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EN EL PAIS PREVALECE UN TIPO DE VIH DISTINTO DEL RESTO
Un virus del sida exclusivo

Investigadores de la UBA descubrieron que la variedad del VIH más usual en la Argentina es un subtipo propio, que se propaga entre heterosexuales. En la comunidad gay predomina otro tipo.

Por Pedro Lipcovich

La variedad de virus del sida más común en la Argentina es diferente de la que prevalece en otros lugares del mundo. Hasta hace poco se creía que la cepa predominante era la misma que en Estados Unidos, pero un equipo de investigadores de la UBA acaba de demostrar que no es así. El hallazgo viene a explicar por qué importantes pruebas de laboratorio fallan a veces en la Argentina: por ejemplo, los kits para detectar el VIH en recién nacidos vienen de Estados Unidos o Europa, donde las variedades de virus son otras, y a veces dan falsos negativos. Ahora se abre el camino para que (si en la Argentina hubiera financiación para este tipo de trabajos) se preparen tests específicos para la población local. Además, el descubrimiento podrá servir para afinar estrategias preventivas, ya que el subtipo encontrado se propaga preferentemente entre la población heterosexual y no en la comunidad gay, al punto de que, “en realidad, en la Argentina hay dos epidemias de sida diferentes”, según el director del Centro de Referencia para esta enfermedad. Por último, esta investigación será útil a la hora de diseñar vacunas que sirvan para la Argentina.
La investigación será publicada en el próximo número de la revista Aids, de la Sociedad Internacional de Sida, y fue efectuada por un equipo del Centro Nacional de Referencia para el Sida –que funciona en la UBA dirigido por Horacio Salomón– junto con un grupo de la Fundación Henry Jackson, de Estados Unidos, más científicos de Bolivia y Uruguay. Un equipo del Instituto de Salud Carlos III de España anunció resultados similares en el Journal of General Virology.
La variedad descubierta es la número 12 de las “recombinantes”. Existen nueve subtipos puros de VIH, que a su vez pueden combinarse entre sí. Esto sucede cuando una persona infectada vuelve a infectarse con otra cepa; en el organismo, el material genético del virus se fragmenta y vuelve a unirse, de modo que puede producirse una variante nueva que combina las anteriores y podrá difundirse en la comunidad.
Los investigadores encontraron que el virus prevalente en la Argentina es una forma recombinante entre los subtipos B –prevalente en Estados Unidos y Europa– y el F –que afecta al 15 por ciento de los infectados en Brasil–. En la Argentina, “en un estudio sobre mujeres con VIH, encontramos la variedad BF en el 86 por ciento de los casos, que fueron 140 –precisó Salomón–; entre la población gay, en cambio, el 90 por ciento tiene el subtipo B”. Esto significa que “a nivel de la biología molecular, en la Argentina hay dos epidemias de sida: una se desarrolló entre la población gay y tendió a mantenerse en ese ambiente, sin cruzarse mucho con la otra cepa, que se trasmitió en forma heterosexual, en especial a parejas de usuarios de drogas endovenosas que compartían jeringas”, explicó el titular del Centro de Referencia del Sida.
¿Desde cuándo circula esta cepa en la Argentina?: “Cuando fuimos a nuestro freezer, al banco de virus, encontramos la variedad BF en muestras de 1986: está desde hace mucho, aunque sólo la tecnología más reciente nos permitió identificarla”. El Genbank, banco global de datos genéticos que funciona en Los Alamos, Estados Unidos, confirmó que se trata de una nueva variedad y la homologó internacionalmente.
¿Para qué sirve saber qué cepa predomina en el país? “Por ejemplo, a los recién nacidos de madres infectadas no se les puede aplicar el test de VIH convencional, que registra anticuerpos, porque ya tienen los de la madre en su sangre: hay que usar un análisis que detecta el genoma del virus pero los kits vienen de Estados Unidos o Europa y están adaptados a los subtipos que allí prevalecen; a veces no detectan virus de otras cepas -señaló Salomón–. También se usan análisis de este orden para detectar si un virus tiene resistencia a determinados medicamentos, y pueden fallar por los mismos motivos.”
Por eso, “para estos estudios, las técnicas debieran adecuarse para que pudieran dar cuenta de las cepas de virus predominantes”, lo cual selograría si los kits fuesen producidos en el país. En cuanto al tratamiento en sí mismo, en cambio, “la indicación de una u otra droga antiviral no depende de la cepa de virus que tenga el paciente”, observó Salomón.
Por último, el futuro hallazgo de “una vacuna apta contra los distintos subtipos dependerá críticamente de contar con información sobre los subtipos prevalentes” en cada región, según el trabajo de los argentinos.

 

 

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