Por Suzanne Goldenberg*
Desde
Belén
El primer ministro de Israel,
Ariel Sharon, provocó la mayor confrontación con Washington
desde que el presidente George Bush asumió el cargo, al rechazar
de plano un pedido de poner fin a una ocupación de territorios
autónomos palestinos que podría amenazar la supervivencia
política de Yasser Arafat. Israel se mantuvo en sus trece ignorando
un llamado conjunto de los líderes políticos y espirituales
del mundo para que su ejército se retire de Cisjordania. Los tanques
que entraron al centro de las seis ciudades hace seis días, en
la afrenta más seria a la autoridad del líder palestino
en siete años, no se movieron, dijeron los funcionarios. Ayer murieron
tres palestinos y otros cinco resultaron heridos en enfrentamientos en
Tulkarem.
La dureza de la negativa hacia un aliado que le da a Israel casi 3000
millones de dólares por año en ayuda no tiene precedentes,
y el momento elegido, cuando Washington está tratando de retener
el apoyo árabe por su ataque militar sobre Afganistán, será
visto por Bush como especialmente provocativo. Detrás de la retórica,
sin embargo, había una débil señal de esperanza.
Ayer, durante unas pocas horas ayer, un convoy con líderes cristianos
convergía hacia la Plaza del Pesebre en Belén y silenció
las armas. Mientras tañían las campanas de la Iglesia de
la Natividad y se emitían las oraciones musulmanas desde los altoparlantes
en la mezquita de enfrente, los tanques israelíes retrocedieron
del camino principal y los soldados se retiraron de sus posiciones en
la vecina Beit Jalá.
Su ocupación del hogar privado de Hussam Jubar dejó a la
villa totalmente acribillada con agujeros de las balas de palestinos armados
y llena de los restos de unas dos docenas de soldados israelíes.
El ejército había tomado la casa el jueves, usando una mesa
de ping-pong como barricada para llevar a los siete miembros de la familia
a la cocina y había colocado ametralladoras en los dormitorios
de los niños.
Aún así, los diarios israelíes ayer hablaban de una
seria crisis en las relaciones con Estados Unidos y sugerían que
Bush debía castigar a Sharon por su obstinación cancelando
una invitación a la Casa Blanca después que Israel rechazara
un inusual pedido para retirarse inmediatamente de las áreas palestinas.
Israel insiste en que sus tropas se quedarán hasta que Arafat entregue
los hombres armados que asesinaron a un ministro derechista la semana
pasada. Sin embargo, la mayoría de los observadores ven esto como
una exigencia imposible.
Lamentamos y deploramos profundamente las acciones del Ejército
israelí que mataron a numerosos civiles palestinos, dijo
Philip Reeker, vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, después
de pedir un alto inmediato a las invasiones israelíes a tierra
palestina. Las muertes de esos inocentes civiles bajo las circunstancias
que se informaron en los días recientes, son inaceptables.
Desde la Plaza del Pesebre. los líderes de las 13 iglesias de Tierra
Santa emitieron un mensaje similar. No puede haber justicia si no
se pone fin a la ocupación. Las fronteras más seguras para
Israel son aquellas formadas con vecinos reconciliados y por cierto no
tomando las colinas y otras posiciones, dijo Riah Abu El-Assal,
un obispo anglicano de Jerusalén. Si continua esta política
de ojo por ojo, todos terminarán ciegos.
El show de solidaridad de los líderes de la iglesia habla de la
enorme preocupación en las comunidades cristianas del mundo después
de la ocupación de Belén por Israel y de la mayormente cristiana
ciudad de Beit Jalá. Los soldados israelíes mataron con
disparos a un monaguillo en la Plaza del Pesebre durante el fin de semana.
Durante la noche, el hospital maternal de la Santa Familia fue alcanzado
por fuego de ametralladoras, con las balas rebotando en la sala de bebés.
Sin embargo, las respuestas del establishment israelí ayer fueron
totalmente incontinentes. Tenemos una alta opinión y apreciamos
a Estados Unidos, le dijo ayer a los reporteros el ministro de Defensa,
BenjaminBen Eliezer. Tenemos una estrategia en común. Pero
los reclamos que hicieron, con todo el debido respeto, están fuera
de lugar.
Los voceros de Sharon tenían también una posición
dura. No hay duda que el vocero del Departamento de Estado no tiene
una total visión del tipo de problemas que estamos enfrentando.
De otra forma no hubiera dicho eso, dijo el vocero de Sharon, Raanán
Gissin. Los esfuerzos diplomáticos de la Unión Europea,
la ONU, Estados Unidos y Rusia ahora están enfocados en objetivos
en Afganistán, y se mantienen dentro de la ley.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
EL
IRA NORIRLANDES COMENZO A DESARMARSE
La paz que se está salvando
Quizá todo lo que ocurrió
después del 11 de septiembre no haya jugado a su favor. Quizá
sus últimas movidas conocidas, sobre todo sus conexiones con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no hayan sido las
mejores. Por la razón que fuera, el Ejército Republicano
Irlandés (IRA) dio ayer un paso histórico: comenzó
el desarme de sus filas. Y su anuncio fue confirmado por el general canadiense
John de Chastelain, titular de la Comisión de Desarme para el Ulster.
De este modo, el proceso de paz en Irlanda del Norte, que pasaba por una
de sus cíclicas, pero esta vez agravada, crisis, salió a
flote. A tal punto, que el protestante David Trimble, jefe autosuspendido
del gobierno semiautónomo de la región, admitió que
podría reasumir el cargo.
Los medios británicos hablaron rápidamente de que se trataba
de un día histórico y del inicio de una
nueva era para Irlanda del Norte. En los años pasados
hubo varias oportunidades en los que la palabra histórico
era apropiada, y la declaración de hoy del IRA significa claramente
otro desarrollo sin par, dijo el premier de la República
de Irlanda, Bertie Ahern. Del lado protestante, Peter Robinson, del radical
Partido Unionista Democrático (DUP), se vio sorprendido. Queremos
pruebas de que el desarme se llevó a cabo.
Como dijo Ahern y como especificó el mismo premier británico
Tony Blair, hubo muchos días que fueron calificados de históricos.
Y si es así, cabría preguntarse por qué de tantos
éxitos acumulados sólo resulta un proceso de paz desfalleciente.
La respuesta no pasa sólo por relativizar las declaraciones triunfalistas.
Pasa, también, por enmarcar lo que ocurrió ayer en los complicados
mecanismos por los cuales Irlanda y Gran Bretaña intentaban terciar
y mantener equilibrios en una situación en el Ulster que sólo
durante este año se degradó más que nunca desde 1998,
año en que se firmaron los históricos Acuerdos
del Viernes Santo.
Este acuerdo instaló en el Ulster un gobierno semiautónomo
compartido entre católicos y protestantes. Semiautónomo
quiere decir que los norirlandeses eligen su propio semipremier,
pero Gran Bretaña sigue teniendo la última palabra sobre
la vigencia del gobierno. Fue una forma de crear un marco político
para las soluciones político-militares por venir. Lo que quedaba
por venir eran tres medidas: el abandono del Ulster por parte del Ejército
británico, la reforma de la Royal Ulster Constabulary (la policía
británica, compuesta por protestantes), y el desarme del IRA y
de las organizaciones paramilitares protestantes.
El IRA no dio ningún signo destacable de desarme en tres años
y la presión caía sobre ella, que contraargumentaba con
la falta de avances en el resto de los frentes. A eso se sumó,
este año, un rebrote notable de la violencia religiosa y unas elecciones
británicas, en junio, que le dio aire a los sectores radicales
protestantes opuestos al Viernes Santo. Entonces, el gobierno británico
suspendía las instituciones para no dejarlas caer. Lo hizo al menos
tres veces en sólo un año. El pico de crisis fue cuando
en julio, David Trimble, líder protestante moderado, renunció
en julio por la negativa del IRA a desarmarse y dejó en manos de
Londres la responsabilidad de sostener con respirador al enfermo comatoso.
Trimble se reunió con De Chastelain para que le confirmara lo que
sus oídos escuchaban. El general canadiense dijo que Trimble se
fue tan contento que le confesó que podría reasumir el gobierno.
Por supuesto que de aquí en más habrá otro mar de
dudas. El IRA sólo destruyó una pequeña parte de
sus armas y no hará más hasta que no vea signos del otro
lado. La organización paramilitar protestante Ulster Defence Association
(UDA) explicó que no entregará sus armas. Y entonces todo
podrá volver a empezar. Pero por lo pronto, ayer fue un día
más histórico que otros.
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