Por Martín
Granovsky
La presentación es francamente
atractiva. Sostiene que reduce el gasto mensual de PAMI a unos 170
millones de pesos aproximadamente, no genera desempleos ni despidos, origina
seis mil puestos de trabajo en el sector privado y traslada la carga administrativa
a los nuevos contratos de riesgo. Así es el proyecto de privatizar
el PAMI, que por supuesto no aparece de ese modo en el documento al que
tuvo acceso exclusivo Página/12. Fue elaborado por los prestadores
afines al senador electo Luis Barrionuevo y lo estudia el jefe de Gabinete
Chrystian Colombo.
Quien acercó el proyecto al Gobierno fue Roberto Romano, de Lanús,
a quien en el PAMI conocen amistosamente como Erreerre. Romano
nuclea a un grupo de prestadores de la obra social de los jubilados con
gran peso en el conurbano bonaerense y un peso menor en la Capital Federal.
Expertos del PAMI consultados por Página/12 calcularon que agrupa
a prestadores que atienden la salud de alrededor de la mitad de los beneficiarios
de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
El apodo no es lo único que hace famoso a Erreerre
dentro de la obra social que, cuando estaba dentro del presupuesto nacional,
figuraba entre las cuatro partidas más importantes del país
junto al Estado central, la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal.
Romano es quien expresa mejor que nadie los deseos de Barrionuevo, quien
estos días se proyectó en dos planos. Por un lado decidió
encarnar él mismo la jefatura de la Unión de Trabajadores
Gastronómicos de la República Argentina, su sindicato de
siempre. Por otro obtuvo la banca por la minoría para el Senado
nacional desde el distrito catamarqueño, desplazando nada menos
que al clan Saadi en la conducción del PJ local. Si su estrategia
no cambia, el ex recontraalcahuete de Carlos Menem pondrá
todo su aparato sindical y político al servicio del peronismo bonaerense.
Y, mientras tanto, es bueno ocuparse un poco de la salud pública,
un sector donde Barrionuevo tiene importantes intereses. O sea: la salud,
cuyo funcionamiento conoce a través de la matriz de los Gordos
de la CGT, le interesa, quizás con el mismo nivel de preocupación
que algunos dirigentes radicales como el ex ministro del Interior Enrique
Nosiglia, de quien Luisito es un gran amigo.
Por el lado del Gobierno, el área encargada de recibir al prestador
favorito de Barrionuevo fue la Jefatura de Gabinete. La movida tuvo sus
costos internos, porque dos funcionarios se sintieron heridos en su orgullo
por Colombo. Uno, el interventor normalizador del PAMI, Raúl Pistorio.
Otro, el ministro de Salud, Héctor Lombardo.
Los redactores del paper sabían no solo cuál era el mejor
destinatario Colombo encabeza la ejecución de las restricciones
de presupuesto a que obliga el Déficit Cero sino el mejor
tipo de argumento en esta época. Si el Gobierno está obsesionado
por la caja, hablemos de caja. Entonces, el diagnóstico que sigue
aparece como algo natural:
El PAMI está desfinanciado
por la cronicidad de los déficits recurrentes que han aumentado
su stock de deuda.
El bache financiero se tradujo
en mayores deudas, y mayores tasas, y también fue descargado en
los profesionales e instituciones, es decir en los que presentan
el proyecto.
La situación, hoy, es
insostenible por la decisión de los prestadores de cortar el crédito
al PAMI.
Cuando deja el capítulo del dinero, el documento que estudia el
Gobierno puntualiza también la ausencia de políticas
consistentes, los tabicamientos institucionales dentro
del PAMI, los compartimientos estancos, una estructura burocratizada
y la heterogeneidad de los contratos.
Pero afortunadamente los problemas mencionados tienen solución,
dice el texto. La clave es reducir el personal sin despedirlo mediante
su transferencia a las redes de prestadores privados, quienes pagarán
sus sueldos a partir de la propia cápita obtenida, indica.
Para que la idea no aparezca como una limosna demasiado grande (haría
desconfiar a SimónTemplar), los prestadores de Erreerre
explican qué compensación recibirán. Una vía
es la ampliación del volumen del negocio, con la concentración
de las prestaciones de las entidades representativas que procederán
a categorizar y a jerarquizar a los prestadores que aseguren mayor calidad.
Otra vía es la previsibilidad que da el contrato a
largo plazo.
La llave de la privatización disimulada serán los convenios
tercerizados con redes de prestadores. Para decirlo en palabras
del documento que entregó Romano: La idea es avanzar hacia
un sistema de entidades promotoras de la atención médica
y la salud donde el Estado transfiere fondos y los privados hacen el resto,
bajo un estricto sistema de controlar y fiscalización de calidad
y cantidad.
El atractivo de la propuesta resume el papel radica
en que es simple, baja el gasto público, reduce programadamente
el stock de deuda del Instituto, avanza en la privatización de
la gestión, desburocratiza PAMI, elimina intermediarios sin capacidad
instalada, y siguen las ventajas.
Con un Gobierno tan preocupado por sorprender nunca se sabe, pero parece
difícil que los cambios drásticos en la estructura del PAMI
integren el paquete que será anunciado quizás, es
una posibilidad, no lo descarte-, los próximos días. La
demora responde a distintos motivos.
Una parte de la Administración De la Rúa teme lanzar una
reforma de la obra social de los jubilados ante la escasez de apoyo político
y la soledad política en el Congreso. Paradójicamente, el
empeoramiento de las condiciones políticas, y sobre todo financieras,
podría estimular a que los más fiscalistas del Gobierno
aceleren su presión para privatizar el PAMI.
Ninguno de los funcionarios importantes del Gobierno tanteó seriamente
a los gobernadores peronistas.
Y las diferencias internas en el gabinete, que se suman a las críticas
de puenteo, obstaculizan aún más la marcha hacia
la privatización del último instrumento de política
estatal con que cuenta el Estado.
El personal, a la
mitad
Por M. G.
La propuesta de los prestadores más próximos a Luis
Barrionuevo da como primera medida que se debe proceder a
la reducción del personal en un 50 por ciento (aproximadamente
seis mil empleados), lo que equivale a un ahorro de $ 11.800.000
pesos mensuales o lo que es equivalente sobre una base mensual presupuestada
de 200 millones a una disminución del 6 por ciento en el
gasto.
Según el texto, el total de la nueva erogación
por todo concepto que los integrantes de las redes tuvieren a partir
de esta absorción de empleados de PAMI, se descontará
de las contribuciones y aportes correspondientes al total de lo
que debe abonar el prestador adherido a la red. De esta forma afirma
el PAMI reduciría uno de sus gastos, y cada prestador integrante
de la Red únicamente no aportaría por el costo que
ocasione ese empleado.
El documento se preocupa por aclarar que el pase de los empleados
a la actividad privada no es un despido de personal, pero ofrece
escasas pistas de la situación jurídica futura.
Este proyecto se conoce justo cuando Appamia, el gremio de los profesionales
de la salud del PAMI, acaba de denunciar que es absolutamente
insostenible solventar los gastos fijos mínimos que hacen
al funcionamiento de los consultorios, llegándose, en algunos
casos, a la intimación de desalojo.
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