Por
Ariel Greco
Qué momento, Racing! Con una levantada memorable, Racing se sobrepuso
a lo que aparentaba ser una goleada y se trajo de La Plata una victoria
fundamental 32 para ilusionarse en serio con el título. El
conjunto de Avellaneda mantiene los cinco puntos de ventaja sobre River,
superó su mejor arranque de la historia y ya piensa en copar la
Bombonera el próximo jueves. Las claves de la remontada hay que
buscarlas en un coraje enorme, en la confianza de un grupo que no se desanimó
pese al 02 y el casi baile, en los riesgos que asumió en
la segunda parte y en las pizcas de fútbol que entregó.
Argumentos para justificar un triunfo logrado a pleno corazón.
El partido tuvo todos los ingredientes imaginables: dominio alternado,
jugadas heroicas, errores groseros,
goles de carambola, goles de maniobras elaboradas y un dramatismo constante,
motivado por las ganas de los jugadores, el estado de la cancha y el clima
que bajaba desde afuera. Hasta contó con un arbitraje impecable,
a pesar de las dificultades. Ya con eso sobraba para que al encuentro
le calzara perfecto la denominación de partidazo. Pero, como si
le faltara algo, la remontada épica de Racing fue el condimento
que necesitaba para meterlo en la historia. Sobre todo, si al conjunto
de Avellaneda se le da el ansiado campeonato.
De arranque, Estudiantes presionó en todos lados. Por cada jugador
de Racing aparecían dos y hasta tres del local. Así, Pompei
conducía, Osorio distribuía, Zapata recuperaba, Maggiolo
complicaba y el resto acompañaba. A Racing no le salía una.
Los defensores no hacían pie y no paraban de caerse, los volantes
no encontraban la pelota y los delanteros quedaban solitos arriba, absorbidos
por la marca de los zagueros de Estudiantes. Ante semejante panorama,
el líder sufría y aguantaba, sólo amparado en la
voluntad de Bastía, que metía por él y por sus compañeros.
Por eso, cuando Fernández clavó ese derechazo desde afuera
del área después de una buena jugada colectiva, a Racing
se le oscureció el horizonte. Ya no le servía esperar y
no tenía juego para ir a buscar. Ni hablar cuando Quatrocchi en
coproducción con Loeschbor anotó el segundo, totalmente
justificado. Incluso Farías pudo resolver todo en el final del
primer tiempo, pero eligió la peor opción para definir y
perdió el tercero.
Parecía que el invicto se quedaba en La Plata, pero ocurrió
el milagro. Merlo introdujo a Maceratesi, mandó a Maciel al medio,
retrasó unos metros a Milito, reforzó la mitad de la cancha
y les lavó la cabeza a todos. Además, apareció en
el partido Estévez, que hasta ese momento había pasado inadvertido.
El crecimiento de Racing, sumado al quedo de Estudiantes, determinó
que el trámite cambiara de manos. A partir del coraje ojo
que también puso algo de fútbol, el equipo de Avellaneda
arriesgó y se sacó un pleno.
No llegó demasiado al arco de Misetich, pero cada vez que se acercó,
golpeó con justeza. Dio vuelta el marcador en 25 minutos y demostró
una reservas anímicas que hasta ahora no habían sido puestas
a prueba. A esa altura, Estudiantes se arrastraba en la cancha, totalmente
obnubilado, sin ideas para recuperar lo que había perdido. Y Racing
volvió a lo que más le gusta: a la trinchera, a agruparse
atrás, a correr, a meter, a defender con ocho. Y para los fieles
de afuera, era el momento de festejar, de superar el susto, de acordarse
de Boca, de soñar con el título. ¡Qué momento,
Racing!
LA
EXPLICACION DE MERLO
Hambre
de gloria
Es
el hambre de gloria. Así, con sencillez, Reinaldo Merlo siempre
mesurado y rehusando entregarse en brazos de la euforia explicó
la heroica victoria de su equipo. Racing demostró en el segundo
tiempo que tiene hambre de gloria dando vuelta un resultado adverso,
dijo, antes de apelar a su clásica muletilla: Yo sigo en
la mía. Hay que avanzar paso por paso y no hablar de campeonato.
Luego llegaron las definiciones más jugosas:
l Esta fue una muy buena prueba. Estudiantes es un muy buen equipo.
Estuvo cuatro partidos sin que les hagan goles. Salió de la zona
de promoción. Venía bien y jugó un buen primer tiempo.
l Hablamos mucho en el entretiempo y pudimos dar vuelta un resultado
adverso en una cancha muy complicada. El partido estaba dificilísimo.
Tuvimos coraje, cambiamos la actitud y se nos dio el resultado ideal.
l Las modificaciones tácticas que hicimos en la segunda etapa
nos permitieron emparejar el partido pero, como siempre, el triunfo fue
mérito de los jugadores.
Autor de los dos primeros goles de Racing, Maximiliano Estévez
afirmó que el puntero salió a jugar el segundo tiempo tan
mentalizado de que podía empatar que pudo conseguirlo en menos
de diez minutos. Eso fue muy bueno porque después nos dio
aire para buscar el triunfo, aclaró.
Particularmente estoy muy contento con mis dos goles, pero especialmente
porque la victoria nos permitió dar otro paso hacia el campeonato
opinó el delantero. En el primer tiempo nos costó
encontrar la pelota, porque Estudiantes nos presionó muy bien en
toda la cancha, aunque después, con esfuerzo, pudimos revertir
esa situación.
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