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Blair empieza a recibir los primeros cachetazos

Hasta ahora, son una minoría. Pero los 25 parlamentarios que ayer empezaron a alzar su voz contra el apoyo ilimitado de Tony Blair, �primo� británico de la operación norteamericana, pueden convertirse en el semillero de una coalición progresista y pacifista contra los dictados del Tío Sam.

Dudas: Los diputados rebeldes creen que cuanto más tiempo pase, más dudas generará la campaña militar y más diferencias surgirán con Blair.

Por Marcelo Justo
Desde Londres

A Tony Blair se le abrió un frente de batalla interno. Al filo de la medianoche unos 25 diputados laboristas, entre los que se cuentan tres miembros del Comité Nacional Ejecutivo partidario, formaron una agrupación interna llamada “Labour Against the War” (Laboristas Contra la Guerra). “El grupo es sólo el comienzo porque forma parte de una campaña nacional para parar la guerra. Nuestro objetivo inmediato es tender puentes con las bases partidarias para propagar nuestro mensaje”, indicó a Página/12 el presidente de la agrupación, Alan Simpson.
El grupo es una clara cachetada al apoyo inequívoco del primer ministro Tony Blair a la operación militar en Afganistán. Entre sus miembros hay una amplia gama de opiniones que incluyen desde los que rechazan toda guerra hasta los que justifican una intervención militar limitada a la captura de Osama bin Laden. Las distintas facciones coinciden en unos puntos básicos:
Condena enérgica e inequívoca de los atentados del 11 de setiembre.
Cualquier respuesta a los atentados del 11 de setiembre debe realizarse en el marco de las Naciones Unidas.
Debe haber justicia y no venganza. Los atentados del 11 de setiembre son hechos criminales que no deben ser dignificados con el calificativo de “acto de guerra”.
Oposición total a que se limite el derecho al asilo o se ataque las libertades individuales.
Decisión de trabajar juntamente con el Partido Laborista y los sindicatos para promover estos fines.
Los 25 diputados rebeldes son una clara minoría. La Cámara de los Comunes cuenta con 659 escaños, de los cuales 413 pertenecen a los laboristas, 166 a los conservadores, 52 a los liberal demócratas y el resto a partidos regionales minoritarios. Entre la mayoría de los diputados se observan dos tendencias claramente definidas: los que apoyan sin reservas la actual campaña y los que le dan un respaldo crítico. A este último sector se dirigen los rebeldes. “Muchos de ellos tienen serias dudas respecto a lo que está pasando, pero todavía no tienen cómo o dónde expresarlo”, indicó Simpson.
Diputados como el laborista musulmán Mohammed Sarwar, entrevistado por este cronista hace dos semanas, opinan que no había muchas alternativas a la respuesta militar después de los atentados y la negativa talibán a entregar a Osama bin Laden, pero desean que la campaña tenga objetivos claros, precisos y con un fuerte énfasis en la tarea humanitaria. La falta de un marco internacional para la actual acción, “accidentes” militares como la bomba que mató a cerca de 100 civiles y algunas iniciativas de George Bush (como la de dar vía libre a la CIA) generan una profunda ambivalencia. La diputada galesa laborista Ann Clywd es representativa de esta tendencia. “No sé qué otra reacción se podría haber dado a los atentados, pero yo quería una clara acción diplomática y humanitaria y esto no ha sucedido”, señaló.
Los diputados rebeldes creen que cuanto más tiempo pase, más dudas generará la campaña militar y más diferencias surgirán con la línea oficial del primer ministro Tony Blair. La conformación de un grupo específico aumentará el perfil mediático de los diputados que esperan convertirse en un polo aglutinador de mensaje contra la guerra. Entre sus miembros se cuentan varios experimentados diputados, veteranos de otras campañas, como Tam Dalyell, “padre de la Cámara” por ser el parlamentario de más años de servicio, Jeremy Corbyn y Alice Mahon, adalides del intentode llevar al general Pinochet a la justicia, y George Galloway, feroz opositor a las sanciones a Irak. Este último resumió a The Guardian la evaluación política del grupo. “Creo que hay un alto número de diputados que apoyan mi posición. Por el momento sólo un puñado se ha manifestado en contra de la guerra. Pero es una larga campaña y llevando nuestra mensaje a las bases partidarias creo que muchos sentirán la presión de sus propios electores y de sus conciencias y cambiarán de posición”, señaló Galloway.

 

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