Por S. M.
Que Ramón Puerta haya
sido gobernador de Misiones y fuera electo senador el domingo pasado cuenta
sólo oblicuamente quién es. Soy un componedor,
gusta decir de sí mismo. Tan componedor parece ser que, cuando
se consulta a los distintos referentes del PJ sobre su persona, todos
lo consideran como propio. Pero, a no confundirse, no lo es.
El ex gobernador es, actualmente, uno de los arquitectos del Frente Federal,
el núcleo de mandatarios de once provincias chicas
que lo tienen como referente, y a quien apoyarían para conducir
el partido. Por lo pronto, es candidato a quedarse con la presidencia
provisional del Senado, desplazando al radicalismo, en contra de la voluntad
del Gobierno y de algunos compañeros de su partido. En este reportaje,
Puerta adelanta cómo terminará la negociación Nación-provincias,
vaticina que en la interna del PJ habrá más de dos fórmulas
y define a Carlos Ruckauf, José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann,
Eduardo Duhalde y Carlos Menem.
¿Habrá acuerdo con el Gobierno mañana o el
martes?
Yo me inclino más hacia el martes, siempre y cuando desde
el gobierno nacional se comprenda que los 1364 millones son imposibles
de negociar. La intangibilidad de esa cifra no viene dada sólo
por la ley de Déficit Cero, sino también por la desesperante
necesidad de nuestros pueblos. En esa cifra está el oxígeno
de los hospitales, el sueldo de los maestros, el remedio de los enfermos,
la comida de los chicos que van a las escuelas.
Pero el Gobierno dice que las provincias pueden seguir ajustando.
Temo que estén cayendo en un absoluto desconocimiento con
estas cosas. Se han olvidado que desde el 12 de agosto de 1992 hasta la
fecha fuimos cediendo recursos a la Nación que hoy significarían
1000 millones por mes. Hay que entender que estamos recibiendo 1364 millones
habiendo resignado 1000. Es una desproporción en términos
económicos. Y sobre que las provincias gastan mucho y mal, la hipótesis
se cae si comparamos con lo que gasta la Nación y cómo lo
administra: la deuda provincial es menos del 20 por ciento de la deuda
nacional; el déficit de las provincias es un 25 por ciento del
déficit de la Nación. Son números que muestran la
injusticia del reclamo de la Nación. En los otros puntos estamos
bien, porque la refinanciación que ofrece el gobierno nacional
es buena.
Usted no le cree al Gobierno cuando les dice que no tiene más
plata.
Eso es infantil. La Nación, en un pésimo mes como
fue septiembre, recaudó 3500 millones. Todos sabemos que 1364 es
menos que 3500. Ahí se cae el argumento del Gobierno. Lo que ocurre
es que no hay plata para nosotros porque nos ponen últimos en la
lista de prioridades; en vez de segundos hemos quedado quintos o sextos.
¿Hasta dónde están dispuestos a seguir?
Cero de flexibilidad en la cifra de 1364. Y lo digo por todos los
gobernadores peronistas y la mayoría de los radicales. Es gravísimo
lo que puede pasar en las provincias si aflojamos en este tema, porque
no hay más margen. Sí hay un margen, que creo que va a ser
la solución: cuando la Nación no recaude los 1364, y si
nos ponen segundos en la orden de prioridades, podría darse que
aceptemos bonos nacionales que signifiquen endeudamiento de la Nación,
no de las provincias.
¿Usted quiere ser vicepresidente?
No, de ninguna manera. El cargo de vicepresidente quedó vacío
cuando Chacho Alvarez se fue; el gobierno nacional no llenó ese
vacío, convocando a elecciones en forma inmediata. Sí se
ha llenado en la escala de sucesión. Pero creo que ahí también
estuvo uno de los hechos de mayor debilidad de la Administración
de De la Rúa: puso a un hombre que políticamente es débil
(Mario Losada). Viene de una provincia en la que nunca ganó una
elección. En la última volvió a ser derrotado. De
todos los que fueron a elecciones el domingo 14, el hombre de la Alianza
con mayor nivel en la escala del poder fue a elecciones en su provincia
y perdió. El poder es cruel. El poder no perdona, no combina con
el vacío ni con la debilidad. Si fuera De la Rúa, tendría
al frente del Senado a un hombre del partido ganador. Además, no
se puede conducir un cuerpo de 72 miembros con 25, cuando hay otro que
tiene 41.
Es una demostración de poder.
Hay temas mucho más profundos que éste formal, y es
un problema argentino: la falta de poder político de quienes gobiernan
la Nación.
Pero ustedes no le darían poder político a quien gobierna
la Nación.
Sí, cómo no. Le daríamos gobernabilidad, y
el sostén político de saber que las leyes que el Gobierno
necesita, las va a tener. Eso significa que los que queremos ser gobierno
en el 2003 quedaríamos entrampados. Un poquito de inteligencia,
y cumplimos los dos objetivos: que De la Rúa llegue al 2003 y que
nosotros podamos asumir en el 2003. Y que los argentinos todavía
confíen en el sistema.
Usted es el emergente de las provincias chicas para
ocupar la presidencia del Senado. Sin embargo, Eduardo Duhalde no está
de acuerdo.
No vamos a quebrar el bloque. Vamos a llegar, si es posible, con
unanimidad de criterios. Tenemos a favor que esta decisión se debe
tomar a fines de noviembre. Va a haber racionalidad en el Frente Federal,
buscaremos unanimidad, y si no haremos valer una mayoría clara.
Pero no vamos a sostener posiciones tozudas. Ahora, las provincias denominadas
grandes son tres; yo he hablado con Ruckauf, quien ve con
simpatía que sea un justicialista el presidente del Senado. Lo
que no significa que sea del Frente Federal ni menos que sea yo. Yo no
he aceptado aún.
¿Lo aceptaría?
Si hay unanimidad lo aceptaría. Para llevar adelante un gobierno
que no sea un reñidero. Para ir a generar conflictos en la gobernabilidad
no. Para dar un gobierno que resuelva los objetivos analizados antes,
sí. A todo gobernador peronista le conviene que el presidente del
Senado sea peronista. ¿Sabe por qué? Porque si no, el gobierno
nacional tiene la tentación de incumplir los acuerdos. Nos ha pasado
en los primeros dos años. Firmamos pactos y la Nación no
cumple con el giro de los recursos.
Supongamos el escenario que usted es el presidente provisional del
Senado y que De la Rúa se va de viaje. ¿Usted tomaría
medidas?
No se puede hacer, salvo el cumplimiento de algún pacto.
En la provincia tenemos experiencia en eso. Primero, va a obligar al Presidente
a que viaje menos, y se viaja serán viajes cortos.
¿Es cuestión de generar temor, entonces?
No, es una cuestión de practicidad. Quien secunde por un
par de días no tiene la obligación de tomar decisiones,
salvo emergencias. Ante la emergencia, y sobre todo en manos de un peronista,
la decisión no se va a demorar. Si hay un peronista y hay una emergencia,
se toman las decisiones. Ahora, lo normal es que no haya emergencias.
Si tenemos un presidente que viaja un mes, desde ya que hay situaciones
impostergables.
Hay quienes sostienen que usted tendría que ser el presidente
del partido, y Néstor Kirchner candidato a Presidente.
Kirchner ha manifestado su voluntad política e incluso está
caminando el país con La Corriente. Le diría que le está
yendo bien. A nosotros nos parece bueno que a un compañero del
Frente Federal le vaya bien. Yo en lo personal no estoy en ninguna carrera.
¿Esto no prenuncia el enfrentamiento entre el Frente Federal
y el resto de las provincias?
No, pero esto anticipa algo: que va a haber internas en el peronismo.
El justicialismo necesita una interna, más o menos cada diez años.
Después de una interna pudimos conseguir resultados electorales
muy contundentes. Los acuerdos después de una interna son más
fáciles. Y por ahí puede que no sean sólo dos fórmulas;
pueden llegar a haber tres fórmulas. Y no precisamente encabezadas
por los que algunos denominan gobernadores estrellas. También
puede terciar el Frente Federal con una fórmula propia. Aclaro
que esta no es una opinión de todo el Frente, sino personal. Veo
con gran posibilidad que el Frente Federal llegue a terciar con fórmula
propia.
Hay elemento suelto dentro del mosaico peronista: Carlos Menem,
con quien usted tiene buena relación.
Tengo buena relación. Soy de los que lo visita en Don Torcuato.
Menem no va a estar ausente en ningún tipo de situación
interna del peronismo. En cualquier tema, más allá de donde
se encuentre, su opinión va a estar. Ahora, cuánto pesa,
depende de condicionantes que van más allá de la voluntad
de Carlos Menem.
¿Cómo evalúa la gestión de los candidatos
de las provincias grandes?
Cada uno tiene su particularidad y su éxito; indudablemente,
Ruckauf tiene un gran mérito, porque enfrentó una crisis
tremenda 90 días antes de un comicio, y no titubeó en buscar
una salida; buscó una tercer moneda. Fíjese que el gobierno
nacional empezó a hablar del LECOP antes que a Ruckauf se le ocurriese
el Patacón y resulta que los Patacones llevan varios meses circulando
y los LECOP todavía no lo conocemos. Ruckauf pasó una tormenta.
Esto no quiere decir que esto lo bendiga. Pero le doy un mérito
de Ruckauf. A De la Sota lo he visto asumir cuando empezaba la recesión,
y nos sorprende a todos bajando impuestos. Hizo políticas acertadas
electoralmente, y tuvo tres años de buena recaudación. Desde
el primer día de gobierno, De la Sota cumple su promesa. A Carlos
Reutemann lo conozco más: compartí con él el gobierno
de 1991 a 1995. Conozco su honestidad y su austeridad. Tiene la ventaja
de poder caminar por la calle por el respeto que le tiene la ciudadanía.
Santa Fe está prácticamente liberada de deudas, él
fue avanzando en el reordenamiento del Estado, con privatizaciones mediante.
Son tres buenos candidatos.
¿Y Duhalde?
(Silencio.) A Duhalde, como a Carlos Menem, no hace falta que yo
los describa. Son extremadamente conocidos.
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