Por José
Natanson
Quiero un discurso fuerte,
pero no de consignas sino de medidas. Bien concreto, definió
Fernando de la Rúa a su hijo Antonio. Fue ayer, en Olivos, antes
de que comenzaran a desfilar, uno a uno, los funcionarios que se acercaban
con las propuestas de cada área. De la Rúa los escuchaba,
atento y hermético, y anotaba los puntos centrales en un cuaderno.
Después le pasaba la síntesis a su hijo, que se encargaba
de darle formato discursivo en su notebook. Aunque la idea original era
formular el anuncio hoy, anoche el vocero Juan Pablo Baylac informó
a este diario que se posponía para principios de la semana. Alegó
razones técnicas, pero lo cierto es que el Gobierno tiene demasiados
asuntos sin resolver, lo que le impide definir de una vez el conjunto
de medidas.
La escena se repitió durante toda la jornada. Por ejemplo, cerca
del mediodía llegó la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich,
junto al secretario de Empleo y PYMES, Enrique Martínez. Llevaban
una carpeta con las propuestas elaboradas en la cartera. Entre ellas,
el beneficio universal de 150 pesos para los jefes de hogar desocupados.
La iniciativa un replanteo general de la política asistencial
de Gobierno que apunta a acabar con las prácticas clientelistas
constituye la medida social más fuerte y es, por lo tanto, una
de las claves del paquete.
De a poco fueron llegando los demás. En diferentes salas, casi
todo el Gabinete conversaba y debatía las distintas iniciativas,
mientras aguardaban a que el Presidente los recibiera de a uno. El más
esperado, Domingo Cavallo, llegó a la tardecita, después
de trabajar junto a sus colaboradores durante todo el día en el
Ministerio de Economía.
Mientras Cavallo y De la Rúa conversaban a solas, el ministro del
Interior, Ramón Mestre, y el jefe de Gabinete, Crhystian Colombo,
fatigaban los teléfonos intentando recomponer las negociaciones
con los gobernadores, aunque ya no planeaban una gran reunión sino
que las provincias firmen una por una. Cerca, el secretario General de
la Presidencia, Nicolás Gallo, recibía un llamado de Legal
y Técnica en el que le avisaban que el decreto de creación
del Ministerio de Turismo estaba listo.
En una sala contigua, el jefe de Diputados, Rafael Pascual, analizaba
la viabilidad política de los proyectos que requerirán la
aprobación del Congreso. Las cosas no están fáciles,
pero mejor ahora que después del 10 de diciembre, repetía
Pascual cada vez que un ministro lo consultaba sobre la posibilidad de
que una iniciativa se transforme en ley.
El objetivo era apurar al máximo los tiempos para que hoy, antes
de la temida apertura de los mercados, el Presidente presentara en un
mensaje al país el conjunto de iniciativas. Sin embargo, anoche
Baylac informó que el anuncio se postergaba una vez más.
La explicación oficial: el paquete contiene una gran cantidad de
resoluciones y decretos que aún no están técnicamente
listos. Como también hay algunas que deben pasar por el Congreso,
De la Rúa decidió consultar mínimamente a los autoridades
legislativas. Además, la fusión de estructuras crea problemas
de competencia entre los ministerios, lo que demoró aún
más las cosas.
Más allá de las explicaciones oficiales, es innegable que
todavía falta definir una serie de cuestiones claves, sin las cuales
no tendría sentido formular un anuncio. El capítulo financiero,
por ejemplo, es uno de los aspectos más importantes, y no puede
resolverse hasta que no se llegue a un acuerdo con los gobernadores, los
bancos y las AFJP, que aún está lejos de lograrse (ver página
5).
Pero los problemas no son sólo técnicos. También
hay dudas en cuestiones bien de fondo. El Mercosur es quizás la
más importante: el viernes, en una conferencia de prensa mañanera
y sorpresiva, Cavallo atacó duramente a Brasil por la devaluación
del Real. Aunque ayer, aconsejado por Adalberto Rodríguez Giavarini,
el Presidente emitió un comunicado reafirmando el Mercosur, el
asunto está lejos de solucionarse (ver aparte). Todavía
no tenemos una política definida, se quejaba un funcionario
en Olivos. La relación con los gobernadores también divide
al Gabinete: tres hombres cercanos a De la Rúa Colombo, Pascual
y Mestre están convencidos de que antes de presentar en público
las medidas es necesario buscar un marco de acuerdo que sustente políticamente
el paquete. Si no, cualquier anuncio se diluye en cuestión
de días, explican. Otros, en cambio, creen que ya es hora
de apurar las cosas. Entre ellos Bullrich, que evalúa como de puro
desgaste las dos semanas de frustradas negociaciones con los gobernadores.
Hay otros temas que también aguardan una definición, como
la relación del Gobierno con el gremialismo: Bullrich ha encarado
una estrategia de dialogar sin concesión con los sindicalistas,
lo que generó cuestionamientos de Colombo, que recomienda pactar
una suerte de paz social con los capos cegetistas. El PAMI es otra de
la cuestiones pendientes: el tironeo entre Héctor Lombardo, de
un lado, y quienes impulsan su privatización (ver página
2), del otro, se mantiene vivo.
En cualquier caso, la obsesión de De la Rúa por cerrar hasta
los más mínimos detalles hizo que el Gobierno pospusiera
los anuncios que se aguardan desde hace dos semanas. Ya apuró algunos
movimientos, como la designación de Daniel Sartor un ex puntero
rionegrino con un curriculum plagado de denuncias en Desarrollo
Social. Sin embargo, de la definición de todas estas cuestiones
depende no sólo la configuración final de las medidas sino
también los cambios de Gabinete. Un ejemplo: la permanencia de
Bullrich al frente del Ministerio de Trabajo, por ejemplo, está
atada a la decisión de estratégica de ceder o no ante los
gremios.
Recién cuando De la Rúa resuelva esta larga serie de interrogantes
podrá realizar el anuncio. A pesar de tanta indefinición,
algunas pocas cosas están claras. En primer lugar,
en el Gobierno juran que, aunque incluiría recortes importantes,
no se trata de pura ortodoxia. Pero, además, en Olivos agregaban
ayer un dato político central. Cavallo ya lanzó tres
planes y no tuvo éxito. El va a ser un ejecutor, como cualquier
otro ministro, pero éste va a ser un programa de De la Rúa,
aseguraba anoche un integrante del entorno presidencial, confiado que
esta vez, por favor, sí el paquete le permita al Gobierno
recuperarse de dos años de puro bajón.
A emparchar el Mercosur
El viernes, Domingo Cavallo atacó duramente a Brasil, país
con el que, dijo, no se puede trabajar por sus constantes devaluaciones.
La sorpresiva declaración impulsó a las autoridades
brasileñas a interrumpir las negociaciones que venían
manteniendo con la Argentina para establecer mecanismos de salvaguarda.
Ayer, Fernando de la Rúa desautorizó directamente
a su ministro de Economía. El Mercosur sigue siendo
una política de Estado, una prioridad, una cuestión
de Estado, señaló el Presidente a través
de un comunicado difundido en Olivos. Para el Presidente, las diferencias
entre los dos países son tensiones que se resuelven
negociando y así continuaremos, ya que el proceso de integración
es el objetivo irrenunciable de ambos países. El Mercosur
cuenta en la actualidad con una reconocida importancia estratégica
para sus miembros y asociados al bloque, para toda la región,
el hemisferio y el resto del mundo. Es un activo que, por nuestro
interés nacional, vamos defender y perfeccionar en aquellos
puntos que hoy exhiben diferencias o problemas, concluyó.
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