Por
Washington Uranga
En
el marco de las jornadas sobre Religión, pobreza y política
en Argentina y en América latina realizadas este fin de semana,
la Universidad de Buenos Aires le concedió el doctorardo honoris
causa al sacerdote católico y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez
(73 años), a quien se considera cofundador de la Teología
de la Liberación. La distinción fue entregada por el decano
de la Facultad de Ciencias Sociales, Fortunato Mallimaci, como un
premio a una trayectoria académica entendida tanto como producción
de conocimientos críticos como de transformación de la realidad
a partir de esos conocimientos.
En su ponencia en torno del desafío que la posmodernidad plantea
a América Latina, Gutiérrez afirmó que más
allá de las afirmaciones sobre el pragmatismo, éste es un
tiempo de reflexión en el que hay que leer la
historia desde los pobres, desde los últimos de la humanidad.
Gutiérrez es un intelectual de gran prestigio en América
latina y en todo el mundo, que recibió diecinueve doctorados honoris
causa de varias universidades y tiene en su haber catorce libros en los
que vincula siempre religión, política, sociedad y pensamiento
científico de las ciencias sociales. El sacerdote fue asesor de
la conferencia episcopal de su país, en varias oportunidades del
Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y es considerado uno de los
principales referentes teóricos de los sectores más avanzados
del cristianismo y, en particular, del catolicismo de la región.
Recogiendo una pregunta que la biblia atribuye a Yaveh (Dios), Gutiérrez
señala que es pertinente hoy preguntarse ¿dónde
dormirán los pobres? porque ello pone en evidencia la preocupación
por la suerte de los más débiles y marginados, e implica
un interrogante de gran fecundidad de perspectiva, de conocimiento
histórico y, por cierto, de sentido humano y, naturalmente, cristiano.
Hartos de las teorías y de palabras que encubren engañosamente
las realidades, a veces se dice, no sin razón, que estamos en la
hora de la acción, que basta de interpretaciones sostuvo
Gutiérrez. Sinceramente creo que esta es una época
de reflexión. No digo que no sea la época del compromiso
y de la acción. Pero cuidado con caer en esa visión que
confunde la acción política con el pragmatismo, agregó.
El teólogo criticó también a los economistas que
sostienen que la economía no tiene nada que ver con la ética
y recordó palabras del presidente del Banco Mundial, Enrique Iglesias,
poco antes de la finalización del siglo. El siglo que viene
será un siglo fascinante y cruel habría dicho el economista
uruguayo. Como toda frase breve es atractiva comentó
Gutiérrez, pero si uno la examina mejor, se da cuenta que
es fascinante para unos y cruel para la mayoría. Es fascinante
para los que pertenecen a un determinado grupo que tiene acceso a la información,
que dispone de muchas cosas, y cruel para la inmensa mayoría. La
misma frase separa dos tipos de personas y eso es lo que está ocurriendo
hoy día.
En el marco de las jornadas, en las que intervinieron Néstor Da
Costa, Rubén Dri y María Alicia Gutiérrez, el sociólogo
brasileño Luiz Alberto Gomes de Souza dijo que hay una manera
miope de mirar la sociedad, observando apenas a los actores que están
en el primer plano, aparentemente los más importantes. Sin embargo
la historia está llena de avances y retrocesos, y dentro de ella
hay fuerzas profundas que actúan y subvierten, y que en ciertos
momentos afloran como una señal de novedad, una punta del iceberg,
una boya indicando vida nueva que llega.
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