Por Emanuel Respighi
No festejar un acontecimiento
tan relevante como los cincuenta años que cumplió la televisión
argentina es tener una visión pesimista de la realidad. Creo que
el cincuentenario hay que festejarlo por todo lo que la TV representó
y representa para nuestra vida diaria. Por más crisis económica
que esté afectando actualmente a la industria, es una fecha que
no se puede dejar pasar de largo, comenta, casi como lamentándose,
Miguel Rodríguez Arias, productor y director del documental que
Canal 7 realizó en homenaje al medio siglo de vida de la pantalla
chica. Bajo el título 50 años de Canal 7, 50 años
de la televisión argentina, el programa que se emitirá
hoy a las 22 traza un minucioso recorrido por la historia del primer canal
de televisión argentino, contextualizándolo en la historia
política y social del país.
El estilo que caracteriza a los trabajos de Rodríguez Arias (Las
patas de la mentira, Malvinas, el durante y el después y La centuria,
entre otros), se ve reflejado en este programa especial, cuyo valor periodístico
está sustentado en un riguroso repaso por la ciclotímica
historia del canal estatal, siempre sensible a los embates de los gobiernos
de turno. Como la historia del país está íntimamente
relacionada con la de la emisora estatal, más que con cualquier
otro canal, la historia de la Argentina se entremezcla permanentemente
en las imágenes, explica Rodríguez Arias. Este
canal tiene que soportar sistemáticamente la línea editorial
y los condicionamientos políticos y económicos de los gobernantes.
Y este juego es lo que le da otro concepto al documental.
Si bien el especial intenta recorrer los cincuenta años de vida
del canal, la narración se detiene fundamentalmente en cuatro hitos
históricos que marcaron a fuego la historia de la TV nacional:
la aparición de la televisión en la Argentina de 1951, la
privatización de los canales 9, 11 y 13 en los 60, la estatización
en 1974 de las señales a cargo de José López Rega,
y la reprivatización de los canales en la década del 90
(a excepción de ATC y Canal 9, este último ya en manos privadas
desde 1984). Para ello, el programa se vale de imágenes de los
sucesos más importantes de cada época, combinándolos
con programas que hicieron historia como Sucesos argentinos,
Primer telenoticioso argentino, Tato, siempre en domingo,
Los hijos de López, Semanario insólito,
La noticia rebelde, El espejo del país
y El otro lado, hasta llegar a los contemporáneos Okupas
y Todo por dos pesos.
Los permanentes cambios de perfil, como consecuencia de las influencias
políticas (la intervención de Gerardo Sofovich en la primavera
menemista es tomada como un claro referente en este sentido) o de las
modificaciones en la ley de radiodifusión, se alternan con los
testimonios de protagonistas como Mirtha Legrand, Antonio Carrizo, Víctor
Hugo Morales, Juan Alberto Badía, Nelly Prince, Pinky y Diego Capusotto.
Rodríguez Arias hace hincapié en que Canal 7 fue la única
señal abierta en rendirle un homenaje a la TV. Los otros
canales siempre se aprovecharon de la pantalla del 7, ya que muchos programas
exitosos surgieron en el canal y luego fueron explotados por las otras
señales. Pasó con Tato Bores, Susana Giménez, Mirtha
Legrand, o con ciclos como Semanario insólito o La
noticia rebelde, que luego dieron lugar a programas como CQC
o Fax. Y como parece que a todo esto se lo tragó el
olvido, el documental trata de que la gente lo recuerde, para darle al
canal la relevancia que merece.
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