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Alfonsín ordenó criticar, pero
no quebrar lanzas con el Gobierno

El ex presidente tuvo un encuentro en el Comité Provincia de la UCR. El martes se reunirá el comité federal. Ayer frenó los ímpetus de Moreau. Habrá distancia en el Parlamento, no ruptura.

Alfonsín, Moreau y Storani discutieron la posición del partido en relación al gobierno delarruista.

Por José Natanson

Al más puro estilo radical, Raúl Alfonsín continúa transitando un confuso camino entre la crítica y el apoyo al Gobierno. Ayer, el ex Presidente se reunió con el crítico Comité Provincia que conduce Federico Storani para planificar una reunión para el próximo martes, en la que solicitará una audiencia con Fernando de la Rúa para reclamarle un “cambio de rumbo económico”. A la salida, insistió con que Domingo Cavallo debería abandonar el Ministerio de Economía. Pero no va más allá. Ayer aclaró que no romperá con el Gobierno y avaló una estrategia que sonó a bluff para muchos de sus partidarios: resistir en el Congreso las iniciativas más restrictivas que mande el Gobierno.
Desde que se produjo la paliza electoral, amplios sectores de la UCR pidieron a Alfonsín una radicalización de la posición partidaria, e incluso un quiebre total con el Gobierno. Pero el jefe radical no se sale de su cause: hasta ahora, su espíritu rebelde se limitó a asegurar, luego de un encuentro con sindicalistas, que el ciclo de Cavallo como ministro estaba terminado, y a proponer una reprogramación de la deuda en conjunto con Brasil, lo que generó el rechazo unánime de las autoridades brasileras.
Pero el hombre no cede en su estrategia. Ayer, Alfonsín se acercó a la sede del Comité Provincia, donde lo recibieron sus hijos (políticos), Storani, Leopoldo Moreau y Juan Manuel Casella, y su hijo (biológico) Ricardo Alfonsín. El encuentro giró en torno a la relación UCR-Gobierno, el tema central de la reunión del martes del Comité Federal que agrupa a los jefes de los comités de todas las provincias.
Moreau –que a pesar de su derrota no pierde la rebeldía– dijo que el partido debería declararse independiente del Gobierno. Alfonsín respondió que no estaba dispuesto a dar ese paso. “Voy a reclamar que se cambie la política, pero no voy a aislar al Presidente”, respondió. En un tono calmado, Casella acompañó el planteo del ex Presidente, lo que generó una contrarréplica de Moreau. “Moderado” fue el adjetivo que utilizó el senador para descalificar a su socio en la interna bonaerense.
La conclusión, a la que se llegó gracias a la intervención de Storani, fue adoptar una estrategia de resistencia parlamentaria para oponerse a las iniciativas que –sospechan– maquina el Gobierno: anulación del Fondo de Incentivo Docente, arancelamiento universitario y recortes varios. El planteo estará acompañado por un pedido de cambio en la política económica.
En la reunión, Storani y Moreau le dijeron a Alfonsín que lo ideal sería que reclamara una audiencia con De la Rúa después del encuentro del martes, cuestión de transmitirle cara a cara la posición del partido. Aunque el ex Presidente dudaba (“¿qué le voy a decir?”, repetía), finalmente lo convencieron. Antes, el chaqueño Angel Rozas había formulado un pedido similar.
Cuando concluyó el encuentro, Alfonsín fijó su postura en público. “El Gobierno debe acelerar el cambio del rumbo económico. Sigo insistiendo en que el ciclo de Domingo Cavallo se terminó”, sostuvo el ex Presidente. Pero inmediatamente después añadió: “No se trata de romper con el Gobierno, sino de reconocer las cosas que están bien y criticar las que están mal”.
Más tarde, el ex Presidente se encerró en su departamento junto a sus colaboradores y se pasó toda la tarde redactando un documento que repite lo que ya había dicho a la mañana. “Se propicia un cambio de rumbo en las políticas económicas” y reafirman su “compromiso de asegurar la gobernabilidad”. Además de la primera plana radical, el texto lleva las firmas de un puñado de frepasistas: Darío Alessandro, Graciela Fernández Meijide, Rodolfo Rodil y Hermes Binner, entre otros.
El documento es, en realidad, un ejemplo más de la estrategia adoptada por Alfonsín. Aunque su posición, confusa y sinuosa, fue una de las causas de su derrota, el hombre insiste con el equilibrio precario: por un lado,la necesidad de diferenciarse del Gobierno y contener a sus partidarios; por otro, la voluntad inquebrantable de no aislar a De la Rúa.
Pero cada vez le resulta más complicado mantener el medio camino. Básicamente, porque el clima bélico dentro del radicalismo se intensifica día a día: a la larga lista de reclamos al Gobierno que venían acumulando se sumó la aplastante derrota electoral, que en la UCR achacan a la política económica oficial. Cómo estarán de mal las cosas que ni siquiera la decisión de De la Rúa de designar a un radical –el rionegrino Daniel Sartor– en el Ministerio de Desarrollo Social alcanzó para aplacar los ánimos. “La decisión del Gobierno de ratificar el rumbo económico está clara. Es puro maquillaje”, definía ayer un importante referente de la UCR.
Pero Alfonsín también aclaró que no está dispuesto a declarar la emancipación de la UCR del Gobierno, como le piden cada vez más radicales. “Quedó golpeado desde la híper y no quiere que lo responsabilicen por una nueva crisis. Aunque nos cuesta, tenemos que convencernos: eso no va a pasar nunca”, se lamentaba uno de sus hombres de confianza.

 


 

EL MARTES, EL FREPASO ROMPERA EL BLOQUE DE LA ALIANZA
Un debate donde no todos piensan igual

Por Santiago Rodríguez

El bloque de diputados del Frepaso abandonará la Alianza el próximo martes. Esa es, al menos, la decisión que el mayoritario grupo de legisladores frepasistas que está convencido de romper la sociedad que los une al radicalismo le comunicó ayer al titular de esa bancada, Darío Alessandro. Para los que quieren irse la decisión es “irreversible”, al punto que advierten que “todo aquel que piense que una operación partidaria nos hará cambiar de opinión va muerto”. “Con esta historia venimos ya desde hace diez días”, es la última esperanza de quienes piensan que “aún se pueden hacer cosas con los radicales progresistas”. El debate está cruzado por el fantasma de Carlos “Chacho” Alvarez y envuelve a todo el Frepaso, que para peor corre el riesgo de desaparecer porque los socialistas populares ya analizan la posibilidad de dejar esa fuerza.
En la reunión de ayer del bloque del Frepaso no hubo discusión. “No tiene sentido el gesto si uno no da respuesta a los problemas que tiene la Argentina”, fue casi todo lo que se limitó a responder Alessandro, cuando sobre el final un grupo de diputados le avisaron que no están dispuestos a permanecer dentro de la Alianza más allá del martes próximo. Es que las posiciones dentro de la bancada frepasista están claras y los argumentos de unos y otros se repiten desde el día siguiente a las elecciones.
Los que sostienen que “todavía se puede seguir trabajando con algunos sectores progresistas del radicalismo” son Alessandro –que ayer lo repitió una vez más en el bloque– y Rodolfo Rodil, a quienes acompañan en esa postura los flamariquistas Cristina Zuccardi y Alberto Briozzo.
Del otro lado están todos los demás, que pretenden “recuperar la autonomía parlamentaria y tomar distancia del Gobierno nacional”. En ese grupo se alinean, entre otros, Irma Parentella, José Vitar, Carlos Raimundi, María América González y Fernando Melillo, quienes –como reveló ayer Página/12– terminaron de definir la conveniencia de anunciar la separación del bloque del Frepaso de la bancada radical junto a Alvarez.
“Nuestra intención es aprovechar el tiempo de acá al martes para generar alternativas que hagan que esta decisión no sea traumática”, explicó a este diario uno de los diputados que alientan la ruptura, pero aclaró que ningún órgano partidario podrá hacerlos dar marcha atrás en su decisión. “Es muy feliz la iniciativa de convocar a un congreso o a la mesa federal, pero desgraciadamente –se quejó– ese debate no se dio para decidir, por ejemplo, si convenía que Juampi (Cafiero) renunciara o si es bueno el acercamiento a (Néstor) Kirchner que impulsa (Aníbal) Ibarra”, agregó.
La queja no es casual: la otra observación que Alessandro hizo frente al planteo secesionista de la mayoría del bloque fue que en todo caso una decisión de esa naturaleza era necesario tomar en otro ámbito de mayor representación partidaria. Para el lunes próximo está prevista una reunión de la mesa nacional ampliada, de la cual participarán Cafiero, Alessandro, Ibarra, Graciela Fernández Meijide y los jefes de cada distrito para discutir qué hará el Frepaso de acá en adelante. Fuera del Congreso la visión difiere a la que tienen los diputados.
La posición de Ibarra es bastante similar a la de Alessandro. El jefe de Gobierno porteño se diferencia en todo lo que puede de la gestión de Fernando de la Rúa, pero en la Capital Federal mantiene la Alianza, sobre todo con los sectores radicales no delarruistas, y anteayer firmó la convocatoria a la reunión de la mesa nacional del Frepaso para “decidir concertadamente nuestro destino colectivo”.
Los otros intendentes frepasistas, como Martín Sabatella desde Morón y Oscar Laborde desde Avellaneda, tampoco aparecen con ánimo rupturista. Sabatella se enrola entre los que sostienen que la consolidación a futuro de cualquier polo progresista sólo es posible a partir de la refundación de la Alianza y que la discusión de fondo es que hay quienes creen que eso es posible y quienes dicen que ya no hay nada por hacer con los radicales.En su entorno están que trinan con los diputados y señalan que “no expresan la opinión partidaria”.
Laborde comparte esa posición, aunque habla de adquirir cierta independencia sin criticar al radicalismo. Los que hablan con el intendente de Avellaneda dicen que en su opinión “el Frepaso no tiene voz desde hace tres años y ha llegado la hora de que empiece a hacerse oír”.
Lo que subyace al debate es la pelea por la conducción del partido y la impresión de muchos de que Chacho está operando en esa disputa.

 

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