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EE.UU AVANZO AUN MAS EN EL DOMINIO AEREO Y TERRITORIAL DE AFGANISTAN
Cuando los helicópteros giran en Kabul

Anteayer fueron las tropas especiales norteamericanas en Kandahar. Ayer fue el turno de los helicópteros sobre la capital afgana. Estados Unidos y Gran Bretaña se mueven cada vez más tranquilos. Pero se acerca el invierno y el mes islámico sagrado de Ramadán y faltan, todavía, resultados contundentes.

Por Richard Norton-Taylor *
Desde Londres

Los primeros asaltos de las fuerzas especiales norteamericanas contra el bastión militar y centro espiritual talibán de Kandahar marcaron el comienzo de una fase crítica y de alto riesgo en la campaña militar contra el régimen que hospeda a Osama bin Laden y su red terrorista Al-Qaeda. El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, dijo la semana pasada que “hay objetivos que uno puede descubrir desde el aire, pero uno no puede hacer suficiente daño” solamente con la fuerza aérea. En esta nueva fase del conflicto, ayer hubo otra novedad: helicópteros norteamericanos atacaron Kabul, sin recibir respuesta de los talibanes. Según testigos, uno de los misiles habría caído en una zona residencial de la capital afgana, provocando la muerte de diez personas.
La decisión del Pentágono de exhibir al público el video de una segunda operación de más de 100 rangers norteamericanos en un aeródromo cerca de Kandahar cumplió su propósito psicológico. Dio a entender al público norteamericano, y a los aliados de Washington, que después de casi dos semanas de ataques desde el aire, primero a gran altura y después a baja, el estado mayor estaba preparado para desplegar tropas en el terreno.
El video exhibido por el Pentágono mostraba a los rangers en el momento en que partían, sobre un fondo de posters con fotografías de los bomberos neoyorquinos izando una bandera norteamericana en las ruinas World Trade Center y otros posters donde los socorristas colgaban las bandas y estrellas en la herida fachada del Pentágono. Uno de los posters decía: “La Libertad se la banca”. Las operaciones de tierra, que comenzaron el sábado antes del alba, tenían como finalidad suplementaria mostrarles a los talibanes, y a los potenciales desertores entre ellos, que las tropas aerotransportadas norteamericanas pueden dar un golpe en el corazón del poder talibán, ahora que Estados Unidos tiene un control más o menos total del espacio aéreo afgano.
“Las fuerzas norteamericanas pudieron desplegarse, maniobrar y operar en el interior de Afganistán sin interferencia significativa de las fuerzas talibanas”, dijo el general Richard Myers, que preside el Estado Mayor conjunto norteamericano. “Ahora están reentrenando y reposicionándose para futuras operaciones contra blancos terroristas en otras áreas donde se sabe que están ocultándose”.
Hasta el momento, se trató de dos ataques. Uno fue lanzado por paracaidistas de los rangers, transportados por Hércules C-130 desde una base en Omán, contra un aeródromo a 96 kilómetros al suroeste de Kandahar. El otro fue encabezado probablemente por unidades transportadas por helicópteros de la Delta Force norteamericana sobre uno de los complejos del líder talibán, el mullah Mohammad Omar, en Baba Sahib, en la zona noroeste de la ciudad de Kandahar. Esta base fue un bastión de los mujaidines en su exitosa guerra contra las fuerzas soviéticas en los 80.
Según fuentes de Defensa norteamericanas y británicas, el objetivo de los ataques es reunir información de inteligencia sobre el modo de organización de las fuerzas talibanas y de sus líderes, así como sus conexiones con la organización Al-Qaeda de Bin Laden. “Tenemos información que estamos estudiando”, declaró el general Myers. “No esperábamos encontrar a ningún líder importante de los talibanes allí. Por supuesto, es lo que hubiéramos deseado, pero no lo esperábamos”. Un alto funcionario declaró al Washington Post que las fuerzas especiales estuvieron buscando discos rígidos, libros, documentos y equipos de comunicaciones. “Estamos buscando datos u objetos que nos conduzcan a la plana mayor talibán”, dijo el funcionario. Pero fuentes de defensa norteamericanas aclararon que no se capturó a ninguna persona durante la operación.
En cuanto al ataque al aeródromo relativamente cercano a Kandahar, un funcionario de la administración Bush dijo que se realizó para mostrar que”si nos lo propusiéramos, podríamos instalar allí una base para que la utilice otra fuerza, y también abastecerla y equiparla”. Después de las operaciones, los rangers habrían sido recogidos por un Hércules C-130 en el aeródromo, y de allí fueron trasladados a Pakistán, donde abordaron un helicóptero que los dejó en su base, el portaaviones norteamericano Kitty Hawk, que está en el Mar Arábigo. Preguntado sobre esta operación, Myers respondió que se trató de demostrar que “podemos hacer lo que queremos en cualquier momento”.
Estados Unidos continuará con los bombardeos mientras se prepara para más operaciones terrestres de las fuerzas especiales y las tropas aerotransportadas. El comienzo de esta nueva fase en la campaña militar no anula la posibilidad de más ataques aéreos. De todos modos, detrás de la confianza que Myers muestra al público se esconde una cantidad de problemas para los estrategas militares. Fuentes del ministerio de Defensa británico se refirieron ayer a la llegada del invierno en Afganistán y a la proximidad del mes sagrado musulmán de Ramadán, que comienza el 17 de noviembre. El invierno exacerbará la crisis humanitaria en Afganistán y agravará los problemas para las tropas norteamericanas y británicas afectadas a operaciones terrestres.
En privado, funcionarios de Defensa británicos advierten sobre las dificultades para combatir contra un enemigo elusivo en un territorio que es dos veces el de Alemania. Los objetivos deben ser “muy claros”, según una fuente. “Las tropas terrestres necesitan saber qué es lo que van a hacer y cuánto tiempo les va a llevar”. Funcionarios británicos también están preocupados por el colapso inminente del régimen talibán. Anticipan, más bien, que habrá “desplazamientos dentro de las alianzas”, donde convivirán talibanes y antitalibanes. A esto apuntan los ataques de este fin de semana, y los que vendrán. Además de recoger información, las fuerzas especiales norteamericanas y británicas están entrando en Afganistán para favorecer las deserciones dentro de las filas talibanas. Sus operaciones ayudarán a los desertores y al mismo tiempo tratarán de instalar bases dentro de territorio afgano para una acción aún más intensa de las tropas terrestres.
También se informó que estas fuerzas especiales, entre las cuales hay franceses, están asesorando a la antitalibana Alianza del Norte, que aún no ha podido capturar la ciudad del norte de Mazar-i-Sharif a pesar de los duros bombardeos lanzados allí por Estados Unidos sobre las líneas de defensa talibanas. Funcionarios británicos pintaron un cuadro bastante salvaje de la Alianza, llamándolo un “grupo en desintegración” con un “pasmoso record de disputas internas”. Esta es otra razón por la que Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados cifran sus esperanzas en las deserciones talibanas más que en los éxitos que pueda cosechar la Alianza (incluso, no quieren que los antitalibanes tomen Kabul) en una guerra que, como insisten Washington y Londres, no es convencional y no puede ser ganada solamente por medios militares.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Amigos son los amigos

“Eso es lo que hace un amigo, llama cuando lo necesitan”. Las palabras son del presidente norteamericano George Bush, y el “amigo” es su par ruso Vladimir Putin (foto). Bush se refería al 11 de setiembre, cuando Putin fue uno de los primeros en llamarlo por los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Bush y Putin se reunieron ayer en Shanghai, luego de que terminara el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), que fue una plataforma de consolidación de la coalición antiterrorista liderada por Estados Unidos. Ambos avanzaron en cuanto al tratado antimisilístico ABM de 1972, que Bush quiere abandonar para desarrollar el escudo antimisiles.

 

 

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