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JUAN JOSE ALVAREZ, NUEVO MINISTRO DE SEGURIDAD
“No existe la seguridad Sprayette”

El reemplazante de Ramón Verón en la provincia de Buenos Aires dijo que no quiere más un menor en una comisaría, planea reunirse con la Corte Suprema y promete una policía más creíble y en comunicación con los vecinos.

Variables: �Una sociedad excesivamente permisiva frente a la violencia, la casi nula posibilidad de ser penado, la desigualdad más aún que la pobreza�.

Alvarez reemplazó al comisario
Verón en el Ministerio de Seguridad.

Por Horacio Cecchi

“No puede quedar el menor halo de sospecha”, prometió Juan José Alvarez frente a Página/12, a las pocas horas de haber asumido como ministro de Seguridad bonaerense. Se refería al escándalo desatado por el informe de la Suprema Corte sobre apremios ilegales y muertes de menores a manos policiales, informe que aceleró el final de su antecesor, Ramón Verón. Si la política se lee en sus hechos, pero también en sus gestos, la agenda de las 72 primeras horas de Alvarez estuvo plena de significantes: ayer, recibió al procurador general de la Suprema Corte, Matías de la Cruz, una visita impensable para su antecesor. Para hoy, convocó a la cúpula de Asuntos Internos de la Bonaerense, para empezar a revolver legajos y analizar responsabilidades.
El lunes será el probable escenario de una audiencia con la Suprema Corte, un espacio que para Verón era una pesadilla. “No quiero un menor más en las comisarías”, dijo. Durante la entrevista concedida a este diario, además, desarrolló sus objetivos en el ministerio más caliente de la gobernación: capacitación policial y descentralización de la función preventiva, con policía creíble, próxima y controlada por los vecinos.
A comienzos de octubre, ya la propuesta del Ministerio de Seguridad ya estaba definida, y por lo tanto ya estaba escrito el final de Verón. El 17 de octubre pasado, después de las elecciones, Alvarez recibió la primera confirmación: el propio Duhalde, como presidente del PJ provincial, lo anunció telefónicamente. La asunción estaba prevista para el último día de octubre. La semana pasada, el intendente de Hurlingham comenzó a recorrer algunos espacios acompañando a Ruckauf con bajo perfil: participó en la recorrida de las inundaciones hasta Carlos Casares, donde se encontraron De la Rúa y el gobernador.
El jueves 25, cuando recién empezaban a despuntar trascendidos sobre el informe aún no oficializado de la Corte, Alvarez participaba en una mesa sobre bioterrorismo en el Salón Dorado de la Gobernación. Otra vez, la política se pudo leer en gestos, porque Verón no sólo no estaba enterado de la mesa, sino que a esa hora desmentía su renuncia asegurando que “denunciar apremios ilegales es un deporte de los jóvenes”. A la madrugada siguiente, Ruckauf llamaba por teléfono a Alvarez: “Preparate Juanjo, porque a las cinco y media jurás como ministro”. Pocas horas después concedía a Página/12 una entrevista en su despacho.
–¿Cuáles son sus objetivos como ministro de Seguridad?
–Primero, lo más estructural. Enfrentamos un muy fuerte trabajo en capacitación y formación. A una policía mal capacitada y mal formada no es mucho lo que se le puede exigir. Creo en una policía moderna, absolutamente comprometida con la ley y la democracia. Si no, no tiene sentido que yo esté acá. Esto no solamente lo digo. Quiero que quede fuertemente marcado. La falta de capacitación no es solamente un problema para los otros. Es un problema para los propios policías, porque en muchos casos de policías muertos, y ha habido muchos, estoy seguro que ha habido impericia por parte del policía y le ha provocado su propia muerte. También puede haber habido una enorme falta de capacitación en algunos de los casos que terminan en abuso policial. Muchos serán casos patológicos, psicológicos. Pero la capacitación tiene que ver.
–Todo bárbaro, pero ese cambio de mentalidad va a llevar mucho tiempo.
–Sí, pero creo que el peor enemigo de niveles de seguridad aceptables es el vendedor de la seguridad Sprayette: ya, ya, ya. No me parece posible una receta mágica que solucione todo en forma instantánea. Yo no vengo a eso, y si alguien la tiene que la proponga. Se van a ahorrar muchos dolores de cabeza, muchas vidas. El otro objetivo es la necesidad de descentralizar la función preventiva. Tiene que haber una policía presente, una policía próxima al vecino, que le va a permitir tener un mayor control.
–¿Una policía municipal?
–No municipal. Sí un mayor involucramiento de y con la comunidad.
–¿Semejante a su plan en la intendencia?
–No quiero hablar mucho de eso. Primero porque lo que se hizo en Hurlingham fue un atisbo, no es un modelo cerrado. Segundo, porque se hizo en un municipio y no se hizo con un ministerio a favor (en ese período, 1998, Arslanian era el ministro). Se hizo, casi diría, a pesar del ministerio. Si bien en su momento apareció Duhalde y me ayudó en los inicios del plan.
En aquel momento, Alvarez fue convocado por Arslanian como secretario de Relaciones con la Comunidad. Marzo del ‘98. Tres meses después se retiró de un portazo, cuando el ministro decidió la purga de 300 policías, “Los Sin Gorra”. Un allegado a Alvarez de aquel momento recordó que “él no discutía el número. Podían ser 30 o 3000, pero quería saber los motivos concretos. Y no se los dio. Así que se fue”.
–¿Va a mantener la estructura jerárquica?
–No puedo, en una fuerza de las características de la Policía Bonaerense, generar incertidumbre, porque no sirve para la operatividad policial. Los cambios, cuando se hagan se harán.
–¿Y va haberlos?
–No voy a hacer preanuncios. Algunos cambios van a empezar a suceder más rápido y otros me tomaré un poco más de tiempo para determinarlos. Lo que sí quiero dejar bien en claro es la absoluta libertad para decidir estas cosas que me ha dado el gobernador.
Alvarez no aceptó explayarse sobre modificaciones. Las dudas estaban dirigidas a la cadena de mandos establecida por Verón, y especialmente al comisario mayor Amadeo D’Angelo, coordinador de las departamentales de seguridad, cargo de virtual jefe de la Bonaerense.
Hace tres años, durante un acto político como intendente de Hurlingham, el actual ministro había sostenido que “en las villas, los humildes son las víctimas y no los victimarios de los problemas de seguridad”. Curiosamente, D’Angelo fue quien, al asumir en reemplazo de Eduardo Martínez hace un año, aseguró que para bajar el índice delictivo era necesario “sitiar las villas”. Las diferencias de concepto estaban claras. El viernes pasado, D’Angelo y los jefes de las departamentales se presentaron formalmente a Alvarez. En esa oportunidad, D’Angelo aclaró que todo había sido producto de una tergiversación periodística. Alvarez le pidió la desgrabación.
–¿Qué percepción tiene sobre su imagen entre los cuadros policiales?
–Es demasiado pronto para tenerlas. No creo que los tome por sorpresa. No siento que me tomen con desconfianza. En realidad es una vuelta a la normalidad. Lo excepcional fue lo anterior. La política de seguridad es una política, y no es un asunto policial. Eso no lo voy a resignar como ministro. No lo voy a negociar. Yo recibo las instrucciones y el marco que me da el gobernador, y después viene mi responsabilidad para determinar la política de seguridad. Esto es función del ministro, y así se lo he hecho saber a las jefaturas de las departamentales. No soy el jefe de policía. Quienes tienen responsabilidades en las departamentales deberán cumplir con lo que es la política de seguridad de este gobierno y el que no lo acepte se tendrá que ir.
–Asumió en medio de la crisis de un tembladeral. La resolución de la Corte...
–Acá volvemos a la capacitación. No se puede adjudicar el origen del delito en la sociedad a la policía. Hay muchas variables que inciden. Una sociedad excesivamente permisiva frente a la violencia, la casi nula posibilidad de ser penado por delitos cometidos, la desigualdad más aún que la pobreza. Si a esto le agregamos elementos de prevención con bajo nivel de capacitación y enquistados en su propio cuerpo tumores malignos, tenemos lo que tenemos.
–¿Qué actitud va a asumir al respecto?
–Ahora tengo una reunión con el procurador general de la Suprema Corte (Matías de la Cruz). El lunes temprano nos vamos a comunicar con el presidente de la Corte (Juan Carlos Hitters) para tener una entrevista. Convoqué para este domingo (hoy) a Asuntos Internos.
–¿Con qué fin?
–Quiero toda la información que haya, quiero que comiencen todas las investigaciones necesarias para resolver este tema. No puede quedar un halo de sospecha, porque no hay plan de seguridad que funcione si la gente no cree en su policía, y la gente no va a creer en su policía si salen este tipo de cuestionamientos, y si se comprueba que todos o alguno de estos casos ha sido así y el ministro no actúa con la fuerza necesaria, tampoco va a ser creíble.
–¿Cómo le resultó ser convocado por un gobernador que propone la mano dura como política de seguridad?
–A mí me convocó desde lo que sabe que yo puedo y estoy dispuesto a hacer. Si lo hizo sabiendo cómo pienso, es que consideró que este perfil es el adecuado para esta etapa de la seguridad en la provincia, que tiene que ver con mis manifestaciones y declaraciones, que no son otras que las que he venido haciendo y diciendo como intendente.

 

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