Por Claudio Scaletta
Bajate (de la candidatura)
o vas a ir preso.
No me pienso bajar, Daniel.
¿Cuánto querés?
Que me paguen el alquiler de la casa.
Dalo por hecho.
Antes firmame el compromiso.
El diálogo, mantenido entre el flamante ministro de Desarrollo
Social de la Nación, Daniel Sartor, y un dirigente barrial de la
ciudad rionegrina de General Roca que consta en la causa que investiga
el juez penal de Viedma Jorge Bustamante sintetiza un estilo de
hacer política que, desde el pasado miércoles, se integró
al gabinete nacional.
La andanada de denuncias sobre la trayectoria de Sartor obligó
al propio Fernando de la Rúa a salir en su defensa. Sin embargo,
el núcleo del descargo presidencial resultó insólito.
Antes que rebatir las denuncias, el Presidente prefirió referirse
a la condición de patagónico del nuevo funcionario ¿Hay
que vivir a la vuelta de la Casa de Gobierno para poder ser ministro?,
preguntó. ¿Por qué alguien de la Patagonia
no podría ser ministro?, se interrogó De la Rúa.
Olvidaba que se trata de su tercer ministro oriundo de aquella región.
El primero fue José Luis Machinea (Puerto Madryn) y el segundo
Chrystian Colombo (Neuquén).
Al margen de los regionalismos, hay algo que a Sartor le reconocen hasta
sus adversarios: su habilidad en las prácticas para la acumulación
de poder. No completó una carrera universitaria porque desde muy
joven hizo política muy cerca del actual gobernador rionegrino,
Pablo Verani. Pero no es esta característica lo que determina el
potencial dolor de cabeza que puede causar Sartor a la administración
de De la Rúa sino las sospechas sobre presuntas irregularidades
en la función pública.
El clientelismo asociado al poder es, en el pago chico, difícil
de denunciar. Pero a nivel nacional suele ser diferente. Fue una funcionaria
designada por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación,
Diana Pisá, militante del Frente Grande rionegrino, una de las
primeras en alzar la voz contra lo que ella definió como manejos
del aparato oficialista. Pisá, encargada de controlar la ejecución
de partidas nacionales en la provincia, detectó a poco de asumir
que no podía demostrarse la entrega de alimentos correspondientes
a un envío de 92.000 pesos.
En agosto de 2000 el expediente fue elevado a los responsables del programa
a nivel nacional, donde tampoco pudo corroborarse la entrega de las cajas
de alimentos. Sin embargo, el perjudicado no fue Sartor sino la denunciante
de la falta de certificación. Y, así, la denuncia se tradujo
en un pedido de Sartor desde Río Negro al Estado nacional para
que la funcionaria fuera desplazada de su cargo. Como resultado, Pisá
debió dejar de asistir a su trabajo víctima de distintas
presiones. Por ejemplo, le quitaron la oficina. Y finalmente su contrato
no fue renovado.
Una investigación reciente del diario Río Negro mostró
cómo la empresa Rocafé resultaba sistemáticamente
favorecida por las licitaciones del Ministerio de Salud y Desarrollo Social
provincial. La firma involucrada en la falta de entrega de los alimentos
denunciada por Pisá fue precisamente Rocafé. La investigación
mostró también que el presidente de la empresa, Luis Ramón
Mestres, figuraba en el informe de la Comisión sobre lavado de
dinero que preside Elisa Carrió. El diario Río Negro detectó
a Mestres, un jubilado de 83 años, en una humilde vivienda del
Gran Buenos Aires. En una entrevista el presidente de Rocafé
reconoció ser testaferro de Juan de Dios Rodríguez, reconocido
amigo de Verani. Ana Benito, titular de la fiscalía Nº2 de
la circunscripción II de Río Negro, tomó de oficio
la investigación sobre Rocafé, que actualmente se encuentra
en curso.
Con un pasado de militancia en la Juventud Radical de Río Negro
de la que llegó a ser presidente, Sartor tuvo un paso
raudo por la Facultad de Derecho. De regreso al pago chico comenzó
a trabajar como empleado en el Banco de la Provincia de Río Negro,
de donde tiempo después fue despedido por irregularidades. El primer
sumario le fue iniciado en 1989 durante el Plan Bónex. Por entonces
fue sospechado de parcializar en sumas más pequeñas los
depósitos de un conocido prestamista de la región, conocido
como El Tono Terbay. El supuesto objetivo era permitir a dicho
prestamista el cobro en efectivo de la totalidad de sus depósitos.
Años más tarde, en 1994, Sartor fue acusado de nuevas maniobras.
Esta vez, se le atribuyó un sistema para derivar las sumas de cuentas
inmovilizadas a una cuenta propia. Este último hecho fue el que
le valió el despido de la institución y el inicio de una
causa penal. La verdad es que, meses atrás, fue absuelto. Y la
verdad, también, es que la fiscal de la causa, no presentó
acusación alguna. El nombre de la fiscal es Norma. El apellido,
Terbay. Igual que el prestamista.
Pero cuando Sartor perdió su trabajo como bancario no quedó
desocupado. A Verani, sus antecedentes como presidente del club de fútbol
de General Roca le permitieron saltar a la intendencia de la localidad.
Sartor, de familia radical, comenzó desde entonces a sumar experiencia
como fiel ladero de quien es hoy el gobernador provincial. Ya con Verani
al frente de la provincia, subió en el escalafón hasta alcanzar
un puesto clave para su tarea, el de Ministro de Salud y Acción
Social de la provincia. Desde entonces, impresionan las costosas movilizaciones
que el ahora miembro del gabinete nacional es capaz de organizar, tanto
para actos políticos como para los días de elecciones. También
su capacidad de armar y desarmar, según corresponda, alianzas políticas.
Resta saber ahora cuál será la experiencia que Daniel Sartor
extrapolará a su gestión nacional.
REAPARICION
PUBLICA DE CAFIERO TRAS LA RENUNCIA
Seguiré trabajando en el llano
Por Romina Calderaro
Lo mimaron, le dieron ánimo
y protestaron por la falta de apoyo de Fernando de la Rúa. La presidenta
de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el Premio Nobel de la
Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el cantante Piero y la presidenta de
la Fundación Niños Unidos para el Mundo, Gabriela Arias
Uriburu, se deshicieron ayer en elogios hacia el ex ministro de Desarrollo
Social, Juan Pablo Cafiero, quien apareció en público por
primera vez desde que renunció por un fuerte ajuste en su área.
El recorte es el síntoma de la enfermedad de una democracia
que ya no puede existir con estos niveles de desigualdad, dijo Juampi
en un acto en el que pidió por la continuidad del Pacto por la
Niñez. Voy a seguir trabajando desde el llano, que es lo
que conocimos toda la vida salvo por cinco meses, comentó
para risa de todos.
La tristeza de los invitados al acto por el alejamiento de Cafiero se
sentía ayer casi tanto como la bronca con el nuevo ministro de
Desarrollo Social, Daniel Sartor, quien dijo que en su gestión
intentará bajar el gasto político y que las discusiones
las resolverá hacia adentro, un claro reproche hacia
Cafiero, quien desde hace tiempo venía sosteniendo públicamente
que la política de déficit cero no podía aplicarse
al gasto social. Quiere bajar el gasto de la política, pero
dos días antes de las elecciones, pidió 60 mil pesos para
entregar chapas a dos municipios. Les ofrecimos las chapas y no las quisieron,
dijo uno de los colaboradores de Juampi en el ministerio. Otro aseguró
que allí no hay gasto político, a menos que quiera
meterse con algunos radicales... decisión que le va a traer algunos
problemas.
En el acto había representantes de diferentes organizaciones no
gubernamentales. Y hablaron tres personas que trabajaron codo a codo con
Juampi en el Pacto por la Niñez. Abuelas fue la primera ONG
en recibir a Juampi, dijo Carlotto, y habló de la necesidad
de seguir trabajando junto al ex ministro desde el llano. Pérez
Esquivel se lamentó de su renuncia y le dijo que tu misión
como ministro era una esperanza para todos. Y Arias Uriburu, por
momentos con lágrimas en los ojos, confesó que cuando se
enteró de la renuncia de Cafiero pensó en cerrar la fundación,
decisión que finalmente no tomó porque todo cambia
cuando me viene la imagen de mis hijos. Piero, que además
de cantante dirige 30 eco-granjas en Campana, resumió su sensación
con la siguiente frase: Una vez que tenemos una persona normal en
el ministerio, una vez que tenemos un socio adentro, nos pasa esto.
¿Y qué va a hacer ahora Juampi? Buscar trabajo,
responde él medio en broma medio en serio. Cuando asumió
al frente del ministerio, Cafiero renunció a su banca de diputado,
así que formalmente está desempleado. Por lo pronto, va
a participar de dos conferencias en el exterior que había rechazado
cuando todavía era ministro por falta de tiempo, aunque no cobrará
por eso. En estos días, trabaja en la computadora de su casa recopilando
y ordenando los papeles de cinco meses de gestión. Por ahora no
piensa en aceptar algún otro cargo, ni le entusiasma la idea de
participar en el debate sobre el futuro de lo que queda del Frepaso. Piensa,
eso sí, en seguir trabajando en los proyectos que desarrolló
en el ministerio, pero ahora en el marco de la Fundación Carlos
Auyero. Y dice que no se arrepiente de haber aceptado el cargo: Hice
lo que tenía que hacer, asegura.
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