tal como viene haciendo en estos siete u ocho años
de proceso de paz: terceriza esta violencia que no pasa directamente a
través de él pero que él controla.
El asesinato de Zeevi se da en un contexto en que Estados Unidos
e Inglaterra daban un nuevo impulso a un Estado palestino con optimismo,
por su necesidad de generar nuevas alianzas contra los talibanes. Sharon
aceptó hablar del Estado palestino. ¿Cómo cambia
esto el asesinato de Zeevi?
El tema del Estado palestino no es un problema para nosotros: jamás
lo fue. Estamos de acuerdo con Bush y con Blair. La segunda parte de su
mensaje también es que Israel tenga fronteras seguras y que los
palestinos nos respeten. Sharon también pidió ciertas limitaciones
para ese Estado palestino pero por cuestiones de nuestra seguridad. Pero
sinceramente creo que nadie piensa que a raíz del asesinato de
Zeevi, haya otra solución. Es la única solución,
dejar de una vez por todas el camino de la violencia y del terrorismo.
¿Cómo le parece que se hace para salir de esta situación?
Porque Israel ya empezó con la represalia, lo cual había
anunciado. ¿De qué manera va a jugar Estados Unidos, que
pide moderación? ¿No se van a tensar las relaciones aún
más?
Desde mi punto de vista hemos llegado a un límite donde es
necesario que se pongan las cartas sobre la mesa, que fue lo que hicimos
en el año 2000 con las propuestas máximas que nosotros podíamos
dar. A partir de esas propuestas, toda demanda de más implica un
suicidio. Ahora Arafat tiene que tomar esa decisión, la presión
está y tiene que estar sobre él, no sobre Israel, y los
palestinos tiene que decidir cual es el camino que van a tomar.
Entrevista: Giselle Cohen.
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