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SIN ACUERDO CON LOS GOBERNADORES ALIANCISTAS
Como si fueran opositores

Los mandatarios radicales tuvieron ríspidas reuniones con el Gobierno. Rozas se cruzó feo con Colombo. Le reprochó un arreglo entre Cavallo y Ruckauf. Por ahora, no hay acuerdo.

Los mandatarios de la Alianza se radicaron en la Casa de la Provincia de Chubut, muy enojados.

Por Martín Piqué

El Gobierno esperaba contar con el apoyo de los gobernadores de la Alianza para lograr un acuerdo que pusiera fin a la desgastante negociación por la coparticipación de impuestos. Las conversaciones ya llevaban más de dos semanas y un nuevo fracaso representaba un serio problema para el Ejecutivo. Además, en la Casa Rosada esperaban el pacto para anunciar las nuevas medidas económicas. Sin embargo, nada resultó como lo esperaba el Presidente: los enviados de Domingo Cavallo no se pusieron de acuerdo con los mandatarios de la Alianza, y el chaqueño Angel Rozas terminó a los gritos con el jefe de Gabinete. Como ya es habitual en esta gestión, los tiempos se prolongan y nadie puede anticipar el final.
A último momento, Chrystian Colombo intentó recomponer las relaciones con los radicales, que habían quedado afectadas por la discusión con Rozas. Después de hacer varios llamados, a las nueve de la noche se fue personalmente hasta la Casa de la Provincia de Chubut, donde esperaban los mandatarios del oficialismo. Al cierre de esta edición, pasadas las once de la noche, seguían dialogando. Los aliancistas se negaban a trasladarse al CFI sin abrochar un acuerdo con el gobierno. Entretanto, en la sede de la calle San Martín aguardaban los peronistas, que matizaban la espera comentando lo que sucedía entre sus pares de la Alianza.
La jornada había comenzado antes del mediodía, cuando todo hacía suponer que el postergado acuerdo se convertiría, por fin, en realidad. A esa hora, los gobernadores radicales comenzaban a llegar a la Casa de Chubut, en Sarmiento al 1100. Se habían citado allí para analizar la propuesta del PJ, que establecía que las provincias sin problemas financieros recibirían el 100 por ciento de los recursos coparticipables, mientras que los que estuvieran “en rojo” refinanciarían sus deudas al 7 por ciento con la garantía de su coparticipación. La “contraoferta” del PJ también incluía otro punto controvertido: la Nación debía pagar el 50 por ciento de sus deudas en Lecop, y la otra mitad en efectivo.
Además de José Luis Lizurume, estaban Rozas, Pablo Verani (Río Negro), Roberto Iglesias (Mendoza), Alfredo Avelín (San Juan) y Hernán Colombo, vicegobernador de Catamarca. Habían llegado junto a sus ministros de Economía, que luego se encargaron de preparar un nuevo documento alternativo a las del Gobierno y el PJ. Por la ciudad de Buenos Aires estaba el secretario de Hacienda, Miguel Pesce. Más tarde llegó el jefe de gobierno Aníbal Ibarra. Cerca de las 14, ya habían terminado de redactar otro documento que se diferenciaba del paper firmado por los peronistas. Según los aliancistas, esta propuesta destrabaría la negociación. “Es muy equitativa y equilibrada. Atiende las expectativas de las provincias y los reclamos de la Nación”, explicaba a esa hora Avelín.
El documento elaborado por los radicales contaba con 15 artículos e incluía un par de puntos que permitían soñar con un acuerdo. En el primer apartado, se aceptaba el pago en Lecop de la totalidad de las deudas por coparticipación al 31 de octubre de este año. Los peronistas, por el contrario, habían reclamado que se pagaran “un 50 por ciento en efectivo y un 50 por ciento en Lecop”. Y en el artículo 10 figuraba una frase que parecía escrita por Cavallo: “Será condición para que el Fondo Fiduciario asuma las deudas, que las jurisdicciones no aumenten sus gastos primarios, ni tomen nuevo endeudamiento”. En la propuesta tampoco aparecía una cláusula irritante del texto del PJ: que la Nación debía garantizar “con sus propios recursos” la refinanciación de las deudas provinciales.
Por todas estas modificaciones, los aliancistas se dirigieron a la Rosada con la certeza de que el Gobierno iba a aceptar la oferta. El chaqueño Rozas, por ejemplo, confiaba en que se llegaría a una rápida solución, y como prueba argumentaba que “(Colombo) está absolutamente dispuesto al diálogo”. Sin embargo, los pronósticos no se cumplieron.
Los aliancistas llegaron al despacho del jefe de Gabinete, en el primer piso. Allí se encontraron con Colombo, y con dos hombres de confianza de Cavallo: Hugo Garnero y Jorge Baldrich. Los funcionarios de Economíaleyeron atentamente el documento de los radicales. Lo hicieron con aire de censores y en verdad lo fueron. Vetaron varios puntos del texto, entre ellos el que disponía que los Lecop debían ser distribuidos en forma igualitaria entre la Nación y las Provincias, y también el que ponía una fecha límite (31 de diciembre de 2002) al recorte de 13 por ciento en los fondos coparticipables que gira la Nación.
La objeción de Garnero y Baldrich enfureció a Rozas. El vicepresidente de la UCR ya venía enojado porque el Ejecutivo había ayudado en secreto a Buenos Aires y Córdoba, a través de un “salvataje financiero” de 68 millones y 70 millones de pesos. La provincia del Chaco, en cambio, no había recibido ningún socorro de la Nación, a pesar de que necesitaba sólo 3 millones para abonarle en tiempo a los tenedores de los bonos. La falta de ayuda obligó a Rozas a diferir por decreto el pago, lo que fue considerado un “default”. El chaqueño, entonces, le transmitió toda su bronca a Colombo, Baldrich y Garnero:
–Cavallo arregló con Ruckauf y a nosotros no nos dan un peso –se quejó a los gritos.
Los hombres del Gobierno lo miraban impávidos, pero Rozas clausuró la negociación e inició la despedida con una amenaza:
–Este Gobierno no representa al radicalismo. Y si lo representa, yo renuncio a la vicepresidencia de la UCR –vociferó, y se fue.
El cruce había sido tan duro que Colombo telefoneó a la sede porteña del Chaco, a donde se habían ido los aliancistas. Era un día crucial para el Ejecutivo, que se sabía débil y necesitaba un espaldarazo de los gobernadores de su partido, Cavallo volvió a ser el malo de la película.

 

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