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Ruinas y pedazos

Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

1 Un amigo que vive en Tarragona me llama por teléfono. Me dice que tengo que ir a visitarlo, que tiene algo para mostrarme, que le trajeron algo de regalo de Nueva York, que es urgente. Suena un poco loco. Voy...
2 ...pero antes, de bajada, mi vecino norteamericano me pide si, por favor, puedo subirle el correo. Me lo pide como si fuera un favor inmenso. Le digo que no problem. Demoro un poco en comprender que tiene miedo de ya saben qué...
3 ...cuando en el quiosco de libros de la estación de tren veo todos esos libros nuevos con títulos como La Jihad, Los Talibán, ¿Quién es Bin Laden?, puedo entender a quién edita esos libros –de hecho están todos en las listas de best sellers–; lo que no entiendo del todo es quiénes los compran: ¿conoce a tu enemigo?, ¿ama a tu prójimo? Los libros me tientan...
4 ...pero yo ya tengo libro para el viaje y compro el diario. Ahí se habla de la Era del Terror, del Miedo Planetario. Alguien le reprocha a Fukuyama que –a partir de lo ocurrido el pasado 11 de septiembre– no era tan cierto eso del Fin de la Historia. Fukuyama dice que no se había equivocado, lo que ocurre es que “es un final largo”. Muy largo. Como, dicen, va a ser esta guerra. Los trenes catalanes son lindos y con televisión y...
5 ...ahí está la CNN. Las seis preguntas que la CNN le hizo a Bin Laden a ver si las contesta (pregunta entre paréntesis: ¿una de ellas no debería ser dónde está usted?). Después, ántrax en la Argentina y aparece una porteña gritando: “Acá también tenemo’ virus, porque tenemo’ un gran valor estratégico”. Muy lindo, muy patrio, y por qué será esa necesidad ancestral de sentirse elegido, parte del desastre, ¿eh? La necesidad de reclamar la porción de la efeméride que toca o no, y esta vez –a diferencia de Kennedy y de Lennon– todos sabremos qué contestar cuando pregunten dónde estábamos cuando esos aviones se estrellaron contra esas torres. Respuesta: mirándolo por TV. En vivo y en directo.
6 Todos los e-mails de mis amigos en Manhattan me aseguran que todos ellos tenían algo que hacer esa mañana cerca del WTC y que por un motivo u otro decidieron no ir, seguir durmiendo, soñando. Y, claro, todos estuvimos en el Titanic. Y la orquesta tocaba. Y sobrevivimos y flotamos para contárselo a alguien.
7 Y otra pregunta: ¿por qué será que en los separadores de la CNN o FOX o NBC se leía America Under Attack y ahora se lee America Strikes Back? ¿No era que esto era un asunto de todos, que era el mundo entero y la civilización contra la barbarie y el Lado Oscuro y Freddy K. y Alien? A no asombrarse que les manden ántrax a los conductores de noticieros. Ya no los aguanta nadie. Yo tampoco.
8 Y sin embargo ahí está ese escudito que alguna vez fue Justicia Infinita y ahora es Libertad Duradera. Y ahí, ese águila de alas desplegadas y pico airado. Y –otra pregunta–, ¿no es ese águila una especie protegida, un ave en peligro de extinción y todo eso?
9 Cansado de preguntarme, busco respuestas. En la revista del diario viene una nota sobre un exposición en Barcelona organizada por el prestigioso arquitecto local Oscar Tusquets. La muestra se titula Requiem por una escalera y reúne escaleras célebres. Escaleras verdaderas como las de Montmartre, literarias como las de Cortázar o Dante, cinematográficas como la de Lo que el viento se llevó o Vértigo. En el catálogo, Tusquets se lamenta porque la gente ya no quiere usar escaleras. Error. A la hora de la verdad, las escaleras vuelven, sirven, se hacen imprescindibles. Como las del World Trade Center. Pensar en cuántos muertos más habría ahí abajo si no fuera por los buenos servicios de las pisoteadas escaleras.
10 Ahora, en Tarragona, camino a la casa de mi amigo, hay murallas romanas con vista al azul marino y mediterráneo levantadas en el 218 a.C. Son ruinas, sí, pero, ¿qué son las ruinas? Lo que me lleva al libro que me traje para el tren. Se titula In Ruins, su autor es Christopher Woodward, y es una reflexión sobre la relación entre el hombre y las ruinas a lo largo de la Historia. Troya, Pompeya, Hiroshima, así hasta llegar a esa Estatua de la Libertad rota al final de la primera El planeta de los simios. Las ruinas que son lo único que queda de algo que ya no existe pero, también, algo que permanece más allá de su era. Me acuerdo –en las afueras de Budapest– de un cementerio de estatuas comunistas (pedazos de bigotes de Stalin, cejas de Lenin) tan cerca de una ciudadela romana perfectamente preservada. Las estatuas de los Césares parecían más nuevas que las de los revolucionarios y ya estoy en la calle donde vive mi amigo...
11 ...y llamo a su puerta y subo las escaleras y me hace pasar y ahí me muestra un pedazo de metal retorcido y me pregunta: “¿A qué no sabés de dónde sale eso?”. Yo le respondo que ni idea, porque para qué le voy a arruinar su obvia sorpresa...
12 ...y me pregunto por qué será que de algunas cosas quedan ruinas y de otras, apenas, pedazos.

 

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