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PAGINA/12 ADELANTA EL ESQUEMA DE CANJE “COMPULSIVO” QUE TIENE CAVALLO
Bonos al 7 por ciento aunque no lo quieran

Presentarán la reestructuración de la deuda como �voluntaria�, pero en el mercado se traducirá como �compulsiva�, que es lo mismo que decir �default�. Primero se instrumentará para el tramo local. Luego, el internacional.

Las AFJP y los bancos locales recibirán el bono al 7 por ciento, con garantía de la recaudación.

Por Claudio Zlotnik

El esquema de la reestructuración “voluntaria”, según la definirán Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo, o “compulsiva, o lo que es lo mismo que el default”, de acuerdo a la evaluación de los banqueros, será la siguiente: a cambio de los títulos de la deuda que en la actualidad están en poder de los bancos y fondos de inversiones, el Gobierno entregaría bonos a distintos plazos pero a una tasa de interés del 7 por ciento anual, cuatro puntos menos del rendimiento promedio de los “viejos” títulos. En diálogo con Página/12, un importante banquero de la city relató el mecanismo de canje que Domingo Cavallo tiene en la mente para reestructurar la deuda. Aun cuando el Gobierno presente la operación como “amistosa y voluntaria”, los financistas ya la califican de compulsiva. Adelantándose a esta posibilidad, que en los bancos ya dan por cierta, la calificadora Standard & Poor’s (S&P) volvió a degradar la nota argentina -a “CC”–, dando cuenta de que “queda claro que la Argentina está en un punto donde no puede hacer frente a los pagos de la deuda”, a menos que reciba una ayuda internacional, tal como definió Jane Eddy, analista de S&P. Pero una vez que Cavallo haga público su plan de reestructuración, seguramente la calificadora anoticiará la “D” de default (cesación de pagos), colocando a la Argentina en el mismo club de Rusia, Indonesia y Ecuador, países que incumplieron los pagos de la deuda en años recientes.
La intención del ministro es que los nuevos bonos que se entreguen a los bancos y a las AFJP estén garantizados con la recaudación impositiva. Incluirá a los títulos de corto plazo (Bonos Pagaré) por un total de 5500 millones de dólares: 3000 millones en poder de las AFJP y el resto en manos de las entidades financieras. En promedio, estos bonos tienen un rendimiento anual del 24 por ciento. En cambio, la tasa de interés de los nuevos títulos se ubicará en el 7 por ciento, aunque el Estado contaría con un año de gracia para retornar los pagos. En la reunión que ayer mantuvieron los financistas con Daniel Marx, viceministro de Economía, surgió la posibilidad de que una parte de los intereses que se ahorre el Gobierno se integrarán al capital de los nuevos títulos. Incluso, para el caso de los fondos de pensión, se implementaría la posibilidad de que éstos recompren los viejos títulos. De esa manera, creen en Economía, se evitaría que los afiliados recurran a la Justicia en protesta porque el canje los perjudicó.
Se sabe que esa operación implicará para las entidades financieras una merma de sus ganancias. Pero Cavallo ha decidido arremeter con su estrategia, dejando de lado la política de Daniel Marx más cercana a los intereses de los banqueros. El mediterráneo considera que el camino de no enfrentamiento con la banca lo estaba llevando al suicidio. Y, por ese motivo, aceleró los tiempos del canje compulsivo.
En el tramo internacional habrá una garantía distinta. En vez de la recaudación, Cavallo gestiona entre 7000 y 7500 millones de dólares de los organismos internacionales. Con ese dinero, Economía garantizaría el pago de intereses de la deuda de todo el 2002. Una vez cumplido con este objetivo, aquellos fondos servirían para garantizar los pagos del año siguiente. La instrumentación sería así: al igual que lo realizado en mayo con el megacanje, se convocaría a un trueque de bonos. La diferencia, claro está, reside en que los nuevos títulos le rendirán al inversor un 7 por ciento anual, muy por debajo a las tasas “de mercado”. Para tener una idea, el Global 2008 muestra un rendimiento del 29 por ciento anual. Y que en el caso del Brady FRB trepa al 40 por ciento. Estos precios de remate ya están descontando que la Argentina caería en la cesación de pagos. En cambio, si todo sale bien, desaparecerá la incertidumbre de que la Argentina deje de pagar los servicios de la deuda y bajen las tasas de interés en el mercado interno. De esa manera, sospechan cerca del ministro, se daría la tan ansiada reactivación de la economía.
En la presentación del plan, Cavallo evitará mencionar la palabra default. Pero el mensaje implícito a los inversores será: aquel querechace el convite correrá serios riesgos de que la Argentina no reconozca sus pagos. De hecho, en la city creen que pasarán “muchos años” hasta que la Argentina pueda volver a financiarse en los mercados de crédito internacionales, lo que obligaría a vivir con las cuentas equilibradas y hacer el ajuste necesario para lograrlo. El fantasma que agitan los financistas es que los países que incumplieron con sus compromisos frente a los acreedores soportaron crisis políticas terminales y se ahondaron los problemas económicos.
En ese sentido, el Tesoro de Estados Unidos salió a alentar una renegociación rápida de la deuda. “El gobierno de Argentina ha indicado recientemente que está desarrollando un plan económico y está trabajando con el FMI en ese plan”, afirmó el portavoz del Tesoro.

 

Cayeron los depósitos

En sólo dos días, los bancos perdieron 570 millones en depósitos. La fuga, entre jueves y viernes últimos, se produjo luego del fracaso en las negociaciones entre el Gobierno nacional y los gobernadores en torno del ajuste, y que desembocó en la disparada del riesgo país. Según fuentes del sistema financiero, la huida habría continuado el lunes y ayer. La mayor parte de los retiros se dieron en las cajas de ahorro, presumiblemente por parte de fondos comunes de inversión. Con la caída de fin de la semana pasada, los depósitos totales alcanzaron los 76.000 millones, apenas 230 millones por encima a lo que los bancos contabilizaban a mediados de agosto, justo antes de que se rubricara el último acuerdo con el FMI. Desde entonces, la recuperación había alcanzado a 2000 millones. En medio de la aceleración de la fuga de depósitos, la tasa de interés interbancaria saltó ayer al 45 por ciento anual, el doble que en la jornada anterior, mientras que las tasas pasivas saltaron al 23,5 por ciento anual. El tenso clima en la city empeoró cuando el Banco Mundial desmintió haber recibido un pedido del Gobierno para ayudar a reestructurar la deuda.

 

Riesgo país en 2043 puntos

Los mercados operaron ayer a precios de remate, convencidos de un inminente cese de pagos de la deuda y confundidos por el silencio del Gobierno. Sin embargo, sobre el cierre de la jornada una eventual reanudación del diálogo con las provincias mejoró el ánimo en la Bolsa que terminó el día con una suba del 1,8 por ciento. El riesgo país, que había llegado a un nuevo record de 2120 puntos, también revirtió la tendencia alcista y cerró en 2043. En los últimos días las reservas del Banco Central cayeron en 300 millones. En tanto la alternativa parece ser “lograr un esquema más o menos forzado de reestructuración de la deuda, si al mismo tiempo hay apoyo externo con un prestamista de última instancia, como la Reserva Federal”, señaló Eduardo Blasco, de la consultora Maxinver.
En tanto, desde España, donde se temen las repercusiones de la crisis argentina –dada la exposición de las firmas de ese país en el mercado local– el ministro Asuntos Exteriores, Josep Piqué, dijo que los argentinos “pueden confiar en que la ayuda por parte de España va a seguir siendo como ha sido hasta ahora. Todo lo que hemos podido hacer lo hemos hecho y, desde luego, todo lo que podamos hacer en el futuro lo vamos a seguir haciendo”. “De lo que se trata ahora es de hacer un último esfuerzo” en los planes de ajuste puestos en marcha por el Gobierno argentino que, “son generalmente dignos de admiración”, agregó. Pero “es muy importante que los argentinos entiendan que están en una situación muy difícil y compleja, que están en una situación límite”, concluyó.

 

LA OPCION AUDAZ
Apunten a los bancos

Por Raúl Dellatorre
Canje compulsivo de los títulos de deuda. Default, quebranto de los bancos y posterior renegociación de deuda. Default, más una maxidevaluación para inmediatamente dolarizar, y recién entonces renegociar. Tres alternativas que, según fuentes del justicialismo con llegada al equipo económico, manejaba en las últimas horas Domingo Cavallo como puertas de salida a la actual crisis. ¿Una salida obligada por las circunstancias? No, responden las mismas fuentes, “es la estrategia que se trazó Cavallo: llevar la situación al borde del abismo para debilitar a los bancos y poder enfrentarlos en condiciones de menor desigualdad”.
Quienes aseguran tener información sobre las posibilidades que evalúa Cavallo en estas horas señalan que, pese a su alto grado de audacia, cuenta con suficiente plafond político para llevarlo a cabo. “El gobierno no tiene otra alternativa, y desde el justicialismo la postura predominante, que es la que expresa Eduardo Duhalde, es dejarlo hacer a Cavallo hasta que agote su experiencia”, apuntan hombres del PJ.
La alternativa más simple y directa en estudio, según la versión, es lanzar un canje compulsivo de títulos de la deuda, deteriorando el valor de los mismos. Consistiría en ofrecer un título global con una tasa de remuneración del 7 por ciento anual canjeable por todo título de deuda en circulación. ¿Habría una quita sobre el capital?, preguntó este diario. “De hecho, la habría, porque sería una suerte de declaración encubierta de default, ya que todo otro título dejaría de pagarse y, así, bajaría el precio al cual se canjee por el nuevo”, respondió un destacado hombre de finanzas que ya estaba enterado de este proyecto.
Una segunda alternativa sería la declaración de default o cesación de pagos. Así, se desinflaría el precio de los bonos de la deuda –generando un fuerte quebranto en los bancos tenedores de títulos– y haría más accesible la reprogramación de un pasivo ya licuado.
La tercera es la más compleja y con efectos más contundentes: declaración de default, una fuerte devaluación y dolarización posterior. Caería el precio de los bonos, reduciría el precio en dólares del dinero circulante y abarataría su canje por dólares. Tales medidas serían acompañadas, según la versión, con una resolución que extendería el plazo de financiación de los créditos en dólares y reduciría la tasa de interés de los mismos. Esta alternativa tendría un doble propósito: dar respuesta al problema de la deuda y salir de la convertibilidad de una sola vez.
¿Cómo resistiría el gobierno la presión de los bancos? La hipótesis es que su capacidad de lobby está fuertemente limitada en el actual estado de caos financiero, y que en medio de este escándalo difícilmente sus casas matrices ejerzan una oposición fuerte porque sus filiales deban pagar un costo que, de todos modos, ya descuentan.
La salida de Julio Dreizzen (ex subsecretario de Financiamiento) del equipo económico no sería ajena a esta postura que enfrentaría al gobierno con los bancos. Los informantes señalan, para agregar veracidad a su versión, que en medio de la convulsión financiera, en el que todo el gobierno se muestra como acorralado, el ministro de Economía es el único que se maneja como si tuviera la situación bajo control.
“La disparada del riesgo país no es una preocupación, sino un dato a favor de la táctica de Cavallo”, señalan quienes consideran que el ministro está midiendo los tiempos para lanzar su plan. Enfrentado a los bancos, su propuesta terminará alineando no sólo al gobierno sino a toda la clase política de su lado, especulan quienes dicen saber lo que el ministro pergeña en estas horas. Cavallo rompería así el supuesto aislamiento que padece actualmente, que tampoco sería absoluto: otras fuentes aseguran que, al menos la jugada del canje compulsivo, ya cuenta con aval del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
A todo o nada. El ministro de Economía se jugaría el resto en un audaz desafío al sector financiero, con el que se enfrentó casi desde su llegadaal gobierno de la Alianza. Audaz, sí, pero a esta altura difícilmente pueda sostenerse que imposible.

 

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