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�Esto no es guerra, es una cacería internacional�

John Keegan es uno de los principales historiadores militares británicos. También fue el único que predijo correctamente, y para Página/12, el desenlace de Kosovo. Aquí, su opinión de este conflicto.

�Este es un conflicto a largo plazo, sin límites definidos, ni temporales ni espaciales.�

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Autor de Historia de la guerra y de estudios especializados sobre conflictos bélicos, el británico John Keegan no incluiría a la actual campaña en un futuro libro. “Es lamentable que se haya usado el término guerra. Esto no es una guerra. Es una investigación criminal a gran escala. Se está persiguiendo a asesinos, aunque ellos se llamen guerreros islámicos”, señaló a Página/12.
–Según algunos medios de prensa, el secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld está disconforme con lo que se logró militarmente. ¿Cree usted que se podría haber conseguido más en estos 16 días de campaña?
–Es difícil de saber. Es una campaña muy complicada en la que todavía no se han empleado muchas tropas o aviones de combate. Por otra parte se dice que el secretario de Defensa no está conforme. Pero ¿quién lo dice? Habrá que ver si es verdad.
–Lo cierto es que tenemos a un ejército semimedieval enfrentado a la superpotencia del siglo XXI, a pesar de lo cual los talibanes siguen en el poder, Bin Laden continúa libre, ninguna ciudad ha caído a manos de la Alianza del Norte, ni Mazar-i-Sharif ni mucho menos la capital Kabul.
–Dos semanas y días es poco tiempo para evaluar una campaña. La Guerra del Golfo comenzó el 15 de enero de 1991 y hubo primero una campaña aérea de seis semanas de duración. En esta campaña no ha habido grandes despliegues de tropa, en parte porque es muy difícil colocar a las tropas en posición de combate. La coalición no tiene una base militar apropiada para realizar una campaña militar más intensa. Están utilizando las bases de otros países y la Armada, pero se trata de bases frágiles para una operación de esta envergadura. De modo que por el momento la campaña ha sido tanto de reconocimiento y recolección de material de inteligencia como de acción militar. No se puede capturar a Osama bin Laden con una campaña aérea, salvo por un golpe de suerte. Por lo tanto, se está buscando tener toda la información necesaria sobre su paradero para atraparlo. Esto se deberá hacer con tropas terrestres. En cuanto a los objetivos militares, por el momento la idea parece ser desestabilizar al régimen talibán.
–¿No está cambiando permanentemente el objetivo de la campaña? Primero se habló de la captura de Bin Laden, después del derrocamiento de los talibanes, de pronto se dudó ante el temor de que tomara el poder la Alianza del Norte.
–En el fondo no sabemos cuál es el objetivo estratégico de la actual campaña en Afganistán. No lo sabemos porque no se nos ha dicho con claridad y esta falta de información tiene su lógica en la guerra, ya que en una operación militar es fundamental el factor sorpresa que se perdería si publicáramos a los cuatro vientos cuáles son nuestros objetivos.
–Pero parece una constante de esta guerra que la evaluación cambia cada semana. La semana pasada los talibanes estaban derrumbándose. Esta semana subieron sus acciones y son un enemigo sólido que será difícil de vencer. ¿Es una campaña de propaganda o simplemente no se sabe por falta de inteligencia?
–Creo que básicamente no tienen idea. Esto no es como la campaña de Kosovo, donde enseguida se sabía lo que pasaba porque había una fuerte presencia de periodistas occidentales. Este es un país remoto con un régimen muy represivo y cerrado, que ha impedido que se sepa más. En estas condiciones, si hay inteligencia, no se va difundir.
–¿Cuánto tiempo tiene la campaña para producir resultados?
–Hay dos problemas: el invierno y el Ramadán. El invierno empieza a mediados de noviembre y va a dificultar las operaciones, pero también será una limitación para Bin Laden. Le quitará movilidad porque cualquier desplazamiento que haga dejará claros rastros. En cuanto al Ramadán, no sabemos si los norteamericanos lo respetarán.
–El presidente paquistaní Pervez Musharraf ya indicó que no quería que las operaciones militares se prolongaran durante el Ramadán. ¿No pondría esto en peligro la coalición?
–Quizá. Pero militarmente sería muy peculiar si no pudiéramos continuar con la guerra debido al Ramadán. Quizás EE.UU. haga algún gesto simbólico, pero no creo que detenga la ofensiva. En cuanto a la coalición misma, no sé si se podrá sostener. Uno está lidiando con gente muy volátil. Dependerá del grado de ascendiente que EE.UU. tenga sobre Pakistán.
–¿Sería muy peligroso si se deshace la coalición?
–Sí. Pero hay que tener en cuenta que esta guerra no se limita a Afganistán o Pakistán. El mundo árabe entero es una red de asociaciones terroristas. Las hay en todo el Medio Oriente. También en Asia Central. En este momento el conflicto ocurre en Afganistán, pero este es un conflicto a largo plazo, sin límites definidos, ni temporales ni espaciales.
–¿Piensa que los casos de ántrax son parte de este conflicto?
–Todavía no se sabe quién es el culpable por estos casos. Puede que sea algún demente o que sean simpatizantes de Bin Laden. La única virtud de estos ataques es que han demostrado de una vez por todas que la llamada guerra bioterrorista no es un arma muy efectiva. Es cierto que murieron tres personas y que se consiguió perturbar mucho la vida cotidiana, debido a su novedad. Pero creo que los métodos terroristas concretos siguen siendo los tradicionales: la bomba, el secuestro.

 

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