Por Martín
Piqué
Dos escenarios paralelos, la
Casa Rosada y el Consejo Federal de Inversiones (CFI), revelaron ayer
la distancia que existe entre la realidad y las expresiones de deseos.
Lo hicieron apenas con una diferencia de minutos. Poco antes de las 20,
Fernando de la Rúa declaraba desde Balcarce 50: Desearía
que al término de la reunión (de los gobernadores con Domingo
Cavallo) se haya llegado a una coincidencia en el acuerdo general.
No muy lejos de allí todo contradecía las expectativas del
Presidente: Esta reunión fracasó, anticipaban
a esa hora desde el CFI. Los anuncios se confirmaron a las 20.15, cuando
los gobernadores del PJ se retiraron en bloque de la negociación.
No hemos visto voluntad política de llegar a un acuerdo.
Nos volvemos a las provincias, anunció el puntano Adolfo
Rodríguez Saá.
Con su retirada, los mandatarios peronistas no sólo frustraron
el acuerdo con el Gobierno, postergando una vez más los sueños
presidenciales. Además, responsabilizaron a Cavallo por el fracaso
de las discusiones sobre la coparticipación de impuestos y la refinanciación
de las deudas provinciales. Nos vamos porque hemos quedado en un
punto muerto. No estamos discutiendo la redacción sino los conceptos,
afirmó a Página/12 el salteño Juan Carlos Romero.
La jornada, larga y llena de discusiones, había comenzado muy temprano,
al mediodía, cuando nada hacía presagiar que todo iba a
terminar mal. El ministro de Economía llegó a la sede del
CFI, en San Martín y Tres Sargentos, acompañado por el jefe
de gabinete Chrystian Colombo, y escoltado por buena parte de su equipo
económico: Horacio Liendo, Jorge Baldrich y Hugo Garnero.
En los primeros instantes, Cavallo intentó mostrarse distendido:
después de entrar por la cochera, saludó a cada uno de los
gobernadores, empezando por el cordobés José Manuel de la
Sota.
Luego se fueron acomodando en la sala principal del séptimo piso,
alrededor de una mesa circular y expuestos a las miradas de asesores y
voceros que esperaban detrás de una pared vidriada. Comenzó
hablando Rodríguez Saá, como titular del CFI. A continuación
el ministro de Economía se embarcó en uno de sus típicos
monólogos: duró casi cincuenta minutos. Recién llegado
de Nueva York, Cavallo exhibió un documento idéntico a la
segunda addenda que durante su ausencia había impulsado
por el Gobierno.
La extensión del discurso no fue la principal causa de enojo de
los gobernadores. La propuesta de SuperMingo no incluía ninguna
de las demandas de los jefes provinciales, y preveía un recorte
no determinado en el piso de coparticipación del año 2002.
Además no garantizaba la refinanciación de las deudas al
7 por ciento, porque la diferencia con las tasas vigentes un porcentaje
cercano al 13 por ciento aparecía después como parte
de la deuda de capital.
Entonces comenzaron los cruces que captaron la atención de todos
los presentes: el santacruceño Néstor Kirchner se levantó
de su asiento, golpeó la mesa e increpó muy fuerte al ministro
(según algunos asistentes lo insultó) reclamándole
que priorice las deudas con las provincias antes que los pagos a los acreedores
externos. Cavallo le contestó de mala manera, criticando las políticas
del gobernador peronista.
Pese a que Rodríguez Saá intentó apaciguar los ánimos,
las peleas continuaron durante toda la tarde. El segundo altercado lo
protagonizó Romero, quien levantó la voz para cuestionar
duramente al titular de Economía. Y hubo uno más, todavía,
que enfrentó a Carlos Ruckauf con el titular de Acción por
la República. Delante de todos los gobernadores, Ruckauf expresó
su hartazgo acusando a Cavallo:
Esto es culpa tuya, culpa tuya le espetó a los gritos,
mientras lo señalaba acusatoriamente con el dedo. Cavallo respondió
con una chicana: le recordó al bonaerense que el lunes próximo
su provincia deberá hacer frente a un pago de 65 millones de pesos,
que corresponden al vencimiento de un título de obligaciones negociables.
Y Ruckauf, a su vez, retrucó como pudo:
En ese caso, iremos al default desafió el presidenciable
del PJ.
Más allá de las críticas, que respondió acusando
a de doble discurso a los jefes provinciales, Cavallo se mantuvo
en sus trece: aseguró que el documento no podía ser modificado
por nada del mundo, porque el Fondo (Monetario Internacional) lo
quiere así. No conforme no reñir con los adversarios
políticos, también se ensañó con su compañero
de gestión: desautorizó a Colombo quien, en algún
tramo de la conversación sugirió que no descartaba modificar
algo la propuesta del Gobierno.
Alelados y enfurecidos, los gobernadores del PJ pidieron un cuarto intermedio
y se encerraron en una sala para dialogar. Sólo Rodríguez
Saá y Carlos Reutemann se acercaron a la comitiva oficial. Mientras,
el chaqueño Angel Rozas trataba de arrimar posiciones. Fue en vano.
Lo cierto es que los gobernadores de la Alianza también estaban
muy molestos, pero intentaban guardar algo las formas. Queremos
que nos garanticen el piso y el 7 por ciento de tasa. Si nos descuentan
el 13 por ciento, perderemos 66 millones, aseguraba a este diario
el ministro de Economía de una provincia gobernada por la Alianza.
Pese a las demandas, los aliancistas se quedaron en el CFI tras la partida
de los peronistas. Y al final de la noche, anunciaron un cuarto
intermedio hasta el lunes. Esperamos que el justicialismo
se sume al diálogo, aseguró Rozas.
Más allá de los cruces, el episodio de ayer dejó
un interrogante y una sospecha entre los gobernadores del PJ: ¿por
qué fue tan inflexible Cavallo? El principal operador del Frente
Federal sugirió una respuesta a Página/12. El Mingo
está buscando la excusa para irse, para dar un portazo, por eso
insiste con su argumento de las provincias derrochonas. Quiere
irse con algo de prestigio y esta era la excusa para dar el portazo.
Peronistas enojados
Adolfo Rodríguez
Saá, gobernador de San Luis: No hemos visto voluntad
política de llegar a un acuerdo. Nosotros pusimos todo el
esfuerzo, somos una oposición moderna y constructiva, pero
también defendemos los intereses provinciales. No sabemos
cuál es el destino de las provincias en el 2002. Sobre las
deudas de este año hemos arribado a un principio de acuerdo,
pero no se logra plasmarlo en un escrito.
Néstor Kirchner,
gobernador de Santa Cruz: Pusimos toda la voluntad que teníamos,
pero no se llega a un acuerdo por la intransigencia del gobierno
nacional que no entiende los graves problemas de la provincias y
sigue queriendo solucionar el déficit cero a costa nuestra.
Juan Carlos Romero, gobernador
de Salta: Se seguirán defendiendo los intereses de
nuestras provincias que sonlos intereses de la gente. El que tiene
la iniciativa política es el gobierno de Fernando de la Rúa
que debe gobernar y respetar los intereses de todos los argentinos.
Hace tiempo se debería haber solucionado este problema, pero
no es culpa de los gobernadores, sino de un gobierno nacional lento
y que no decide ni resuelve.
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ARTANA
Y GUIDOTTI, ESCEPTICOS
Déficit 0, en duda
Los mismos economistas que exigían
al Gobierno llevar la disciplina fiscal a niveles extremos, ahora dudan
de que esa estrategia pueda ser aplicable. Los ex secretarios de Hacienda
Pablo Guidotti (de Roque Fernández) y Daniel Artana (de Ricardo
López Murphy) advirtieron ayer que muy difícilmente el Gobierno
pueda mantener la regla del déficit cero en el trimestre en curso.
Economía informó que en setiembre el Estado obtuvo un superávit
fiscal de 124,7 millones de pesos, contra un déficit de 475,1 millones
en igual mes del año pasado. Sin embargo, lo hizo postergando gastos
y utilizando maquillaje contable. Esa posibilidad se agota y, para aquellos
economistas, hay pocas chances de que el Gobierno logre balancear
sus cuentas.
En otras circunstancia, el superávit fiscal de setiembre hubiera
ayudado a tranquilizar a los inversores, ya que significa que el Estado
robusteció su capacidad de pago de la deuda pública. Sin
embargo, el riesgo país subió ayer hasta los 1769 puntos,
mostrando la indiferencia de los inversores ante la noticia. María
Castiglioni, analista del estudio Orlando Ferreres, señaló
que en octubre la caída de la recaudación rondaría
el 10 por ciento, lo que es bastante malo, porque significa que el Gobierno
deberá profundizar el ajuste en unos 550 millones de pesos.
En este trimestre se concentran vencimientos de la deuda, que en octubre
alcanzan a 1113 millones de dólares. La combinación de mayores
pagos a los acreedores y caída de los ingresos tributarios hacen
prever a analistas y banqueros que el Gobierno se verá obligado
a quebrar la regla del déficit cero. Otros suponen que se declarará
la cesación de pagos.
Está claro que el cuarto trimestre luce muy complicado. Y
lo más probable es que el Gobierno tenga que renegociar el programa
con el Fondo. Hubo varias medidas que postergaron gastos al cuarto trimestre,
señaló Guidotti. Durante estos últimos meses
hubo atrasos en las transferencias a provincias y se dejaron de efectuar
otros pagos. Pero el problema siempre estuvo en el cuarto trimestre. Lo
que pasa es que la recaudación de septiembre empeoró el
problema. Eso genera una faltante importante para lo que resta del año,
agregó Artana. La solución que propone FIEL, entidad de
la que Artana es economista jefe, es producir una profunda reforma del
Estado, que incluye el despido de 94 mil personas.
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