Por
Julian Borger, Rory
McCarthy y Richard
Norton-Taylor*
Desde Washington, Islamabad
y Londres
Ayer escaló la guerra de propaganda entre Estados Unidos y sus
enemigos en Afganistán. Ambos trataron de usar cortinas de
humo. Lo que está en juego es nada menos que las percepciones
del mundo acerca de quién está ganando y a qué costo.
La batalla de ayer se concentró en dos neumáticos, trofeos
de guerra mostrados a las cámaras de televisión por los
comandantes talibanes, quienes dijeron que se trataba de una parte del
tren de aterrizaje de un helicóptero norteamericano que había
sido derribado. Las imágenes de las ruedas sucias y dentadas fue
la respuesta a los videos dados a conocer el sábado por el Pentágono,
descriptos por sus funcionarios como la demostración del éxito
de las dos operaciones terrestres realizadas ese día por las fuerzas
especiales norteamericanas. Ayer, también, los talibanes dijeron
a los periodistas que los bombardeos norteamericanos alcanzaron un hospital
en Herat, matando a cien civiles.
El ministro de Educación talibán, Amir Jan Muttaqi, anunció
el descubrimiento de los restos de un segundo helicóptero en el
desierto de Registán (provincia de Helmand), en el sur de Afganistán.
Respecto del supuesto ataque al hospital de Herat, el embajador talibán
en Islamabad, Abdul Salam Zaeef, dijo que ahora queda claro cuál
es el objetivo del ataque norteamericano: la destrucción de la
población civil afgana. Otro responsable talibán denunció
en Afganistán otro bombardeo norteamericano en la ciudad de Tirin
Kot, a unos 100 kilómetros al norte de Kandahar (sureste), en el
que habrían muerto 18 personas. Según la agencia Prensa
Islámica Afgamna, un ciudadano japonés fue detenido este
lunes en la provincia de Kunar, en el este del país.
Las informaciones de los talibanes sobre las muertes civiles consistieron
hasta ahora en una complicada mezcla de verdad y exageración. Ayer,
la milicia afgana acusó a Estados Unidos de utilizar armas químicas
y biológicas contra blancos civiles, algo que sí fue rechazado
de plano por el Pentágono y ridiculizado por varios observadores
de la ofensiva anglonorteamericana, que ya cumplió 15 días.
El secretario de Defensa Donald Rumsfeld dijo que la denuncia talibán
sobre el derribo de un helicóptero es falsa. Pero las
circunstancias en las que se filmaron los restos todavía es un
misterio.
El tren de aterrizaje pareciera corresponder a un helicóptero de
transporte Chinook. Se ve su número de modelo, CH-47, y el nombre
del fabricante, Boeing. El video fue difundido por el canal satelital
Al Jazeera, con base en Qatar, que más de una vez ha estado en
el centro de esta guerra de propaganda. Zaeef dijo que el helicóptero
fue derribado en la provincia de Helmand, cerca de Kandahar, sede del
cuartel talibán central en el sur de Afganistán. La provincia
está cerca de una base aérea pakistaní que está
siendo utilizada por Estados Unidos. Zaeef dijo también que toda
la tripulación del helicóptero murió, pero no ofreció
ninguna evidencia: Todas las personas en el helicóptero murieron.
Otros dos helicópteros intentaron volver y encontrar al derribado,
pero no pudieron. Otros funcionarios talibanes dijeron que 25 personas
murieron en el incidente.
No se mostró ningún resto del fuselaje o de algún
cuerpo. Los talibanes dijeron que la mayoría de los restos de la
nave están en un campo minado y que no se puede llegar allí,
pero no está claro, en ese caso, por qué el tren de aterrizaje
fue encontrado tan lejos del resto de las piezas. John Pike, analista
militar de la compañía de inteligencia privada Global Security.org,
dijo que no se conoce que otras fuerzas en la región, además
de la norteamericana, utilicen helicópteros Chinook. Dijo que es
posible que los restos pudieran datar de una misión de la CIA en
los 80, cuando Estados Unidos apoyó a los mujaidines (combatientes
islámicos) contra la Unión Soviética, pero jamás
una pérdida de este tipo había sido documentada.
Pike señaló que el Pentágono dijo en el comienzo
de la Operación Libertad Duradera que cualquier soldado norteamericano
muerto en acción sería informado. Es posible que este
helicóptero haya caído en una misión no informada,
y que todos sus tripulantes hayan sido rescatados, declaró.
Las desmentidas del Pentágono, ante la ausencia de bajas,
no debe ser aceptadas sin un análisis previo. El Pentágono
sí reveló la muerte de dos miembros de las fuerzas especiales
norteamericanas cuando un helicóptero Black Hawk se estrelló
en Pakistán el sábado. Funcionarios de Defensa dijeron que
el helicóptero estaba afectado a misiones de rescate cerca de la
frontera con Afganistán y que se estrelló cuando regresaba
a su base. El Pentágono negó que el helicóptero haya
sido enviado a Afganistán para una misión de rescate.
El manejo del Pentágono con la prensa creó numerosas fricciones
entre Rumsfeld y los medios. El secretario de Defensa está furioso
por las filtraciones del viernes a la noche sobre las operaciones de las
fuerzas especiales y advirtió ayer que todo aquel que fuera responsable
de filtraciones comete una delito federal. Quizás quieran
parecer importantes, quizás quieran hacerse conocidos, pero están
mostrando una despreocupación total por la vida de los norteamericanos,
dijo. Y aclaró que debido a la naturaleza de esta guerra, él
sería en ocasiones deliberadamente vago en sus apreciaciones. Nuestro
objetivo no es darle información al enemigo, sentenció.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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