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CON CORAJE Y FUTBOL DIO VUELTA UN 0–2 EN LA PLATA Y GANO 3–2
¡Qué buen momento, Racing!

Coraje, confianza, fútbol: con esos ingredientes, el líder del Apertura fabricó un triunfo memorable, en una cancha difícil y después de un primer tiempo negro. Fernández y Quatrocchi habían puesto en ventaja al local, pero en 25 minutos, dos de Estévez y uno de Chatruc hicieron el milagro. Para Mostaza Merlo, el �hambre de gloria� lo explica todo.

Por Ariel Greco

Qué momento, Racing! Con una levantada memorable, Racing se sobrepuso a lo que aparentaba ser una goleada y se trajo de La Plata una victoria fundamental 3–2 para ilusionarse en serio con el título. El conjunto de Avellaneda mantiene los cinco puntos de ventaja sobre River, superó su mejor arranque de la historia y ya piensa en copar la Bombonera el próximo jueves. Las claves de la remontada hay que buscarlas en un coraje enorme, en la confianza de un grupo que no se desanimó pese al 0–2 y el casi baile, en los riesgos que asumió en la segunda parte y en las pizcas de fútbol que entregó. Argumentos para justificar un triunfo logrado a pleno corazón.
El partido tuvo todos los ingredientes imaginables: dominio alternado, jugadas heroicas, errores groseros, goles de carambola, goles de maniobras elaboradas y un dramatismo constante, motivado por las ganas de los jugadores, el estado de la cancha y el clima que bajaba desde afuera. Hasta contó con un arbitraje impecable, a pesar de las dificultades. Ya con eso sobraba para que al encuentro le calzara perfecto la denominación de partidazo. Pero, como si le faltara algo, la remontada épica de Racing fue el condimento que necesitaba para meterlo en la historia. Sobre todo, si al conjunto de Avellaneda se le da el ansiado campeonato.
De arranque, Estudiantes presionó en todos lados. Por cada jugador de Racing aparecían dos y hasta tres del local. Así, Pompei conducía, Osorio distribuía, Zapata recuperaba, Maggiolo complicaba y el resto acompañaba. A Racing no le salía una. Los defensores no hacían pie y no paraban de caerse, los volantes no encontraban la pelota y los delanteros quedaban solitos arriba, absorbidos por la marca de los zagueros de Estudiantes. Ante semejante panorama, el líder sufría y aguantaba, sólo amparado en la voluntad de Bastía, que metía por él y por sus compañeros.
Por eso, cuando Fernández clavó ese derechazo desde afuera del área después de una buena jugada colectiva, a Racing se le oscureció el horizonte. Ya no le servía esperar y no tenía juego para ir a buscar. Ni hablar cuando Quatrocchi en coproducción con Loeschbor anotó el segundo, totalmente justificado. Incluso Farías pudo resolver todo en el final del primer tiempo, pero eligió la peor opción para definir y perdió el tercero.
Parecía que el invicto se quedaba en La Plata, pero ocurrió el milagro. Merlo introdujo a Maceratesi, mandó a Maciel al medio, retrasó unos metros a Milito, reforzó la mitad de la cancha y les lavó la cabeza a todos. Además, apareció en el partido Estévez, que hasta ese momento había pasado inadvertido. El crecimiento de Racing, sumado al quedo de Estudiantes, determinó que el trámite cambiara de manos. A partir del coraje –ojo que también puso algo de fútbol–, el equipo de Avellaneda arriesgó y se sacó un pleno.
No llegó demasiado al arco de Misetich, pero cada vez que se acercó, golpeó con justeza. Dio vuelta el marcador en 25 minutos y demostró una reservas anímicas que hasta ahora no habían sido puestas a prueba. A esa altura, Estudiantes se arrastraba en la cancha, totalmente obnubilado, sin ideas para recuperar lo que había perdido. Y Racing volvió a lo que más le gusta: a la trinchera, a agruparse atrás, a correr, a meter, a defender con ocho. Y para los fieles de afuera, era el momento de festejar, de superar el susto, de acordarse de Boca, de soñar con el título. ¡Qué momento, Racing!

LA EXPLICACION DE MERLO
“Hambre de gloria”

Es el hambre de gloria.” Así, con sencillez, Reinaldo Merlo –siempre mesurado y rehusando entregarse en brazos de la euforia– explicó la heroica victoria de su equipo. “Racing demostró en el segundo tiempo que tiene hambre de gloria dando vuelta un resultado adverso”, dijo, antes de apelar a su clásica muletilla: “Yo sigo en la mía. Hay que avanzar paso por paso y no hablar de campeonato”. Luego llegaron las definiciones más jugosas:
l “Esta fue una muy buena prueba. Estudiantes es un muy buen equipo. Estuvo cuatro partidos sin que les hagan goles. Salió de la zona de promoción. Venía bien y jugó un buen primer tiempo.”
l “Hablamos mucho en el entretiempo y pudimos dar vuelta un resultado adverso en una cancha muy complicada. El partido estaba dificilísimo. Tuvimos coraje, cambiamos la actitud y se nos dio el resultado ideal.”
l “Las modificaciones tácticas que hicimos en la segunda etapa nos permitieron emparejar el partido pero, como siempre, el triunfo fue mérito de los jugadores.”
Autor de los dos primeros goles de Racing, Maximiliano Estévez afirmó que el puntero salió a jugar el segundo tiempo tan mentalizado de que podía empatar que pudo conseguirlo en menos de diez minutos. “Eso fue muy bueno porque después nos dio aire para buscar el triunfo”, aclaró.
“Particularmente estoy muy contento con mis dos goles, pero especialmente porque la victoria nos permitió dar otro paso hacia el campeonato –opinó el delantero–. En el primer tiempo nos costó encontrar la pelota, porque Estudiantes nos presionó muy bien en toda la cancha, aunque después, con esfuerzo, pudimos revertir esa situación.”

 

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