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Tregua no, pero paz total tal vez

Las condiciones de
Israel para una tregua
son inaceptables para los palestinos, quienes se niegan a entregar al asesino de un ministro.

Tropas israelíes
arrestan a colonos judíos.
El lugar es Hebrón, uno de los mayores ejes de crisis.

Por Ferrán Sales
Desde Jerusalén

Parece que hay paz pero nadie se lo cree. El gobierno de Israel adoptó acuerdo de principio: retirar sus tropas de las seis ciudades palestinas ocupadas como castigo por el asesinato del ministro Rehavam Zeevi perpetrado el pasado 18 de octubre, pero a cambio solicita a los palestinos que apliquen medidas draconianas de seguridad y pacificación de sus territorios. Responsables policiales de ambos bandos trataban ayer de llegar a un acuerdo bajo la égida de la CIA.
El gabinete de Seguridad del gobierno israelí, presidido por el primer ministro Ariel Sharon, acordó en la madrugada de ayer ceder aparentemente ante las presiones de Estados Unidos y la Unión Europea y aceptar el repliegue de sus tropas de los territorios autónomos palestinos, ocupados desde hace una semana. Pero este acuerdo se encuentra tan condicionado y matizado que parece imposible por el momento que el repliegue de las tropas pueda llevarse a término en las próximas horas.
Los israelíes reclaman a los palestinos, entre otras condiciones previas, la calma absoluta en las zonas donde se vaya a efectuar el repliegue, y la seguridad de que la policía de la Autoridad Palestina (AP) podrá controlar el orden e impedir los ataques contra Israel, una vez que hayan salido los soldados. Mantiene asimismo en vigor otras tres condiciones anteriores, vinculadas a la crisis: la extradición de los asesinos del ministro Zeevi, la detención de más de un centenar de activistas y por último, el desmantelamiento de los grupos radicales.
El gobierno de Sharon hizo saber que sólo después de cumplir estos requisitos se retirará. Pero no para siempre. El repliegue, si llega a producirse, será provisional, ya que los israelíes “se reservan la libertad de actuar de acuerdo con sus necesidades de seguridad”, es decir, de volver a desplegar el ejército en las zonas autónomas palestinas. Más difícil imposible.
Responsables de los servicios secretos de seguridad de Israel y de Palestina se reunieron ayer a primera hora de la tarde, en la residencia del embajador de Estados Unidos en las cercanías de Tel Aviv, bajo la mediación de los servicios secretos de Estados Unidos –CIA– en un intento de llegar a un acuerdo y empezar con la retirada cuanto antes. Las discusiones se han centrado sobre los puntos concretos de la geografía palestina, empezando por Beit Jala, una ciudad cristiana de la provincia de Belén, donde se han venido registrando en los últimos días los combates más intensos y sangrientos. Los palestinos intentan que el repliegue de Beit Jala se efectúe a mas tardar el sábado por la noche, y a partir del domingo en las otras ciudades de Cisjordania.
La situación amenaza con confirmar los temores del jefe de los servicios secretos israelíes: un comando del Hamas intentó introducirse en un asentamiento del norte de Gaza para realizar una acción bélica. Pero antes de que hacerlo el Ejército mató a tres de los guerrilleros. Con estas tres muertes se eleva ya a 49 el número de víctimas palestinas registradas durante los últimos ocho días en los territorios, como consecuencia de las operación de castigo y venganza por la muerte del ministro.

De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

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