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LA DURA REACCION DE LOS GOBERNADORES PERONISTAS
Hasta Lole le pegó a Cavallo

Ruckauf fue el más duro. Pero nadie se quedó corto. Hubo críticas y amenaza de una Marcha Federal a la Plaza de Mayo.

Marcha: La fecha tentativa es el 2
de noviembre. Varios goberna-dores de provincias “chicas” sospechan que es sólo una bravata para negociar con el Gobierno.

Reutemann abandonó su mutismo
y su respeto por el SuperMinistro.
“Cavallo volvió a ser aquel que perdió la elección con Ibarra.”

Por Martín Piqué

Parecía una nueva versión de la marcha peronista. Actualizada a las circunstancias y a los adversarios de estos tiempos. Los gobernadores del PJ se unieron contra el enemigo común: Domingo Cavallo. Los ánimos ya estaban caldeados por la frustrada negociación del jueves a la noche. Y ayer al mediodía, luego de que el ministro los retara por no hacer el ajuste en sus distritos, el enfrentamiento se extendió aún más. Hasta los mandatarios más cautos, como Carlos Reutemann, quien se define como de “centroderecha” y tiene una histórica buena relación con Cavallo, cuestionaron al titular de Economía y al Gobierno. Pero no se quedaron sólo en eso: también convocaron a una reunión para el martes, en San Luis, tendiente a organizar una Marcha Federal a la Plaza de Mayo.
De todos, el más duro fue Carlos Ruckauf. “Cavallo tiene que ser más justo con las provincias: éste es el Gobierno de De la Rúa y no de él. Debe saber que nosotros (los gobernadores) resignamos fondos y luego volvimos a ceder más. Desde entonces el gobierno nacional quebró y no les paga a las provincias”, dijo Ruckauf. Además de cargar contra el ministro, el bonaerense criticó con dureza al presidente Fernando de la Rúa: “Basta de titubeos y de dudas, es hora de gobernar y de cambiar”, le instó. Reutemann comentó “se terminó la buena relación con Cavallo”, diagnosticó “volvió a ser aquel que perdió con Aníbal Ibarra” y profetizó “ahora va a decir que todos los gobernadores somos unos tarados”.
El resto de los jefes provinciales, en tanto, culpó a Cavallo por su “falta de tacto”, y luego, con Lole a la cabeza, puso el dedo en un tema urticante para el oficialismo: la interna entre el superministro y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. El pampeano Rubén Marín disparó: “Las esperanzas que teníamos de arreglar algo con Colombo, se esfumaron cuando llegó Cavallo”.
Los gobernadores del PJ también aprovecharon el día para organizar una acción conjunta contra el Gobierno: la tan anunciada “Marcha Federal”, que había sido propuesta por Néstor Kirchner y ayer fue retomada por todos los miembros del Frente Federal. Así, el propio Kirchner y el salteño Juan Carlos Romero llamaron por teléfono a los demás mandatarios para sumarlos a la propuesta. La mayoría aprobó la movida, aunque algunos con cierta resistencia.
El senador electo Ramón Puerta, coordinador del Frente Federal, consultó a los dos líderes de la CGT, Rodolfo Daer y Hugo Moyano, quienes comprometieron su apoyo en la movilización. El camionero se entusiasmó con la iniciativa y prometió a Página/12 que la marcha ideada por las provincias del PJ será “una de las más importantes que conozca la historia argentina, después de la concentración que se hizo cuando vino el General Perón”. Para apurar los trámites, Romero propuso una fecha tentativa: “El viernes 2 de noviembre a las 16 en Plaza de Mayo”.
Sin embargo, el entusiasmo de los organizadores deberá superar dos obstáculos: por un lado, la incredulidad de varios gobernadores de provincias “chicas” que creen que esta marcha es sólo un fantasma enarbolado para asustar al Gobierno y llegar mejor posicionados a las negociaciones. Y por otro, la nueva estrategia de Eduardo Duhalde, quien por estos días se mantiene lejos de las confrontaciones con el Ejecutivo. Es más, algunos hasta sospechan que Duhalde tiene pacto de no agresión con el oficialismo. Recuerdan el faltazo de los legisladores duhaldistas en la sesión que pretendía derogar los superpoderes de Cavallo.

 


 

DESCONFIANZAS DE LOS GOBERNADORES RADICALES
No contaban con el Mingo

Por M. P.

El jueves a la noche, los gobernadores de la Alianza hablaron de “cuarto intermedio”. Con ese artilugio, repetido ante cada fracaso de las tratativas por la coparticipación de impuestos, intentaron bajarle el tono a la polémica que había generado la abrupta retirada de sus pares del PJ. La escena retrataba, además, la difícil situación que atraviesan los mandatarios del oficialismo: defienden a muerte los intereses de sus provincias, pero al mismo tiempo quieren evitar que el Gobierno, ya bastante debilitado, se desintegre al final de la negociación. La complicada estrategia de los aliancistas no contaba con un factor adicional, e impredecible: Domingo Cavallo.
“El tipo está buscando alguna excusa para irse”, aseguró ayer a Página/12 un gobernador de la UCR con mucho peso dentro del partido. Esa opinión es compartida por casi todos sus correligionarios, y anteayer se escuchó como un mantra en los dos ascensores del CFI, cuando los radicales bajaban del séptimo piso con la amarga sensación del fracaso.
Sin embargo, los gobernadores de la Alianza no comparten todos los movimientos ni tampoco las tácticas a corto plazo. El rionegrino Pablo Verani es el más proclive al Gobierno: siempre está dispuesto a firmar los documentos que exhibe el ministro de Economía. El mendocino Roberto Iglesias, en cambio, es mucho más crítico, al igual que Angel Rozas, y no deja pasar oportunidad sin criticar el estilo y la inflexibilidad de Cavallo. José Luis Lizurume y Sergio Montiel se encuentran en una posición intermedia: la presión del Ejecutivo y el descalabro económico en sus distritos los tiene un poco “apabullados” –como contó a Página/12 uno de sus colegas– y eso los hace más influenciables.
Las internas de los radicales quedaron expuestas el propio jueves. A la salida del CFI, cuando fracasó la reunión con Cavallo, la mayoría se fue por su lado. Sólo unos pocos, entre ellos Verani y el chaqueño Rozas, se dirigieron al restaurante “José Luis”, en Quintana y Callao, para cenar con el jefe de gabinete Chrystian Colombo. Junto a ellos estaban un funcionario del Banco Nación, el senador electo chaqueño Eduardo Moro, y el ministro de Economía de Río Negro. Se quedaron hasta la medianoche, entre discusiones y bromas que apenas podían dispersar el malhumor.
“El Gobierno está en un momento de debilidad política y, en este contexto, lo peor es pelearse con todos los gobernadores a la vez”, decía ayer a este diario uno de los participantes en la cena. Ese argumento, precisamente, es la base de todas las críticas que escuchó Colombo de boca de los gobernadores de la UCR. El cuestionamiento incluye otro punto delicado: los mandatarios radicales sospechan de sus pares peronistas porque creen que la retirada colectiva del jueves fue una puesta en escena. “Estuvieron poco corteses, provocaron un desaire muy fuerte y tanto Colombo como Cavallo quedaron golpeados. Pero después terminan firmando un acuerdo con el Presidente”, insistía ante este diario un aliancista del Interior. La cuestión se tratará en la reunión del Comité Nacional de la UCR que se tendrá lugar el próximo martes.

 

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