Por
Facundo Martínez
En un partido que tuvo un primer tiempo para olvidar y que levantó
un poco en el complemento porque Juan Román Riquelme se metió
más en el encuentro, aunque no llegó a ser nunca un
buen espectáculo, Boca derrotó a Huracán por 21
y se quedó con el clásico de la undécima fecha, que
tuvo pocos espectadores y muy poco de emotividad, salvo en el tiempo de
descuento en el que los de Parque Patricios estuvieron cerca del empate.
Los goles para el ganador fueron de José María Calvo y de
Cristian Cellay, en contra; descontó Alberto Godoy, en el minuto
89, de cabeza. La novedad: el experimento de Carlos Bianchi que, pensando
en Tokio, hizo formar a Boca con tres en el fondo, con Chicho Serna como
líbero. El colombiano cumplió, pero el esquema dejó
dudas.
Fue raro ver a Serna luchando desde atrás y tratando de empujar
a sus compañeros hacia arriba, tan raro como ver al juvenil Calvo
y al brasileño Jorginho arrancar desde la zona de volantes el
último con un poco más de criterio, y a Riquelme discutir
constantemente, y cualquier cosa, con el árbitro Héctor
Baldassi, quien no estaba de ánimo como para cobrar todas las faltas
que éste le pedía. También fue raro que Huracán
tardara más de media hora para poder aprovechar las ventajas que
daban los de Bianchi cuando pasaban en bloque al ataque; que a pesar de
la lluvia no se dieran muchas situaciones de gol. Y fue extraño
que, tratándose de un clásico, hubiera tan poca gente.
El primer tiempo pasó lento, aburrido. Boca fue un poco más
ordenado pero no tuvo criterio en el medio ni profundidad arriba, y Huracán,
que se despertó tardíamente, intentó abrir la cancha
por los laterales, pero sin generar demasiado peligro. Los arqueros Oscar
Córdoba y Martín Ríos hicieron lo suyo para mantener
el cero, aunque siempre resolvieron bien.
La segunda mitad fue más interesante. Riquelme se metió
en el partido, recostado sobre la izquierda, Delgado jugó por el
medio y por afuera y el japonés Takahara peleó todas las
pelotas, aunque perdía la mayoría. Con apenas un poco más
que Huracán, los locales comenzaron a presionar hasta que llegaron
los goles. El primero fue de Calvo, de cabeza, tras una buena habilitación
de Riquelme. El segundo surgió de un desborde y centro de Delgado,
destinado a Takahara, que Cellay la tocó sin querer contra su propio
arco. Boca ganaba bien, pero Huracán no se quedó atrás
y comenzó a buscar desesperadamente el descuento. Soto estuvo cerca,
pero Córdoba ganó el mano a mano.
Después tuvo su oportunidad el Mellizo Guillermo, pero el remate
pegó en el palo. Y sobre el final, tras un corner para los visitantes,
llegó el 2-1: ejecutó Soto, saltó y cabeceó
Godoy y nada pudo hacer Abbondancieri, recién entrado por Córdoba,
quien se había retirado lesionado en la jugada previa.
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