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Después de la elección, bloque, proyectos y hasta partido propio

Mientras se escuchan voces de crítica porque la votación al ARI no fue lo que muchos esperaban, Carrió está llena de proyectos. Uno, transformar al frente en un partido.

Por Felipe Yapur

El resultado electoral del 14 de octubre no fue para nada el esperado y mucho menos el anticipado por una buena parte de los integrantes del ARI, la organización política que lidera Elisa Carrió. Atrás quedaron los días en que los miembros de este movimiento, como se denominan, creían que el crecimiento iba a ser “aluvional” e imposible de frenar. El actual escenario es diferente y muchos piensan que es hora de discutir la forma de construcción y hasta de conducción. Un debate interno que recién está por comenzar.
Con los números finales en la mano, Carrió creyó y aseguró que su estrategia se había concretado: la conformación de una tercera fuerza política, con presencia nacional y sobre todo con “un crecimiento de la periferia al centro” que le otorga garantía de credibilidad, continuidad y permanencia al superar el boom mediático que tuvo a partir de la presentación del informe preliminar de la comisión investigadora sobre lavado de dinero, el pasado 10 de agosto.
La radical disidente ve las condiciones que se presentan ahora como inmejorables. A su entender, no haber puesto en juego su condición de conductora la dejó más o menos indemne del magro resultado en la ciudad y le permitirá dedicarse con tranquilidad al armado nacional del ARI. Armado que se recostará en las permanentes investigaciones de la matriz del Estado mafioso más la tarea legislativa que se desarrollará desde el bloque de 16 diputados y el de senadores que tendrán a partir del 10 de diciembre. Siempre, obvio, bajo su liderazgo.
Lilita ya se imagina el bloque. “Pondremos en práctica la verdadera reforma del Estado”, se ilusionan sus colaboradores al sostener que la nueva bancada no contará con asesores: los profesionales que se contraten dependerán directamente del bloque y trabajarán en temas específicos, en salud, educación, justicia. Carrió también anticipa que, fruto de la crisis que vive el Gobierno, muchos de los legisladores que responden a la devaluada coalición tarde o temprano golpearán a su puerta. Pero aunque la radical chaqueña ilusiona a sus colaboradores directos con esta posibilidad, en la intimidad ella sabe que las condiciones para estimular a algún legislador a saltar el cerco han desaparecido o desmejorado.
“Nuestro bloque crecerá de manera que obligará a las otras fuerzas políticas a cuidarse bastante de cometer alguna trapisonda. Somos la tercera fuerza, contamos con el respaldo de más de un millón de votos. Hemos dejado de ser tres o cuatro gatos locos”, argumenta Lilita para insuflar ánimo a su tropa. Ahora, lo que resta para hacer, según la legisladora, es darle cuerpo al partido ARI.
Para la conducta de la tercera fuerza política, se vuelve imprescindible conformar el partido que “convoque al pueblo para reconstruir el país, la república y sus instituciones. Y la mejor herramienta política para concretar este objetivo es el partido Alternativa para una República de Iguales”. El partido, según dejó ver Carrió a sus colaboradores, se conformará con los actuales integrantes que abandonarán sus viejas estructuras políticas para sumarse. “La transversalidad no es un discurso de campaña, debe ponerse en marcha”, afirma Lilita. “El ARI atraviesa los partidos tradicionales, se nutre de lo mejor, pero construye algo nuevo.”
Estas frases se estrellaron contra algunos socialistas democráticos que sienten que están frente a una imposición que les resulta difícil de aceptar. “Que ella arme un partido, que le ponga el nombre que quiera y junto con nosotros conforme la coalición que se llamará ARI”, sostienen los más vehementes que, además, ya se atreven a discutir su forma de personalista de conducir la fuerza política. La discusión es reciente. Y todos remarcan que a pesar de las primeras diferencias nada indica que pueda generarse alguna fractura porque todos coinciden en un punto: “El ARI es Carrió y los socialistas, pero el ARI no sería sin Carrió”. Poco antes de los comicios, la radical disidente presagiaba una afluencia de legisladores y dirigentes políticos que se iba a volver inmanejable. Lo sigue diciendo, pero sin tanto énfasis. Lo afirma porque está convencida de que su bloque representa el único espacio progresista alternativo con tendencia a crecer, expandirse. La diferencia ahora es que los que iban a venir demoraron un poco la partida. Sin duda, una de las principales fuerzas políticas de la cual se pensaba nutrir el ARI era el Frepaso. Pero el resultado electoral produjo un cambio de estrategia que se traduce en el fortalecimiento del Frepaso que se expresará a través de un definitivo alejamiento de la coalición Alianza y la posterior coordinación de acciones parlamentarias con el ARI y otras fuerzas menores. La intención es coincidir en el futuro en una verdadera coalición progresista que, todos así lo creen, tendrá a Carrió como primera figura.
Este es un debate que recién comienza.

 

 

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