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La sinfonía de Ferrari

El equipo campeón del mundo de Fórmula 1 celebró ayer su título en Monza, y el monarca Michael Schumacher fue homenajeado y ovacionado en la mítica Scala de Milán.

Por Bernhard Krieger
Desde Milán

Michael Schumacher, tetracampeón mundial de la Fórmula 1, fue ovacionado en La Scala de Milán, uno de los templos mundiales de la ópera. “Fue una bonita experiencia”, dijo el piloto de Ferrari en declaraciones que publica el periódico italiano Corriere della Sera, que encabeza con el titular “La leyenda del automovilismo en el templo de la poesía”.
“Tenemos que agradecer mucho a los ‘tifosi’. Ellos nos apoyaron incluso en los malos momentos. Es bonito que les hayamos devuelto algo”, agregó Schumacher.
Luca di Montezemolo, presidente de Ferrari, presentó en la noche del sábado a Schumacher ante empleados y clientes de la Scuderia en la gran fiesta de despedida del año que marcó, por segunda temporada consecutiva, la consagración de la escudería italiana en el mundial de pilotos y constructores.
“Queremos conseguir el título mundial en 2002, 2003, 2004 y 2005. Pero, por favor, no nos critiquen si en 2006 sólo somos segundos. En 2007 volveremos a ser campeones del mundo”, dijo Montezemolo.
“Estamos orgullosos de vosotros. Sois los mejores representantes de Italia en el mundo”, dijo el alcalde de Milán, Gabriele Albertini, quien también felicitó al alemán. El público ovacionó al deportista, que devolvió el gesto con una reverencia y la fiesta llegó a su cumbre con la interpretación de Giselle por el ballet de La Scala bajo la dirección de Riccardo Muti.
Si Schumacher no es un fanático de la ópera, no puede decirse que sea el primero entre los corredores de Fórmula 1. Nadie igualará el record del ex campeón Giuseppe Campari, uno de los primeros pilotos que tuvo la Scuderia Ferrari en los años 30, pocos años después de fundada por el Commendatore Enzo Ferrari, cuando todavía utilizaba máquinas de la Alfa Romeo: Campari era tan bueno en la pistas como cantando con voz de tenor arias de ópera. Campari murió en 1933 en una carrera, el GP de Monza, en el que también murieron otros dos corredores.
La despedida de 2001 continuó ayer, precisamente en el circuito de Monza, con Schumacher y su compañero de equipo, el brasileño Rubens Barrichello, corriendo con el Ferrari F 2001 por última vez.
Schumacher tiene además previsto participar el próximo fin de semana en Kerpen, su localidad natal, en el Mundial de kart. “Si gano, todos dirán: es normal, es el campeón del mundo. Si pierdo, soy un tonto. Pero eso no me interesa, sólo quiero divertirme”, sentenció el alemán.
Barrichello, por su parte, consideró que la escudería británica Williams será gran rival para la Ferrari en la próxima temporada de la Fórmula 1. “La Williams está viviendo un momento especial. El año próximo será difícil batirla”, dijo al diario O Globo.
La escudería de Frank Williams resucitó este año y ganó cuatro de los 17 Grands Prix del año, tres carreras con el alemán Ralf Schumacher y una con el colombiano Juan Pablo Montoya, resultados que lo ayudaron a terminar en el tercer lugar de la Copa de Constructores.
No obstante, Barrichello advirtió que la Ferrari está preparando un buen coche y será una vez más favorita al título del Mundial de pilotos. El piloto brasileño, quien finalizó esta temporada en el tercer puesto del Mundial, consideró el año como “muy bueno” pese a que no ganó ningún Grand Prix, lo que atribuyó a problemas ajenos a su capacidad. Sobre Michael Schumacher, afirmó que es un amigo y que se siente orgulloso de correr en la misma escudería.

 

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