Por Horacio Cecchi
Aunque todo el país
aguarda definiciones sobre el ántrax postal y sus derivaciones,
los especialistas no se ponen de acuerdo sobre el tema. Ni siquiera aún
hay consenso sobre si el que llegó a Parque Patricios se trata
del temido bacilo o de una especie semejante e inocua. En el juzgado de
Rodolfo Canicoba Corral, la hipótesis de la contaminación
casual tiene mayor peso, pero siguen las dudas hasta tanto no se conozcan
más definiciones sobre el bacilo hallado en el sobre dirigido a
una mujer encubierta bajo el seudónimo de Patricia. Los especialistas
parecen hablar de dos bacilos distintos: algunos aseguran que, por definición,
no existe un B. anthracis no patógeno. En diálogo con Página/12,
el infectólogo Daniel Stamboulian consideró que no se trata
de ántrax sino de los denominados bacilos antracoides, que reproducen
casi exactamente la misma estructura, son inocuos y se encuentran en cualquier
rincón de la ciudad. Desde el Hospital Muñiz y el Instituto
Malbrán, sin embargo, ratificaron los resultados: Es el bacilo
del ántrax y no transmite la enfermedad.
El juez federal Rodolfo Canicoba Corral sostiene la hipótesis de
la contaminación casual (ver aparte). Pero todavía sigue
siendo hipótesis.
Si fue casual, ¿cómo apareció dentro del sobre?
Esa es la pregunta del millón respondió el juez.
Por lo pronto, pedí la colaboración del FBI para seguir
el itinerario de la carta y averiguar si se puede determinar de dónde
es originaria la cepa.
Aunque no millonarias, otras preguntas dieron vueltas ayer alrededor del
nombre del temido bacilo postal. ¿Para qué atentar con un
bacilo inocuo? ¿Si fue casual, dónde puede haberse contaminado
el interior del sobre? Las respuestas de los especialistas abrieron nuevos
interrogantes.
En los laboratorios veterinarios los llaman bacilos antracoides
-explicó el reconocido infectólogo Daniel Stamboulian.
Son bacilos que simulan ser el B.anthracis. Pero se hace una prueba, se
inocula a ratones de laboratorio. Si se mueren es ántrax, si no
son antracoides, iguales al del ántrax pero no patógenos.
Estas bacterias es muy común encontrarlas en el campo, pero también,
haciendo el hisopado en una pared de una casa cualquiera de la ciudad,
uno puede encontrar estos bacilos. Son ambientales. Para la gente, lo
más importante es que no producen la enfermedad.
En el Instituto Malbrán, sin embargo, afirman que se trata de ántrax.
La gente tiene que entender que hay bacterias de un mismo tipo que
no tienen virulencia aseguró la doctora Norma Binstein.
En microbiología hay aislamientos (estudio de cultivo para aislar
una bacteria) que son de la misma especie, que dan todas las características
fenotípicas y que después encontramos que no son virulentos,
aunque son de ese tipo de bacteria.
Daniel Curcio, secretario de la Sociedad Argentina de Epidemiología
y que participó en un seminario sobre cómo enfrentar al
bioterrorismo, organizado por la Fundación Sanatorio Güemes,
tampoco coincidió con la opinión oficial. Por definición
sostuvo, el B. anthracis es patógeno. No existe una
cepa no patogénica, salvo la que se produce para la vacuna contra
el ántrax, que por un proceso de calor o formolización se
vuelve no patógeno. Lo que si hay son bacilos muy emparentados,
como el cereus, que no producen ántrax.
Desde el Hospital Muñiz, en cambio, un investigador muy relacionado
al caso aseguró que estamos trabajando con algo totalmente
nuevo. No es el anthracis clásico que se estudia con el carbunco.
No hay un cuadro clínico, un enfermo que nos permita decir es ántrax.
Nunca nos pasó encontrar el bacilo en un sobre. Se mandó
al laboratorio del hospital, de primer nivel, tienen la sospecha de que
es el bacilo. Se envió un cultivo al Malbrán, de primer
nivel en el mundo, y dicen lo mismo. Ante eso, lo único que podemos
decir es que es el bacilo del ántrax. A diferencia dela hipótesis
del juzgado, el mismo especialista y en estricto off confió que
no fue casual, lo pusieron.
Otro experto en bioquímica también resguardado en el anonimato,
agregó otra posibilidad: A más de 43 grados, durante
el proceso de incubación, el B.anthracis puede perder su condición
patógena, posibilidad que cabe tanto para la incubación
realizada por un supuesto terrorista como durante el proceso de cultivo
en el laboratorio del Muñiz.
La Sociedad Argentina de Infectología fue consultada por el Ministerio
de Salud para conocer qué actitudes tomar en la prevención
de una hipotética epidemia. Su presidente, Guillermo Benchetrit,
con una postura cautelosa, aguarda una aclaración oficial a los
científicos para poder elaborar una conclusión. Estamos
barajando hipótesis de hipótesis, sostuvo.
Una hipótesis
que se cae
El juez federal Rodolfo Canicoba Corral aguarda para dentro de
dos o tres días el resultado de los estudios remitidos a
la Policía Federal, que determinarán qué sector
del sobre o de la folletería sirvió como soporte del
bacilo. El magistrado confirmó a Página/12 que la
hipótesis del atentado perdió un buen porcentaje
de consistencia, al quedar determinado que no es un bacilo que pueda
propagar la enfermedad. Pero, esa hipótesis se cae, especialmente,
porque la persona a la que fue dirigida la correspondencia es una
persona común, que no tiene ninguna actividad pública,
ni vinculaciones con Estados Unidos, ni relaciones marcadas con
la colectividad judía. Canicoba Corral solicitará
la colaboración del FBI para determinar la secuencia seguida
por el sobre y la folletería de la empresa Ramada Plaza Resorts,
para determinar en qué punto quedó contaminado. De
determinarse que no hubo intencionalidad, el expediente será
cerrado por ausencia de delito. Por el momento, la calificación
es intimidación pública.
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NO
CONTENIA ANTRAX LA CARTA QUE LLEGO A NAIROBI
En Kenia se trató de un error
En Kenia no hay ántrax.
Contrariamente a lo informado la semana pasada, la carta recibida el 8
de octubre en ese país no estaba infectada con la bacteria. Por
supuesto, tampoco hay personas contaminadas ni expuestas. Nuevos análisis
descartaron de plano que Kenia haya sido elegido como un blanco para el
ataque bacteriológico.
La carta había sido enviada desde Atlanta, Estados Unidos, en septiembre.
Según Andrezw Staton, administrador del hospital privado de Nairobi,
los primeros análisis habían dado un resultado positivo
erróneo ya que las muestras contenían una sustancia de origen
similar a la que provoca la enfermedad del carbunco.
El instituto de investigaciones médicas de Kenia (KEMRI) y el Centro
Estadounidense de control de enfermedades (CDC) hicieron traer desde Estados
Unidos un compuesto que permitió confirmar que no se trataba de
la bacteria que está generando pánico en el mundo. Con la
información brindada por Stanton coincidió un representante
de la embajada de Estados Unidos en Nairobi, que declaró a la agencia
France Presse que la prueba de la enfermedad del carbunco había
dado negativa.
En cambio, el ministerio keniano de Salud indicó que no había
sido informado de esos resultados. No vimos los nuevos análisis.
Nuestra posición sigue siendo la misma, señaló
el director de los servicios médicos de ese ministerio, Richard
Muga.
El 18 de octubre, el ministro keniano de Salud, Sam Ongeri, había
informado citando diferentes análisis que una carta
recibida desde Atlanta estaba infectada por ántrax. Con ello, Kenia
se convertía en el primer país fuera de Estados Unidos en
recibir correspondencia contaminada. También se dijo, erróneamente,
que había cuatro personas infectadas, todos miembros de la familia
destinataria de la carta. Luego, los análisis practicados a esta
familia descartaron la contaminación.
Según un comunicado del FBI, la carta fue analizada de nuevo por
el KEMRI y todos los expertos concordaron en que no está infectada
por la bacteria del ántrax. Pueden ser incluso hongos, ya
que el destinatario del correo aseguró que la carta llegó
con retraso y estaba húmeda, concluyó el comunicado
del FBI. Según Stanton, el correo era parte de un paquete que contenía
ropa. No es raro que un envío procedente de Estados Unidos tarde
un mes en llegar a Kenia.
Desde que se detectó el primer caso de carbunco en Estados Unidos,
el KEMRI analizó 60 cartas sospechosas y ninguna de ellas estaba
infectada.
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