Por
Fernando Cibeira
En su primer fin de semana como ex ministro de Desarrollo Social, Juan
Pablo Cafiero decidió más que nada despejarse. Entonces,
buscó algún lugar donde no escuchar los repetidos llamados
a su teléfono de amigos y periodistas. Así que se fue a
la cancha a ver a River, que ayer le ganó a Newells. Por
lo menos, una buena, se consolaba, ya de vuelta en su casa. Luego
de un largo tira y afloje por el presupuesto de su cartera, Cafiero le
adelantó el viernes al presidente Fernando de la Rúa, durante
una cena que compartieron en Olivos, que se quedaba sin su último
ministro frepasista. Ayer, sin embargo, cerca del Presidente aseguraban
que todavía no había recibido ningún papel firmado
con la renuncia El Presidente es un hombre de código
de procedimientos, explicaba un vocero, mientras que los colaboradores
del ministro explicaban que Juampi se la había mandado desde su
casa a Olivos por fax. De la Rúa dio a entender que quería
que Cafiero siguiera.
Yo lamento mucho su renuncia. Tuvimos una larga conversación
el viernes y estamos trabajando para lograr los fondos sociales, que no
van a faltar. Sentiré mucho si insiste en irse. Yo quisiera que
continúe porque con él vinimos cumpliendo una gran tarea
social, dijo el Presidente, luego de inaugurar ayer el Congreso
Mundial de Energía en el Luna Park.
Para entonces, Cafiero ya había explicado que consideraba inaceptable
el recorte que querían hacerles a las partidas de su ministerio
y que la poda produciría un fuerte impacto, dado el aumento de
los problemas sociales de las 4 millones de personas que reciben atención
del Estado. El 95 por ciento de nuestras partidas estaba destinado
a prestaciones por la pobreza, consideró. En diálogo
con Página/12, Cafiero se enteró de que el Presidente todavía
consideraba si aceptaba su renuncia.
Yo ya no soy ministro, respondió.
¿Cuáles fueron las causas que lo terminaron decidiendo
a presentar la renuncia?
Desde los primeros días de octubre vine avisando que no estaba
de acuerdo con la forma en que venían haciendo el recorte en los
fondos sociales presupuestados. En los últimos días hubo
una mejora pero no me pareció suficiente. Antes, el recorte era
del 90 por ciento de los fondos pautados para el tercer trimestre y ahora
quedó en un 75 por ciento de los 300 millones que teníamos
que recibir.
¿Le explicó al Presidente que con ese recorte no podía
seguir con los planes sociales?
No quisiera contar cosas que no son correctas. El viernes estuve
con el Presidente y le dije lo que pensaba. Cualquier persona se da cuenta
que con un presupuesto tan restringido no es mucho lo que puede hacerse.
El Presidente me dijo que estaba contento con mi gestión y que
entendía que me costara comprender la necesidad de cumplir con
los recortes.
¿El problema es exclusivamente presupuestario?
El problema nace por la diferente manera de encarar la cuestión
social. Estos meses estuvimos haciendo fuerza no sólo por lo presupuestario
sino para crear una auténtica autoridad social en el país.
Pero acá prevaleció el ímpetu y la autoridad económica
de los mercados, que postergó una vez más lo social. El
presupuesto no es más que una consecuencia de ese tema. En algún
momento tiene que ganar la gente. Lo que está en juego es el poder
que tiene la sociedad, qué autoridad tienen los pobres en el país,
cuánto se los anula, cuánto se los ignora.
¿En el Frepaso sabían que iba a renunciar?
Ellos sabían que la situación era crítica.
Ya les había anticipado que no estaba dispuesto a seguir si recortaban
los fondos.
¿Cuál debería ser la posición que adopte
ahora el Frepaso? ¿Debe abandonar el Gobierno y seguir dentro de
la Alianza?
No sé, del Frepaso prefiero no opinar porque no quiero mezclar
los tantos. En este momento solo pienso en mi decisión de dejar
el ministerio. Igual, va a ser muy difícil la convivencia del Frepaso
con el Gobierno.
¿Calificaría a De la Rúa como una persona bienintencionada?
Supongo que sí. Pero este problema presupuestario se presenta
como si no hubiera forma de resolverlo: está totalmente convencido
con las posturas de Cavallo y de mantener el déficit cero. En sí
mismo no está mal mantener el déficit cero, pero sí
está mal que se lo haga a costa de recortar los fondos sociales.
En todo caso, los recortes deberían realizarse en otras áreas.
¿Cómo se terminó llevando con Cavallo?
No tengo mala relación con él. Yo fui respetado por
el trabajo que hice. Y con mucha anticipación dije que no aceptaría
más recortes y ahora tengo que ser coherente con mis principios.
Tengo que guardar mi coherencia.
Si le hubieran respetado los fondos, ¿hubiera seguido sin
inconvenientes, aun con la derrota electoral?
Sí, por supuesto. Yo no mezclo las cosas. Yo había
asumido una responsabilidad ante la gente, sobre todo ante la gente humilde.
En los últimos días surgieron propuestas alternativas
de planes sociales, ¿cree que gente del entorno de De la Rúa
trabajó para forzar su salida del gabinete?
No tengo ninguna conjetura en ese sentido. A mí siempre me
han tratado bastante bien.
LA
RENUNCIA DE CAFIERO NO ALTERO LOS PLANES DEL PRESIDENTE
Sin
novedades en la Casa Rosada
Por
F.C.
Según
comentaban ayer en la Rosada, la renuncia cantada de Juan Pablo Cafiero
no había alterado
en nada los planes del presidente Fernando de la Rúa para esta
semana en la que se esperan muchos anuncios. Sigue el cronograma
tal como estaba previsto: primero el acuerdo con los gobernadores, después
las medidas económicas y el nuevo gabinete, explicaba un
ministro que ayer conversó telefónicamente con el Presidente
y que le detalló que todo seguía como hasta entonces. Pero
si bien puede no haber alterado los planes de De la Rúa, sí
afectó los del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, quien tenía
planeado para hoy repetir un golpe de efecto que ya ensayó a mediados
de año: pedirle la renuncia a todos los ministros para que el Presidente
pudiera dar un gesto de reafirmación de autoridad con el anuncio
de los cambios.
Los delarruistas puros traían un enojo de arrastre con Cafiero.
No sólo recelaban de él por ser frepasista, cuando se sabe
que los más cercanos al Presidente prefieren olvidarse de una vez
de la Alianza original y cambiarla por una fluida relación con
los principales gobernadores peronistas. También hablaban mal a
sus espaldas por haber echado mano al método de la queja permanente
para ir asfaltando el terreno para su salida. Ellos saben que como última
instrucción, el ex vicepresidente Carlos Chacho Alvarez
les advirtió a los funcionarios del Frepaso que no siguieran su
ejemplo y renunciaran sino que obligaran al Presidente a sacarlos. Si
se quiere, lo de Juampi resultó un camino intermedio. Renunció,
pero con el argumento de que lo habían obligado.
Creo que Cafiero cambió un poco de posición en los
últimos días, después de hablar varias veces con
De la Rúa y Colombo, explicaba ayer un funcionario cercano
al Presidente. El se dio cuenta de que querían que siguiera
siendo ministro, así que cambió de posición: no había
lugar para una estrategia de extorsión, continuaba el funcionario
que consideró que, en buena medida, la salida de Cafiero se terminó
dando en un cuadro de relativa paz, en una cena a solas y sin portazos.
El hombre del delarruismo explicaba que ayer el Presidente no quiso dar
por aceptada la renuncia de Juampi para no adelantar un debate en torno
a quién será su reemplazante y, por añadidura, cómo
continuará la redefinición del nuevo elenco de ministros.
Para De la Rúa, lo principal es que Colombo acuerde con los gobernadores,
una negociación que ayer siguió paso a paso. Recién
después vienen los otros temas, siempre en respeto a su particular
manejo de los tiempos.
Que Cafiero haya renunciado, a De la Rúa le facilita los
planes. Es muy importante tener las manos libres para diagramar a su antojo
cómo será la futura política social, una estrategia
que va a tener mucha importancia en los próximos dos años,
sostenía anoche un vocero. En cuanto al inminente divorcio del
Frepaso con el Gobierno, el vocero explicaba que si bien no era una noticia
para alegrarse, en los hechos no significaba un gran cambio. Los
diputados del Frepaso que estaban dispuestos a seguir acompañando
al Gobierno eran pocos y siempre después de muchas discusiones,
añadía.
Quien suena desde hace días como principal candidata a ocupar el
cargo que el viernes dejó vacante Cafiero es la actual ministra
de Trabajo, Patricia Bullrich. Pero la ministra ya le adelantó
a sus colaboradores que no tiene intención de desembarcar en una
cartera en la que llegaría con las manos atadas sino que en realidad
quiere reunir bajo su mando toda la asistencia que reparte el Estado.
Su deseo coincide con la anunciada intención del Gobierno de unificar
todos los planes que incluyen no sólo los que hoy reparte
Desarrollo Social, también los de Salud, Educación y Trabajo
en la llamada Agencia Social, aunque la iniciativa nunca termina de ser
confirmada.
Ni siquiera los más cercanos al Presidente se animan a decir qué
saldrá de la tan mentada unión de áreas que también
incluiría los ministerios deEducación y Justicia, y la creación
de un Ministerio de Seguridad Social. Tal vez la respuesta se conozca
hoy mismo.
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