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PUEBLADA EN PEHUAJO DE LAS VICTIMAS DE LA INUNDACION
La rebelión de Manuelita

Productores, organizaciones sociales y hasta religiosos.
Todo Pehuajó se unió ayer en el
reclamo de subsidios y ayuda a los afectados. Hubo tomas pacíficas y piquetes. Habrá más lluvias.

El tramo de la Ruta 5 aún no inundado fue cortado ayer por la gente, que enarboló su Manuelita.

El corazón de la pampa húmeda se cae: mientras el agua avanza, cada ocho horas hay un productor que pierde su campo. “No queremos convertirnos en pueblos fantasma”, decían ayer los productores de Pehuajó en medio de la Ruta 5, punto final de una pueblada que arrastró hasta ahí a 10 mil vecinos, productores, maestros y hasta a religiosas de las localidades más cercanas. A través del corte, de la toma pacífica del municipio y de tres piquetes, los productores reclamaron al Estado la continuación del Plan de Obras Hidráulicas retrasado desde hace catorce años, y subsidios para el campo. En tanto, aunque la tormenta de ayer no profundizó la agonía en el interior del país, se notó en el conurbano. Ahí hubo cien evacuados y cientos de techos volados. Anoche, cuando se sabía que el número total de evacuados y autoevacuados subía a 2500, un nuevo parte meteorológico declaraba el estado de alerta climático para el centroeste del país.
El agua ya no está en los cauces ni en ríos ordenados, cuenta Julio Currás, uno de los pequeños productores que en estos últimos días ha visto sepultadas las calles de su pueblo y parte de las viejas vías del ferrocarril Belgrano. “Ni siquiera los tractores doble tracción pueden pasar ya por algunos caminos”, decía entre los piquetes plantados por la gente de Pehuajó en medio de las partes secas de la Ruta 5, en la entrada de esa localidad ubicada a 360 kilómetros de Buenos Aires, y donde el 80 por ciento de las tierras agrícolas quedaron sepultadas por el agua.
En Irigoyen, uno de los pueblos vecinos a Pehuajó y desde donde salió Julio Currás para sumarse a la pueblada, el agua provocó estragos: “Hasta las escuelas rurales suspendieron las clases”, le contó a este diario cuando ya sabía que también en Pehuajó ayer se había adoptado la misma medida. Ahí se suspendieron las clases y la actividad de los comercios y de los bancos por un día. La disposición fue de los vecinos, que hicieron una toma pacífica del municipio y llevaron adelante el desfile de tractores, organizados por el Comité de Crisis que integran la Sociedad Rural, la Federación Agraria y los concejales.
Unas 200 instituciones aprobaron la pueblada, en la que se exigió el Plan de Obras Hidráulicas pero además “ya no créditos blandos, sino subsidios de parte del Estado”, le dijo a este diario José Pelayo, presidente de la Sociedad Rural de Pehuajó. Pelayo estaba indignado. “Los productores –aseguró– se están enfermando por la indiferencia y el maltrato del sistema financiero, pero enerva más la falta de decisión política.” Las tasas del 24 y 35 por ciento en los créditos bancarios y la falta de apoyo para socorrer la situación de crisis extrema de pequeños y medianos productores fue uno de los ejes del reclamo: “Las tasas usurarias nos asfixian y la imposibilidad de refinanciar los créditos nos está ahogando”, insistía el directivo.
Esa situación es tan imparable como los números potenciados por el agua. Las inundaciones que mantienen bajo el agua a buena parte del interior de la provincia de Buenos Aires obligaron a 150 familias de Pehuajó a dejar la zona. Los números de la crisis se repiten en Santa Fe, La Pampa y en Buenos Aires, donde la Dirección de Defensa Civil local informó que el número de evacuados en las distintas localidades llegó ayer a 465. Mientras continuaban las protestas y se contaban en 4 millones las hectáreas tapadas por el agua en todo el territorio bonaerense, el vicegobernador de la provincia, Felipe Solá, recordó que acaba de ser creado el Fondo Hídrico. Ese fondo, producto de una reducción de sólo cinco centavos –y no diez como estaba previsto– en el precio del gasoil, reunirá 200 millones de pesos para poner en marcha el Plan Maestro del Salado.
Las poblaciones asentadas sobre el cauce del río Salado siguen siendo las más perjudicadas. Anoche, mientras se conocían las cifras de los inundados, se anunció que el desborde en la zona de San Miguel del Monte rompía los diques de contención. Frente a esto, los pobladores de estas zonas no ven sólo la acción de un efecto climático sino la desidia del Estado: “El martes, el presidente (Fernando de la Rúa) trajo dos kilómetros de alimentos para la gente pero ni siquiera recibió a las autoridades de Pehuajó, que fueron hasta allí para verlo”, decía ya cansado Fernando Arrese, un veterinario y productor agropecuario.
A pocos metros, Viviana Reyes caminaba con uno de los cientos de guardapolvos multiplicados en la ruta. Es directora del Jardín de Infantes 908 y desde hace dos meses esposa de uno de los caídos en medio de esta nueva crisis agraria: “Mi marido es ingeniero agrónomo y lo despidieron: el pool empresario que lo contrataba está quebrado”. El pool a punto de quebrar se dedicaba a la siembra y cosecha, y ahora forma parte de la masa del campo a punto de entrar en remate. “Mis compañeras de escuela tienen esposos con 500 hectáreas: en este momento –dice Viviana– tienen todo bajo el agua.”

 


 

CAYO UN MICRO CON JUBILADOS
Una tragedia en Tucumán

El ómnibus se desbarrancó poco antes de las dos de la tarde en El Infiernillo, una de las encrucijadas montañosas más difíciles de sortear sobre la Ruta 307 en la zona tucumana de Tafí del Valle. El micro llevaba a un contingente de 45 jubilados de Misiones, Tucumán y Jujuy: cuatro murieron y los equipos de rescate contaron en 21 el número de heridos, diez de ellos en estado crítico. En la caída, el colectivo rodó 200 metros sobre la pendiente afilada.
El micro cayó por un barranco considerado de difícil acceso, con pendientes muy pronunciadas, caminos de cornisa y curvas cerradas. En ese precipicio, los equipos de rescate de Tucumán y Catamarca trabajaron durante toda la tarde y la noche para socorrer a los cuerpos que aún seguían en el suelo.
Hubo helicópteros que trasladaron equipos de cirujanos para trabajar en el lugar con los diez móviles de ambulancias y tres camiones de bomberos. Anoche aún buscaban a los jubilados que continuaban desaparecidos: “Los heridos confirmados son 21 pero no puedo precisar aún la cifra de muertos, ni certificar a ciencia cierta la procedencia de los jubilados”, explicó Mario Sosa, uno de los asesores del Ministerio de Asuntos Sociales de Tucumán que fue designado para acudir al lugar.
Los muertos fueron identificados como Nilda Echeverría, Jorge Luis Pastori y Rosa Isabel Montiel. Los tres, de acuerdo con las primeras informaciones, serían de Misiones. El cuarto aún no fue reconocido.

 

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