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EL ANTRAX MAS PELIGROSO LLEGO A LA CANCILLERIA DE ESTADOS UNIDOS
Secretario de Estado Osama bin Laden

Hay un nuevo ántrax muy difícil de producir que ayer llegó al Departamento de Estado y amenaza todo Washington.

Empleados del Capitolio trabajan fuera del edificio mientras desinfectan sus oficinas.

Por Gabriel A. Uriarte
Desde Washington, D.C.

Nadie quería creer, y varios negaron categóricamente, que las muertes en la central de correos de Brentwood fueran sólo el comienzo de un ataque mucho más devastador contra Washington DC. Sin embargo, Brentwood era efectivamente la central de correo para toda la capital norteamericana, y el ántrax usado había sido del tipo capaz de filtrarse de los sobres para infectar, y matar, a la gente a su alrededor. Había que suponer que cada vez más edificios, tras recibir correo de Brentwood, estarían infectados. Anteayer, esto sucedió en una oficina de correos dependiente de la Casa Blanca, que dejó de recibir correspondencia. Ayer, esto sucedió en el Departamento de Estado, que dejó de recibir correo. Pero la medida vino demasiado tarde para un empleado de esa oficina que fue hospitalizado con ántrax pulmonar, la variante más letal. El gran misterio de estos ataques es cómo fue que los terroristas lograron crear un ántrax tan letal. Según fuentes que investigan la composición química del ántrax enviado al Senado, las esporas fueron tratadas con un aditivo muy sofisticado que maximiza su potencial de causar ántrax pulmonar. Y el aditivo, sólo parece haber sido fabricado, no en Irak o Rusia, sino en EE.UU.
Pero eso no marcó el fin de las malas noticias ayer en Estados Unidos. Seis instalaciones de correo de la capital, que distribuyen cartas de Brentwood, fueron clausuradas para realizar exámenes de ántrax. En todo el noroeste, especialmente Nueva York, Nueva Jersey, Virginia y Maryland, se cerraron 200 más por el mismo motivo. En el edificio Hart del Senado, donde se envió la muy letal carta al líder demócrata Tom Daschle, se encontraron esporas de ántrax en un ascensor, otra prueba más de que la bacteria no puede ser de ninguna manera “contenida” en el lugar donde fue abierta. Y la lista de infectados sigue creciendo: un nuevo caso de ántrax pulmonar en Nueva Jersey, y dos de ántrax cutáneo en Nueva York. Y los empleados del Departamento de Estado se unieron ayer al cada vez más numeroso club de consumidores de Cipro. El uso de este antibiótico, en efecto, crece de forma geométrica. En Nueva Jersey, por ejemplo, el comisionado de salud recomendó que el tratamiento a los empleados postales, que antes duraba 10 días, se extendiera a 60 días, sextuplicando la cantidad de Cipro usada, y el costo, claro.
Todo esto coincidió con la aprobación por el Congreso de una ley antiterrorista que aumenta por mucho los poderes de vigilancia de la policía y el FBI (ver nota aparte). Podría decirse que, al graficar de la forma más dramática posible el peligro, habría generado bastante apoyo para esta ley. No lo hizo, en parte por la reacción relativamente histérica del fiscal general John Ashcroft, que inspiró temores sobre los poderes que desde ayer están en sus manos. No hay nada en esa ley que cause resquemores en el gobierno, pero algunos funcionarios se mostraron muy incómodos con la forma en que la ley fue defendida por Ashcroft. “Hay terroristas, asesinos, viviendo entre nosotros, en nuestra comunidad, que conspiran, planean todo el tiempo matar norteamericanos... Debemos probar que estos criminales pueden detenerse dentro del imperio de la ley”, recalcó en una conferencia de prensa. Por ahora la oposición a la ley se limita a algunos analistas en los medios y ciertos demócratas en el Congreso, el más importante siendo el senador Russel Feingold. Sin embargo, ya hay denuncias de que el FBI se extralimitó con sus arrestos tras el 11 de septiembre (solamente unas 100 de las 800 personas arrestadas parecen ser realmente sospechosas), y los poderes que recibirá con esta ley podrían fortalecer esta crítica. Por otra parte, Ashcroft hablaba a partir de un sentimiento generalizado de vulnerabilidad en el gobierno que bien podría extenderse al resto de la sociedad si las cartas ántrax hacen lo mismo. En principio, ayer se confirmó que parte del ántrax usado fue tratado con tecnología de punta desarrollada para guerra biológica. Muchos expertos citaron una y otra vez desde el comienzo de la crisis las dificultades de procesar el ántrax para el uso contra seres humanos. Tenían razón, pero quien sea que está enviando estas cartas había anticipado sus críticas, y tomó las medidas apropiadas. El ántrax más peligroso es el que está “aerosolizado”, es decir que puede esparcirse por el aire y ser inhalado a los pulmones, donde causa una muy alta proporción de muertes entre los infectados. Parte de este proceso consta de moler la bacteria muy finamente, algo difícil pero que, se admitió la semana pasada, los terroristas ya habían logrado. Y habían avanzado un paso más. Aun con partículas muy pequeñas, el ántrax podría no esparcirse al máximo dada la carga electrostática en la atmósfera, que hace a las esporas unirse unas a otras y caer al suelo. El Washington Post, citando a fuentes de los laboratorios militares, afirmó ayer que el ántrax enviado a Washington DC (si bien no a Nueva York) había sido tratado con un aditivo químico que neutraliza la carga electrostática.
E incluso ésta no es la peor noticia. El aditivo en cuestión es muy difícil de producir, tan difícil, de hecho, que los dos países más citados como fuentes posibles del ántrax usado nunca lo pudieron hacer. Rusia, cuando era la Unión Soviética, resolvió el problema aumentando enormemente las cargas de ántrax en sus ojivas biológicas; Irak utilizó un método muy novedoso (que involucraba secar las esporas junto con polvo de silica) pero completamente distinto. Solo Estados Unidos había desarrollado, en la década del 60, el aditivo químico que parece haber sido usado en algunas de las cartas Antrax. El científico responsable, Bill Patrick, afirma que estos aditivos, junto con la mayor parte del stock de ántrax norteamericano, fueron destruidos durante la administración Nixon luego de un tratado con la Unión Soviética. Pero es casi seguro que haya “stocks de semilla”, guardados como precaución, en diferentes partes de Estados Unidos. ¿Dónde, exactamente? “No lo sé”. Los terroristas, aparentemente, lo saben desde hace tiempo.

 


 

EE.UU. APROBO UNA LEY EXTRAORDINARIA
Nace el antiterror. O el terror

Por Matthew Engel
Desde Washington

El Senado de Estados Unidos ayer votó por 98 a uno en favor de la legislación antiterrorismo del presidente Bush –bautizada con el aséptico título de Acto de Unificación y Reforzamiento de Estados Unidos– que se espera que el primer mandatario firme hoy. El presidente de inmediato festejó la noticia al afirmar que “espero firmar este fuerte plan bipartidario para que podamos combatir al terrorismo y prevenir futuros ataques”.
La medida pasó por ambas cámaras del Congreso a un tiempo record, aunque no lo suficientemente rápido según la administración, que ya la quería hecha ley en los días inmediatos al 11 de setiembre; y fue demasiado rápido para los militantes de las libertades civiles que creen que los duros del Departamento de Justicia hicieron uso de la crisis para incluir cada tema de su lista legislativa deseada, muchos de los que habían sido repetidamente rechazados por el Congreso.
La versión final involucra compromisos, pero el proyecto de ley es acorde con lo requerido por la administración. Su mayor bajón sucedió cuando los oponentes en el Congreso desecharon un plan que podría haber permitido retener a los extranjeros sospechosos de terrorismo por tiempo indeterminado y sin cargos. Ahora o tienen algún cargo o son puestos en libertad a los siete días.
Los senadores en el debate ayer se unieron en las loas a las nuevas leyes, presentadas desde el principio por el secretario de Justicia John Ashcroft como meramente un pedido para dar a sus funcionarios herramientas moderna apropiadas para luchar contra los terroristas del siglo XXI, los que usan comunicaciones sofisticadas y métodos de lavado de dinero.“Las herramientas que provee la legislación representan el complemento doméstico a las armas que las tropas usan en ultramar”, dijo el senador republicano Orrin Hatch. “Esas leyes van a colaborar para asegurar que nunca más se vayan a violar los derechos de los americanos de la forma en que lo hicieron el 11 de setiembre”, agregó.
Hubo un apoyo bipartidario para esa interpretación. El demócrata Paul Wellstone estuvo a favor del “deseo que algunas de las cláusulas se ajusten más a los blancos contra el terrorismo”, Y puntualizó que “Vamos a tener que monitorear esto muy de cerca, pero si muere más gente, no podemos traerlos de vuelta. Estoy en el lado de proteger a la gente”. Sin embargo, su colega Russel Feingold todavía se mantuvo firme al decir que muchas secciones pasaban por alto derechos de la cuarta enmienda que prohíbe allanamientos, cuando afirmó que “No hay duda que si viviésemos en una Estado policial sería más fácil agarrar a los terroristas”. Pero para el senador Feingold “ese país no sería Estados Unidos”. Y además, enfatizó que “debemos redoblar nuestra vigilancia, pero además redoblar la vigilancia que protege nuestra libertad y lo que somos”.
La ley hará posible llevar adelante los allanamientos –-conocidas por los oponentes como “entreabrir las puertas y echar una ojeada”–, sin informar del hecho al dueño de la propiedad incluso después. Será también más fácil investigar los e-mails e historias de Internet de los sospechosos y obtener autorización para escuchas secretas.
La distinción entre la inteligencia doméstica y la extranjera también se volverá borrosa y el FBI estará en condiciones de compartir, previa información confidencial con organizaciones como la CIA. Para el alivio de la administración, la ley hace más fácil seguir el rastro al lavado de dinero en ultramar. No obstante, una renovación es siempre más fácil que una sanción.

Traducción: Mercedes López San Miguel

 

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