Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


INFORME QUE REVELA EL IMPACTO DE LA FUGA EN LOS BANCOS LIDERES
No se salvaron ni los extranjeros

La desconfianza de los ahorristas fue generalizada. La huida de casi 11 mil millones desde el inicio de la corrida castiga a todos.

Esta vez la crisis no hizo distinciones. Los bancos privados extranjeros sufrieron el impacto de la huida de los depósitos en una magnitud similar al de otras entidades. Entre marzo y agosto pasados, aquellos bancos perdieron casi el 12 por ciento de los fondos, un drenaje fortísimo que nunca antes les había tocado soportar. En la anterior gran crisis financiera, el Efecto Tequila, los privados extranjeros vieron de lejos la debacle general, e incluso salieron favorecidos con un aumento de las colocaciones. Pero una de las conclusiones de la última fuga de los ahorristas fue que todo el sistema bancario está en jaque, y como advierte la Fundación Capital en su último informe, es difícil que los depositantes recuperen la confianza en el corto plazo.
Entre la renuncia de José Luis Machinea como ministro de Economía y el último acuerdo con el FMI, se retiraron de los bancos algo más de 10 mil millones de dólares. Eso equivale al 13 por ciento de los depósitos. Durante el Tequila se habían ido 8000 millones, el 18 por ciento del total. La Fundación Capital señala que en abril y julio se insinuaron procesos de recuperación de las colocaciones, y lo mismo ocurrió hace unas semanas, tras la firma del programa con el Fondo. Pero en todos los casos, la “evidente inestabilidad en la confianza de los depositantes” terminó por frustrar las esperanzas de los banqueros. El último dato que aportó el Banco Central es que el jueves pasado hubo un fuerte retiro de 293 millones, lo que puede estar anticipando el reinicio de la corrida.
El mayor temor de los ahorristas parece ser que el Gobierno devalúe o declare la cesación de pagos. “La ocurrencia de cualquiera de estos episodios traumáticos aumentaría enormemente el riesgo de una expropiación de los fondos, ya sea vía congelamiento o desagio”, alerta el informe. Frente a esas situaciones, no importaría la solvencia de la entidad en que cada uno tenga su plazo fijo, sino que todos se verían afectados por una medida oficial.
Por eso es que, en líneas generales, la última fuga de depósitos alcanzó al sistema financiero en su conjunto. De todos modos, los bancos privados nacionales fueron los más perjudicados, con una pérdida de depósitos del 16,1 por ciento. En el resto de las entidades la sangría osciló entre el 11 y el 13 por ciento, con la llamativa excepción de los bancos públicos provinciales, que resignaron “sólo” el 9,2 por ciento de los depósitos. En el Tequila, los bancos extranjeros registraron una suba de depósitos del 1,4 por ciento, mientras que los cooperativos, las financieras y los bancos privados nacionales soportaron fugas de entre el 38 y el 21 por ciento (ver cuadro aparte).
Más allá de la situación general, la Fundación Capital hizo un ranking con los bancos más perjudicados por la huida de depósitos. Lo encabezan el Banco de La Pampa, con el 20,7 por ciento, y el Lloyds, con el 19,4. En el otro extremo, el Scotiabank Quilmes registró un sorpresivo aumento de depósitos del 8,1 por ciento.
Para el Gobierno, que los ahorristas desconfíen en el sistema financiero tiene un impacto adicional: la contracción del crédito. Domingo Cavallo y todo el Ejecutivo repiten que la reactivación sólo será posible cuando bajen las tasas de interés y las empresas accedan a financiamiento. Pero lo que está ocurriendo es exactamente lo contrario: los bancos adoptaron una política muy prudente en materia de préstamos al sector privado. Estos se contrajeron el 11 por ciento durante los primeros diez meses de este año, contra un achicamiento del 5 por ciento el año pasado, y 1 por ciento en 1999.
Ese comportamiento también obedece a un aumento de la mora, que llegó al 17,2 por ciento. El nivel actual sólo es comparable a los guarismos que se dieron hacia el final del Tequila. Los bancos tienen dificultades para cobrar los préstamos otorgados y ven crecer la amenaza del default. Hasta ahora, su alta exposición en bonos públicos nacionales y provinciales fue un negocio sumamente rentable. Entre 1998 y 2000, los bancos redujeron la asistencia crediticia al sector privado, pero aumentaron los préstamos alsector público, ya fuera de manera directa o mediante la compra de bonos. Con eso, la rentabilidad promedio del sistema se mantuvo estable en ese período en torno al 4 por ciento anual.

 

 

PRINCIPAL