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“La bacteria no es
patógena, pero puede
llegar una que sí lo sea”
Lombardo se defendió por el tema ántrax y recibió el respaldo de De la Rúa. Nueva versión de la firma que envió el sobre.

”Mientras persista la amenaza de un ataque terrorista, habrá que mantener las medidas de prevención contra el ántrax”, dijo a Página/12 el ministro de Salud, Héctor Lombardo. Pese a que el único caso detectado en la Argentina resultó ser una versión incapaz de contagiar la enfermedad, el operativo montado para la emergencia, que consiste en la irradiación de la correspondencia que reciben los organismos oficiales y un procedimiento similar para todas las cartas provenientes del exterior, no se desactivará en el mediano plazo. Lombardo recibió ayer el respaldo del presidente Fernando de la Rúa por la forma en que manejó la información.
Mientras tanto, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral espera el resultado de los estudios que realiza el laboratorio de la Policía Federal para saber si la bacteria del ántrax estaba en el folleto, en la tinta o en el sobre que recibió Patricia, la mujer de Parque de los Patricios destinataria de la carta contaminada.
Por lo pronto, la empresa Ramada Plaza Resorts, remitente de ese envío postal desde la Florida, sostuvo ayer a través de su vocero, Barry Epstein, que la bacteria “no pudo se colocada intencionalmente” en el sobre que llegó a la Argentina. Pero admitió que la carta “pudo entrar en contacto con el bacilo en alguno de los centros postales o lugares por los que pasó” antes de llegar a destino. Días atrás, la operadora turística había desconfiado directamente de los exámenes realizados en Buenos Aires.
Los investigadores creen improbable que el bacilo haya sido inoculado en Buenos Aires, pero no descartan ninguna hipótesis. Para tener alguna certeza, habrá que identificar la cepa del ántrax detectado en Buenos Aires y compararla con las que proliferan en los Estados Unidos.
Mientras tanto, las autoridades sanitarias locales sugieren continuar con las medidas de prevención: manipular con cuidado la correspondencia de dudoso origen y remitirla al Instituto Malbrán o al Hospital Muñiz convenientemente aislada en bolsas de polietileno y recipientes plásticos herméticos. También continuará el proceso de esterilización de la correspondencia oficial a través de rayos gamma, en dependencias de la Comisión Nacional de Energía Atómica, mientras se avanza en la instalación de un equipo ozonizador en el centro postal del Aeropuerto de Ezeiza. Frente al desconcierto que genera la presencia de un ántrax inofensivo y a los cuestionamientos sobre una supuesta exageración informativa por parte del gobierno, De la Rúa salió a respaldar a su ministro. “No fue un error del Ministerio. Las pruebas del Muñiz y del Malbrán dieron que era ántrax”, ratificó el Presidente. Sin embargo, pidió que “antes de crear alarmas innecesarias, hay que esperar la confirmación de las pruebas”. Se refería a los exámenes ratas que demostraron que el ántrax era inocuo. “La bacteria detectada no es patógena, pero puede llegar una que sí lo sea”, dijo Lombardo, para justificar la vigencia de las medidas de prevención. Por lo pronto, las clínicas y sanatorios de todo el país impulsan la redacción de manuales técnicos con indicaciones sobre ántrax y otros agentes biológicos, destinados al personal médico y de enfermería, para saber cómo manejarse ante una eventual emergencia.

 

OPINION
Por Raúl Kollmann

Escándalo

El caso de ántrax aparecido en el país bate una serie de records mundiales:
Se trata ahora de la única bacteria aparecida fuera de los Estados Unidos después de los ataques del 11 de setiembre. El caso de Kenia ya se desmintió, aparentemente por un error en el análisis. Por lo tanto, señores, de los doscientos países del mundo, sólo uno recibió ántrax: la Argentina.
La carta que llegó a Parque Patricios es la única en todo el mundo que contiene ántrax y que no es anónima. Se sabe perfectamente quién la envió: la empresa de turismo Ramada Plaza Resorts. O sea que mientras en el país del Norte el FBI y la CIA están enloquecidos buscando quién mandó las cartas, acá lo sabemos perfectamente. Raro ¿no?
Esa carta es también la única del mundo que no fue dirigida a ciudadanos norteamericanos y la única que no fue para periodistas –como en Miami o Nueva York– o diputados, senadores y políticos como en el caso de Washington. La pobre Patricia –la señora que recibió el folleto en Parque Patricios– se autocalifica como “una perejil”: no es norteamericana, ni periodista, ni legisladora, ni nada. También raro ¿no?
En resumen, por donde se lo mire, somos únicos en el mundo.
Como el caso no cerraba por ningún lado y empezó a haber cierta presión del FBI, de Estados Unidos y de Ramada Resorts, en 48 horas el ántrax pasó a ser no patógeno, la contaminación fue casual y, lo más grave de todo, el juez habla de cerrar la causa por inexistencia de delito.
Danger, danger, danger. Otra vez estamos a punto de batir records mundiales.
Lo del ántrax no patógeno tendrán que discutirlo los científicos, pero ya podemos ostentar el título de que somos los únicos en todo el planeta que acusamos tener ántrax no patógeno llegado en una carta.
Somos también los campeones mundiales de la contaminación casual: no hay otro caso en ninguno de los demás 200 países. ¿Pero qué significa casual? Que la carta se infectó en la Argentina ¿con qué bacterias? ¿dónde? Que se infectó en Estados Unidos ¿dónde? ¿Qué otra infección casual hubo allá que aún no se conoce? El sobre estaba cerrado, con la bacteria del lado de adentro ¿cómo se produjo el contagio? Los expertos sostienen que el ántrax no usado como arma bacteriológica se encuentra en zonas rurales, donde hay ganado ¿es éste el caso?
Si esta causa se cierra estamos ante un verdadero escándalo y una irresponsabilidad. Aquí se alarmó a la población y los medios no transmitieron una noticia inventada o agrandada, sino que se informó sobre un análisis oficial. Por lo tanto, no se puede ahora barrer la basura debajo de la alfombra:
Si el ántrax vino de Estados Unidos, por más benigno que fuera, debe quedar claramente establecido. Hay que hacer los análisis de las esporas y buscar si el ántrax de acá está o no emparentado con el de allá.
Si acá se hizo un análisis equivocado, tiene que quedar claro. Si hubo una maniobra para conseguir fondos del presupuesto, debe saberse.
Lo único que no se puede hacer es cerrar la investigación judicial, decir “aquí no ha pasado nada” y confiar en el olvido.

 

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