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UNA OPERACION QUE DIFICULTA EL EMBARGO DE SEIS MILLONES
Moneta ahora vende hasta los gatos

Cambió de manos uno de los bienes más preciados del banquero menemista. El haras donde cría sus caballos y la estancia donde Cheek perdió su tortuga ya no están a su nombre. Sigue su mujer.

Por Susana Viau

Uno de los bienes preciados del ex banquero Raúl Juan Pedro Moneta cambió de manos. Al menos así consta en el Registro de Accionistas de la Cabaña Los Gatos, a cuyo nombre figuran Villa María, la estancia de Luján, sede de célebres asados, y el haras La República, donde se crían los caballos criollos que solía regalar a los visitantes ilustres del ex presidente Carlos Menem. En efecto, Moneta traspasó su 50 por ciento accionario a Property Advisory Services Ltd., una operación que pone escollos a la posibilidad de que esos bienes puedan ser afectados por el embargo de 6 millones de dólares ordenado por el Juzgado Comercial 13, a cargo de Carlos Villar. Pero Property Advisory Services Ltd. es una de las sociedades que operaban con el Federal Bank, la entidad también perteneciente a Moneta y por la que circuló un río de dinero triangulado con el Banco República y el Citibank de Nueva York.
Según el Registro de Accionistas, hasta el mes de mayo de 1996 las acciones de Cabaña Los Gatos (junto a Corporación del Oeste uno de los dos mayores emprendimientos agropecuarios de Moneta) se distribuían entre el ex banquero, con un 50 por ciento; María Claudia Arroyo Benegas, su mujer, con un 25 por ciento y Carlos Eduardo Lanusse, primero gerente y luego vicepresidente de la firma, con el 25 restante. Dos años más tarde, en el mes de diciembre, se produce una ampliación de capital con el debut del nuevo accionista, Property, que inyecta 5.783.700 con lo que el valor de la sociedad sube a 14 millones de dólares. El 25 de setiembre de este año, Moneta y Lanusse venden su parte. De ese modo, Cabaña Los Gatos dejaba de pertenecer formalmente al ex banquero y a su socio, en tanto su mujer permanecía con una participación de menos de dos millones de dólares.
Cinco meses antes de la modificación societaria, Moneta había recibido un rudo golpe por parte del juez Villar, quien había resuelto dictar embargo sobre el Edificio República, sede del CEI residual y de Telefónica de Argentina, por 6 millones de dólares. La medida del juez comercial había venido a desmadejar una de las estrategias del banquero, quien en el juzgado penal de Ismael Muratorio mantenía una enconada querella por extorsión contra el agente inmobiliario Jorge Macchi al que acusaba de chantajearlo para cobrar honorarios que no le correspondían. Macchi, por otro lado, le había entablado demanda por tres millones en concepto de honorarios adeudados. Es que Macchi sostenía haber sido el “developer” del inmueble de Tucumán 1, orgullo del ex banquero, el responsable de articular su concreción, gestionar las autorizaciones, encargar el proyecto al arquitecto César Pelli y la ejecución del mismo al estudio de Mario Roberto Alvarez. Macchi integraba el staff directivo de República Propiedades, la sociedad que dio el puntapié inicial a la edificación. Tras tomar conocimiento de las declaraciones del arquitecto Alberto Meincke y del ex funcionario municipal Alfredo Garay, y en función de que “la situación que atraviesa el demandado Moneta y el grupo que representa es de público y notorio conocimiento para el tribunal”, el juez comercial entendió que estaban dadas las condiciones para adoptar la medida cautelar –el embargo– que protegiera el derecho del demandante (Macchi).
Según pudo saber este diario, Macchi solicitó en principio que el embargo se trabara sobre los alquileres del edificio, pero éstos estaban comprendidos en el fideicomiso del Banco República que administra el Banco Comafi. Entonces decidió avanzar sobre otras propiedades de Moneta: las más conocidas, la estancia donde se le perdió la tortuga al hijo del ex embajador norteamericano James Cheek, y el haras donde el banquero fundido cría los caballos criollos que amenizan con heterodoxos criterios gauchescos las ferias de la Sociedad Rural, ambas gerenciadas por la firma Cabaña Los Gatos. A fines de setiembre, por orden del juez, se realizó un allanamiento al domicilio social de Cabaña Los Gatos (y también de otras sociedades del empresario, como Federalia y Tortuguense), en la calle Salguero. El departamento había sido reconvertido. De acuerdo al testimonio de los vecinos, en los días previos se había procedido aarreglar la cocina y a trasladar allí el mobiliario típico de una vivienda. Entonces, un operativo similar fue ordenado el 5 de octubre en la segunda planta de Perón 328, otro de los posibles depósitos de los libros de la sociedad. En esa dirección, unos pisos más arriba, tiene sus oficinas Alberto Petracchi, abogado personal y mano derecha de Moneta. Petracchi, visiblemente nervioso, asistió a los forcejeos con la puerta y al llamado, por orden del oficial de Justicia, de un cerrajero que hiciera saltar las trabas. Los resultados fueron pobres, algo de documentación se halló en un armario, pero resultó imposible abrir la caja fuerte. Una visita a la Inspección General de Justicia revelaría que la firma había cambiado de manos. El lugar de Moneta lo ocupaba ahora Property Advisory Services Ltd., un nombre familiar para quienes han tenido acceso a las cajas enviadas por el subcomité de investigaciones del Senado de Estados Unidos a la comisión de diputados que investiga las maniobras de lavado de dinero realizadas entre el Banco República, el Citibank de Nueva York y el Federal Bank.

 

 

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