El
Gobierno pretendía cerrar trato ayer, pero no fue posible. Los
gobernadores de todo el país, oficialistas y opositores, consideraron
que aún restan acordar varios puntos, aunque uno es fundamental
y sería la llave para que las provincias admitieran un recorte
de los fondos coparticipables: la certeza de que los bancos reducirán
al 7 por ciento la tasa de interés para el pago de las deudas ya
contraídas.
La ilusión de un convenio se desvaneció rápidamente,
cuando comenzaron a llegar al Consejo Federal de Inversiones (CFI) los
mandatarios del justicialismo. No estuvo ninguno de los gobernadores de
distritos grandes. La representación quedó reducida
a Angel Maza (la Rioja), Eduardo Fellner (Jujuy), Gildo Insfrán
(Formosa) y Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego). En la Alianza hubo
asistencia casi perfecta.
A la hora de analizar el intrincado documento que redactó el asesor
externo de Economía, Horacio Liendo, hubo coincidencias. En ningún
tramo de la denominada segunda addenda al compromiso federal por
el crecimiento y la disciplina fiscal la Nación garantiza
una reducción de la tasa de interés, llevándola del
30 por ciento actual al 7 por ciento, para que las provincias pudieran
renegociar las deudas contraídas.
Cuando Cavallo hablaba con nosotros decía que estaba todo
cerrado pero Hugo Garnero (secretario de relación con las provincias)
siempre admitió que todavía faltaba, señaló
a este diario un conspicuo gobernador peronista.
En el PJ se recluirán durante esta jornada en la Casa de Córdoba
para redactar una nueva contrapropuesta clara y sintética,
que llevarán al Gobierno e incluirá una mención expresa
de la reducción de la tasa de interés.
En los otros puntos, los gobernadores se muestran más flexibles.
Hasta el último día del 2001 está garantizado el
piso de 1364 millones de pesos de coparticipación. Y a partir del
2002 se aceptará un recorte en caso de una merma en la recaudación.
El Gobierno pretende no fijar piso, pero los gobernadores admiten una
quita nunca mayor al 13 por ciento.
También hay diferencias en cuanto a los Lecop (Letras de Cancelación
de Obligaciones Provinciales). Las provincias los aceptan como parte de
pago de la coparticipación, pero se quejan por la manera en que
Cavallo se apropia del efectivo. Lo que pretenden es que bonos
y cash se reparta de manera equitativa.
En la búsqueda de un acuerdo con la Nación, hay gobernadores
de la Alianza que aparecen tan duros como los peronistas. Las provincias
tienen sus propias realidades y las diferencias no pasan por el color
político de cada una ni tampoco por su tamaño, sino por
el volumen de las dificultades que enfrenta cada distrito, declaró
a este diario un gobernador aliancista.
A la reunión de ayer en el CFI no faltó ningún representante
de la Alianza, salvo el chubutense José Luis Lizurume, quien en
su lugar mandó a su ministro de Economía. Estuvieron Angel
Rozas (Chaco), Sergio Montiel (Entre Ríos), Pablo Verani (Río
Negro), Alfredo Avelín (San Juan), Roberto Iglesias (Mendoza),
Oscar Castillo (Catamarca) y el jefe de Gobierno porteño, Aníbal
Ibarra.
Los gobernadores aliancistas advierten que está claro que
la Nación quiere transferir su déficit a las provincias
y más de uno sospecha que el recorte de la coparticipación
formó parte de las imposiciones del FMI en el último acuerdo.
Vienen y piden que les demos una mano, que es necesario recortar
la coparticipación porque cayó la recaudación y hay
menos efectivo. Se la damos y aceptamos usar los Lecop, que de última
es una buena medida, pero ahora resulta que Cavallo no quiere quedarse
con los bonos, se quejó a la salida del CFI un mandatario
de la Alianza, quien especuló que tampoco hoy será posible
llegar al acuerdo que De la Rúa espera con las provinciaspara anunciar
después las nuevas medidas económicas y el recambio del
gabinete.
ENTREVISTA
A NESTOR KIRCHNER, EL MAS DURO DEL PJ
Sí,
quiero ser presidente
Por
Diego Schurman
Sí,
quiero ser presidente. ¿Por qué no? De esta manera,
Néstor Kirchner admitió en un reportaje express con Página/12
su deseo de integrar la fórmula del PJ en el 2003. El gobernador
de Santa Cruz, de paso, se metió en la interna bonaerense al criticar
a Carlos Ruckauf y ensalzar la figura de Eduardo Duhalde, con quien podría
compartir un proyecto común.
¿Quién lo respalda para ser presidente?
Acá no hay provincias grandes ni chicas. Hay argentinos y
argentinos. Tengo las mismas posibilidades que De la Sota, Reutemann y
Ruckauf.
No me dijo nada de Duhalde.
Yo con Duhalde tengo afectos personales, recorrimos muchos caminos
juntos y tenemos un respeto mutuo. Es uno de los dirigentes políticos
más importantes y jefe indiscutido de la provincia de Buenos Aires.
¿Tienen acordado trabajar juntos?
(Se ríe, pero no contesta.)
¿Cuenta con el respaldo del Frente Federal?
El Frente aspira a conducir el Senado, el partido y tener una fórmula
en la interna del PJ. Yo tengo la vocación de ser el candidato.
Pero Ruckauf imagina a Ramón Puerta, coordinador de ese Frente,
como su compañero de fórmula. Y el Frente pasa por un buen
momento con Ruckauf.
Sí, pero es una idea quintacolumnista. Es una picardía,
un buscapié para quebrar el Frente Federal que tira Ruckauf, que
se debería preocupar más por su propia realidad.
¿Por qué es un hipercrítico de Ruckauf?
Tenemos visiones diferentes. No es personal. En el Frente no vamos
a ser alfombras de distintos proyectos de poder.
¿Qué propuestas distintas ofrece?
La creación de un seguro de empleo. En esto coincidimos con
la CTA de Víctor De Gennaro. Acá hay 3 millones de jefes
de familia que están fuera de la Argentina productiva. Esto activaría
la economía. Segundo: combate a la evasión, con 300 mil
presos. Llenemos la tapa de los diarios con presos para recuperar de los
40.000 millones de evasión al menos 10.000 millones. Se fortalece
el sistema recaudatorio, y recuperamos el papel recaudador con el interior.
Cambio del sistema impositivo y restitución de aportes patronales
de empresas privatizadas.
Usted no es de los que piden un paso al costado de Cavallo, ¿no?
Acá el responsable es De la Rúa. Cavallo instrumenta
las políticas. Pero yo no creo en los Frankenstein. De la Rúa
es autista, no ve lo que pasa en la Argentina. Y es el gran continuador
del modelo anterior.
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