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MICHAEL SHIFTER, DE INTERAMERICAN-DIALOGUE, Y LAS RELACIONES DE WASHINGTON CON AMERICA LATINA
“Estados Unidos está repensando todo”

Tras el atentado a las Torres Gemelas, Bush cuenta con el apoyo del 90 por ciento de los norteamericanos. Su administración está enfocada con total prioridad a la operación �Justicia Infinita�, que no será corta y que, según Shifter, se convertirá en el eje a partir del cual se ordenará la política exterior norteamericana.

Por Luis Bruschtein

–¿Cómo se desarrollará la relación entre Estados Unidos y América latina a partir del 11 de setiembre?
–Creo que estamos en un momento de definiciones; el gobierno de los Estados Unidos está repensando todo, porque obviamente lo que tiene prioridad, lo que tiene urgencia para Estados Unidos, es esa nueva campaña o guerra contra el terrorismo y creo que, en ese sentido, América latina no figura como el escenario prioritario. Está un poco repensando qué lugar tiene América latina en todo ese contexto. También hay que tomar en cuenta que el proceso que se genera a partir del 11 de setiembre tiene implicancias económicas muy fuertes, para algunos países más que para otros, pero la abrupta caída del turismo y la caída de la Bolsa han afectado a muchos sectores. Yo creo que a corto plazo las perspectivas para consolidar y hacer prosperar las relaciones son un poco difíciles.
–De todas maneras el presidente Bush reclamó la solidaridad de los países latinoamericanos con Estados Unidos. ¿Eso no implica repensar en general la política hacia la región?
–Yo creo que Bush cuenta con el apoyo y la colaboración de los países latinoamericanos que han ratificado ese respaldo en la OEA. La administración Bush solicita mayor colaboración de los países latinoamericanos en cuanto a compartir información, en cuanto a inteligencia, en cuanto a movimientos financieros de lavado de dinero, ese tipo de cosas, y me imagino que están pensando en algún tipo de ayuda, de apoyo, para los países que estarían dispuestos a colaborar con mayor intensidad con esos temas.
–A pesar de que los republicanos son más de fronteras adentro, cuando asumió Bush, por los antecedentes de la presidencia de su padre, se pensó que tendría una presencia más agresiva hacia el mundo. ¿En ese contexto cómo se visualiza el Plan Colombia?
–Bueno, en principio, el Plan Colombia fue impulsado por el presidente Bill Clinton. En Colombia hay tres grupos de los calificados como terroristas en la lista del Departamento de Estado, dos de la guerrilla y uno de los paramilitares, pero no creo que en el corto plazo, en los próximos meses, Colombia vaya a recibir mucha atención. Bush ha seguido más o menos la misma política de Clinton, no hay grandes diferencias en ese aspecto. Pero habrá una reevaluación de esa política para el año que viene, cuando haya elecciones en Colombia. Hay que ver quién gana esas elecciones.
–Estados Unidos ha sufrido una agresión terrorista con el atentado a las Torres Gemelas y en Washington y ahora con el ántrax. ¿Es posible que el gobierno norteamericano visualice la diferencia entre el terrorismo y movimientos políticos revolucionarios o populares?
–Yo creo que ése es un problema complejo en el que hay que distinguir entre esos niveles, pero creo que estamos recién empezando en ese tema, en la primera etapa creo que básicamente el enfoque está dirigido al grupo de Al-Qaeda, Bin Laden y su gente. Creo que las acciones encajan dentro de un marco de combatir al terrorismo. Ahora, si ese marco empieza a ampliarse y a combatir a otros grupos dentro del Medio Oriente o fuera de allí, la situación se pondría más compleja, es más complicado, provocaría controversias intensas, pero creo que por lo menos en esta fase es Bin Laden a quien se ha puesto en la mira.
–Los gobiernos norteamericanos siempre han hablado de otros terrorismos, han acusado de terrorismo a Cuba, por ejemplo, pero nunca fueron agredidos desde Cuba, ¿ahora que el pueblo norteamericano ha sentido una agresión terrorista en carne propia podrá diferenciar una cosa de la otra?
–En este momento, el pueblo norteamericano tiene en la mente, y en forma muy clara, a Bin Laden, porque nunca jamás ha tenido este tipo deagresiones, este tipo de atentados. En este momento, éste es el enfoque principal. La semana pasada, Bush difundió por primera vez una lista de 22 grupos considerados terroristas y ninguno de ellos estaba en América latina, es algo que está muy enfocado hacia la red de Bin Laden. Pero si empieza a ampliar esa campaña seguramente encontrará dificultades.
–En América latina impactó mucho que hubiera tantos latinos entre las víctimas del atentado a las Torres Gemelas...
–Así es, además de norteamericanos hay más de 80 nacionalidades entre las víctimas, hay muchos mexicanos, portorriqueños, salvadoreños y de otros países de la región. Yo pienso que, simbólicamente, este atentado fue una agresión mucho más que a los Estados Unidos, va mucho más allá; ésa es la imagen que han querido proyectar los terroristas.
–Estados Unidos es en este momento la potencia más poderosa del planeta, ¿hasta qué punto puede diferenciar una reacción de defensa, de búsqueda de justicia ante una agresión, con una represalia “ejemplificadora” que puede sumir al planeta en una guerra?
–Yo creo que ése es el gran riesgo que enfrenta en este momento Estados Unidos y es una gran prueba que afronta el gobierno de Bush porque la línea entre lo que es una autodefensa legítima después de un ataque dirigido contra uno, y una reacción algo más amplia, que abuse de ese gran poder que tiene y matar a gente inocente, si reacciona demasiado agresivamente, es un riesgo muy grande. Yo espero que los líderes de los Estados Unidos hayan aprendido lecciones de la historia y no vayan a cometer ese tipo de abusos, aunque reconozco que la historia no es muy alentadora en ese sentido y ojalá que no se repitan.
–Cuando en la Argentina se habla de guerra contra el terrorismo, se recuerda inevitablemente a la dictadura militar que con esa excusa cometió todo tipo de barbaridades.
–Es totalmente entendible que, con la historia que todos conocemos, esta situación produzca inquietud en América latina, incluso la historia no tan vieja, como la de Montesinos en Perú, que encaja perfectamente con esa mentalidad. Es un tema delicado y que ha puesto en evidencia un nivel de antiamericanismo bastante alto porque no hay mucha confianza en que Estados Unidos pueda utilizar su poder, su fuerza militar, con propósitos legítimos, dentro de un marco legal. Me parece que hay bastantes dudas y sospechas en la opinión pública.
–El otro hecho que causa cierta inquietud son los colaboradores que convocó Bush para su relación con América latina, como John Negroponte o Elliot Abrams y otros, que han estado comprometidos con los contras en Nicaragua y los paramilitares en El Salvador. Eran funcionarios de la gestión de Bush padre.
–Francamente más preocupante que el equipo es la falta de equipo, porque la persona más importante que Bush nombró para el Departamento de Estado en su relación con América latina es Otto Reich, un cubanoamericano que fue embajador en Venezuela y que no ha sido confirmado porque algunos senadores del Partido Demócrata se han opuesto a su nombramiento porque tienen algunas críticas hacia él. Pero entonces se está pagando un costo fuerte en la política para América latina porque no hay gente que oriente políticamente esa relación. Esto me parece un problema muy serio que tiene que ser resuelto por la Casa Blanca o por el Congreso porque, en este contexto, esta ausencia me parece muy grave. Yo esperaba mejores nombramientos, mejor gente, pero creo que lamentablemente muchos de ese equipo tienen antecedentes que provocan ciertas inquietudes, lo que hará más difícil para Estados Unidos tener una política más coherente y de más consenso. Creo que los nombramientos podrían haber sido mucho mejores porque éstos no ayudan a superar mucha de la desconfianza del pasado.
–¿En este contexto, cómo se visualiza desde Estados Unidos la asunción de Hugo Chávez en Venezuela? –Bueno, para Estados Unidos, la figura de Chávez es irritante, desafía a los Estados Unidos. El año pasado entrevistó a Saddam Hussein y a Kadafi, se dice que tiene cierta simpatía con la guerrilla colombiana y obviamente tiene petróleo, que es su carta de triunfo, y todo eso ha definido un poco la relación. En este nuevo contexto, con una situación de guerra en Estados Unidos, habrá tal vez menos tolerancia hacia Chávez, en la medida en que mantenga relación con Estados acusados de proteger y guardar terroristas. Para ser realistas, en este contexto hay menos margen para hacer disquisiciones en profundidad. Estados Unidos se considera un país en guerra y por lo tanto orientará su política con ese parámetro. El discurso a favor de Saddam Hussein o Kadafi, en este contexto tan delicado, no será visto por Estados Unidos ni siquiera como lo veía antes, sino con más rigor.
–En América latina están haciendo crisis las economías después de más de un decenio de políticas neoliberales. Esas crisis se expresarán también en fenómenos políticos con liderazgos y propuestas que no serán del agrado norteamericano seguramente...
–Yo creo que Estados Unidos debería tener una política positiva hacia América latina en términos económicos, porque la situación es preocupante y eso tendrá implicancias políticas inmediatas, hay elecciones en Brasil el año que viene, en Colombia, en Nicaragua en unas semanas. Todo requiere una atención sostenida y por eso resulta preocupante que no haya un equipo para América latina, porque justamente es lo que hace más falta.
–Pero el equipo que hay, Negroponte, Abrams y demás, aparece como maniqueo, comunismo o anticomunismo, más propio de la Guerra Fría...
–En este gobierno, como en todos, hay distintos sectores, no coincido en que todos sean exactamente así, hay un sector que es así, pero hay otra gente, como Colin Powell, que no creo que vea las cosas como blanco y negro, hay que distinguir entre sectores en el gobierno y ojalá que los que tienen visiones un poco más sofisticadas tengan más fuerza. No son todos, pero es cierto que hay un sector que tiene una visión de buenos y malos, white huts and black huts como decimos.
–En este contexto se plantea también la propuesta del ALCA...
–Bueno, en este momento, más que el ALCA se está planteando un sistema de promoción del comercio. Esto sigue siendo un tema muy conflictivo dentro de los Estados Unidos, le han dado el fast track, pero sólo es un primer paso, todavía está lejos la cuestión del ALCA, aunque es un avance. Pero a Bush le va a costar todavía impulsarlo, porque tiene muchas críticas internas y en este momento no está buscando temas que dividan, sino más bien los que unifiquen. En un momento Bush planteó que se trataba de una prioridad, pero tendrá que redefinirlo en este nuevo marco.
–De acuerdo con sus respuestas, es posible imaginar a Estados Unidos muy enfocado por la crisis que comenzó el 11 de setiembre y con muy poco lugar para mirar hacia otro lado, América latina, por ejemplo...
–Hay un lado positivo en todo esto y es que en Estados Unidos hay un sector muy unilateral en el gobierno que cree que Estados Unidos debe decidir y actuar solo, poner y sacar gente, y creo que esta crisis ha hecho que muchos sectores hayan tomado conciencia de que es importante adoptar otro estilo en cuanto a actuar con otros países, porque necesita mucho el apoyo de otros países, Estados Unidos no puede hacerlo solo. Esto supone ayudar a redefinir el estilo hacia este continente también, que en el tema droga o en el tema Cuba, por ejemplo, ha sido muy unilateral y creo que esta situación puede hacer repensar esa actitud, ese estilo, lo cual sería un resultado positivo.
–¿Cómo impactó en la gente el atentado del 11 de setiembre? ¿Cómo cambió la vida de los norteamericanos después del atentado?
–Ha cambiado totalmente el ánimo y creo que la psicología en el país. Ya no existe esa sensación de seguridad. En pocas horas murió más del diez por ciento de todos los que murieron en la guerra de Vietnam, eso da una idea de la magnitud del golpe tan fuerte que significó para el pueblonorteamericano, ha cambiado toda la psicología, todo el clima. El presidente Bush y su administración tienen más del 90 por ciento de apoyo de la gente. El pueblo norteamericano es consciente de que será algo muy complicado, muy nuevo, pero está dispuesto a apoyarlo, por lo menos eso es lo que se puede apreciar en este momento y habrá que ver lo que sucede más adelante. El terrorismo en este caso es algo difuso, una red que incluso se encuentra dentro de los Estados Unidos. Es diferente de cualquier otra cosa que ha enfrentado Estados Unidos y existe conciencia de que hay que responder de otra manera. De todas maneras, este clima creo que es algo de corto plazo, porque la gente no puede estar todo el tiempo o toda su vida pensando en esta cuestión, seguramente más adelante cambiará esta actitud, pero todavía está muy fresco, es muy reciente. Por ahora enmarca a toda la política de los Estados Unidos. A nivel de la gente creo que la tendencia es mirar hacia adentro. No existe un planteamiento o una visión sobre la relación de Estados Unidos y el mundo. En todo sentido se siente más vulnerable. La gran mayoría quiere que el gobierno la proteja, que no tenga que preocuparse de esas cosas.
–¿Cómo ve Interamerican Dialogue el futuro latinoamericano a partir de las crisis de las economías neoliberales, en Ecuador, en Argentina, Brasil..?
–Lo vemos con bastante preocupación. Estuve el viernes pasado en Washington con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y él realmente pintó un cuadro bastante deprimente y dijo que América latina puede enfrentar los años más difíciles. Ya estaba mal, pero después del 11 de setiembre se agrava más, sobre todo en algunos países. Hay cierto nivel de preocupación por parte de nuestro centro porque viene un período bastante complicado en cuanto a la situación económica y la situación política en varios países. Por ejemplo, uno de los países que tuvo resultados más alentadores y positivos desde la óptica de Washington fue México, pero ahora Estados Unidos está sufriendo un golpe económico muy fuerte y la economía mexicana está muy vinculada con los Estados Unidos por lo que están padeciendo las consecuencias. Ellos esperaban un crecimiento del seis o siete por ciento y ahora no se sabe si van a crecer o lo harán muy poco. Esto afecta mucho y es un cambio notable. Por otro lado, nuestra sensación en Washington y no sé si será correcto, pero no hay en América latina modelos políticos alternativos muy coherentes, hay descontento y hay desencanto, pero no hay claridad sobre qué tipo de alternativas buscar, creo que estamos entrando en una etapa con muchas incertidumbre y con la gente buscando respuestas.

¿POR QUE MICHAEL SHIFTER?

El mundo, tras los atentados

Por L.B.

El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de setiembre pasado, produjo un cambio abrupto en las relaciones internacionales en el ya depor sí complejo escenario mundial. La globalización y la caída de la Unión Soviética ya habían producido un gran cambio en relación con el siglo pasado, al que se sumó ahora una situación de guerra que abarca a todo el planeta y que no tiene ninguna similitud con las guerras mundiales, con los conflictos focalizados, como el de Vietnam y Camboya o con las guerras de baja intensidad como se denominó a los conflictos en Centroamérica.
Por primera vez también, Estados Unidos ha sido atacado en su territorio, lo cual impacta en forma mucho más directa en su política interna. Michael Shifter es vicepresidente para el desarrollo de políticas del Interamerican-Dialogue, uno de los llamados think-tank de Washington, de donde los políticos y funcionarios de ese país suelen tomar ideas y proyectos. Una de las consecuencias más evidentes que se deduce de sus respuestas es que a partir del 11 de setiembre, George Bush hijo, que ganó dificultosamente las elecciones en noviembre del año pasado, tiene en este momento el respaldo del 90 por ciento de los norteamericanos. Incluso las fuertes críticas que venía recibiendo desde el Partido Demócrata se han ido apagando hasta convertirse en un apoyo explícito como conductor frente a la crisis.
Otra consecuencia evidente es que, a partir de los atentados, Estados Unidos es un país absorbido por esa crisis y con poco espacio para atender otros frentes, como sería el caso de los países latinoamericanos. Los proyectos que puedan generar problemas en el frente interno, como el ALCA, que no es bien visto por los poderosos sindicatos norteamericanos, pasan a segundo plano. Los proyectos, como el Plan Colombia, que podrían significar la apertura de otro frente bélico, también son postergados hasta que se aclare el panorama en la crisis principal.

 

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