Por José
Natanson
La de ellos nunca fue una relación
franca y sincera, pero desde hace un tiempo apenas pasa de lo formal.
Ayer hubo un nuevo ejemplo: Raúl Alfonsín se acercó
a la Rosada para entregar el crítico documento que había
redactado el día anterior, en el que reclamó un cambio
de rumbo económico. Imperturbable, Fernando de la Rúa
describió las dificultades que atraviesa su gestión y coincidió
en que quiere reactivación y crecimiento. Sin embargo, íntimamente
no tiene la más mínima intención de salirse del camino
trazado ni, mucho menos, de pedir el relevo de Domingo Cavallo. Resultado:
la conversación se convirtió otra vez en un
diálogo entre sordos.
Presidente, el partido tiene enormes dificultades para defender
esta política. Y no va a apoyar un nuevo ajuste arrancó
Alfonsín, que llegó acompañado por Raúl Alconada
Sempé.
De la Rúa se había tomado un par de minutos para leer el
documento redactado el miércoles por el ex presidente y firmado
por la primera plana de la UCR y el Frepaso. Estaba acompañado
por el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo. Cuando
terminó la lectura, dijo que comprendía los reclamos radicales
pero pidió que, a su vez, el partido entendiera los problemas de
su gestión. Y agregó:
Yo coincido con la necesidad de reestructurar la deuda de manera
consensuada. Fue una iniciativa de mi gobierno en la que estamos trabajando.
Es algo que se está haciendo pero que lleva tiempo aseguró
el Presidente.
El tono de la conversación se elevó en un solo momento.
Fue cuando Alfonsín, atribuyendo a la UCR sus propias sospechas,
señaló:
Usted sabe que se dicen muchas cosas. Y el partido teme que haya
algún intento por modificar la Alianza original, que se busque
un acuerdo con los sectores conservadores.
De ninguna manera lo cortó el Presidente.
Finalmente, el jefe del radicalismo preguntó por el paquete de
medidas que prepara el Gobierno. Advirtió otra vez que la UCR no
tolerará un nuevo ajuste, y escuchó contento que el Gobierno
no pensaba arancelar las universidades. El resto del encuentro giró
en torno a otros temas: la designación de Daniel Sartor como ministro
de Desarrollo Social y la negociación con los gobernadores.
Las diferencias entre ellos no pueden ser más evidentes: Alfonsín
cree que el Gobierno debería despedir a Cavallo, instaurar un gobierno
de unidad nacional, designar a un peronista como jefe de Gabinete y consensuar
con los actores sociales y económicos un programa diferente. Por
su parte, De la Rúa está convencido de que sólo aferrándose
a la Convertibilidad, al Déficit Cero y a Cavallo recuperará
el ciclo virtuoso de la economía.
Pero los dos se necesitan: De la Rúa, porque nunca se decide del
todo a romper con su partido y crear una nueva alianza, posiblemente con
sectores del PJ; y Alfonsín, porque está convencido de que
si el Presidente no concluye su mandato la UCR quedaría al borde
de la extinción. Por eso, a pesar de las discrepancias, en las
declaraciones de ambos primó la voluntad de mostrar una serie de
coincidencias pour la galerie (ver aparte).
Alfonsín fue el primero en hablar. De la Rúa, junto a su
vocero Juan Pablo Baylac, comprobó satisfecho que el jefe del radicalismo
no se salía de los límites previsibles. Después,
el Presidente ofreció una conferencia de prensa donde dijo que
el cambio de rumbo que reclama la Alianza no es tal, porque
la reactivación es el objetivo central de su gestión.
Fue la forma que eligió para responder al documento elaborado el
día anterior por Alfonsín y firmado por una serie de figuras
radicales, como los gobernadores Angel Rozas y Sergio Montiel, y por la
primera plana del Frepaso: Darío Alessandro, Graciela Fernández
Meijide, Rodolfo Rodil y Hermes Binner. Luego de reclamar una autocrítica
por la derrota electoral, los dirigentes de la Alianza pidieron un cambio
de rumbo en la política económica porque de
lo contrario la combinación de debilidad política y recesión
económica puede conducir a un escenario económico indeseado.
Solicitaron una reprogramación de la deuda. Y concluyeron:
Se acompañará al Gobierno en el cambio de rumbo económico
y social que reclamó la sociedad del 14 de octubre.
Sin embargo, la cosa no va más allá. A pesar de la presión
de buena parte de la UCR, Alfonsín está decidido a no romper
con el Gobierno. No quiere debilitar a De la Rúa y que le
tiren la crisis por la cabeza, justifica uno de sus íntimos.
Quizás por eso, a pesar de sus reclamos públicos de renuncia,
el ex presidente no mencionó a Cavallo ni una sola vez durante
la reunión de ayer. Siempre pasa lo mismo: lo dice en los
medios pero no frente al Presidente, guapeaba más tarde un
funcionario delarruista.
Posse, por el cambio
El ex titular de la Anses y flamante diputado electo Melchor Posse
defendió la continuidad del presidente Fernando de la Rúa
pero aseguró que hasta la finalización del mandato
del primer mandatario habrá una lucha permanente
para cambiar el plan económico. Posse agregó que los
sectores productivos deben crear una fuerza lo suficientemente
importante como para plantearle al Presidente que tiene todo el
apoyo posible a pasar a una política de crecimiento.
El ex funcionario hizo estas declaraciones en una conferencia de
prensa que brindó junto a Eduardo Duhalde, en la Universidad
de Belgrano.
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