Por Santiago Rodríguez y Felipe Yapur

Desde ayer, la Alianza ya ni siquiera existe, aunque sea formalmente, en Diputados: el bloque del Frepaso decidió finalmente dar por terminada su sociedad con el radicalismo, pero no pudo evitar su propia fractura. A pesar de los innumerables esfuerzos que los frepasistas realizaron para mantenerse unidos, el titular de la bancada, Darío Alessandro, y el vicepresidente de la Cámara baja, Rodolfo Rodil, no acompañaron la decisión de la mayoría de sus colegas de “recuperar la autonomía del Gobierno”. Como muestra de su diferencia, después de la ruptura ambos estuvieron en la Casa Rosada con el presidente Fernando de la Rúa para interiorizarse de las nuevas medidas económicas.
La formalización del divorcio con los radicales llegó a través de un comunicado en el que el bloque del Frepaso anunció que recuperaba su “autonomía”, aunque también ratificó su “voluntad de seguir trabajando estrechamente vinculados con todos los legisladores del radicalismo y de otras fuerzas políticas en la búsqueda de un cambio de rumbo en materia económica y social”.
El texto incluyó un tercer y último párrafo tranquilizador para el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, a quien la ruptura de la coalición le complicaría la gestión: “El bloque reafirma la necesidad de consolidar e incluso ampliar con otros sectores progresistas la Alianza allí donde es coherente con los principios que le dieron origen, tal el caso del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de todos aquellos distritos donde participa nuestra fuerza”.
“Ese comunicado no es del bloque, sino de un sector de compañeros que decidió fracturarlo e irse de la Alianza”, aclararon inmediatamente algunos asesores de prensa de aquellos que no acompañaron la decisión de la mayoría. Los “autonomistas” –como ellos mismos se definen– son 14, encabezados por el tucumano José Vitar y Rafael Flores, y no desmienten que su actitud cuente con el visto bueno de Carlos “Chacho” Alvarez. En ese grupo están también, entre otros, Irma Parentella, Fernando Melillo, Carlos Raimundi, Bárbara Espínola, Atilio Tazzioli y María América González, la única que acaba de renovar su banca, paradójicamente desde la boleta que encabezó el radical Rodolfo Terragno.
En minoría junto a Alessandro y Rodil quedaron Cristina Zuccardi, Alberto Briozzo, Marta del Carmen Argul y Juan Miguel Gariglio.
La reacción de la minoría frente al comunicado de la mayoría podría hasta anticipar una pelea por el nombre Frepaso, aunque los más optimistas sostienen que no mucho más allá del próximo 10 de diciembre, cuando asuman los nuevos diputados, todos volverán a reencontrarse. “No hay diferencias de fondo; todos coincidimos en que De la Rúa es irrescatable y que el Gobierno de la Alianza está agotado. Las opiniones sólo difieren en cuanto a los tiempos y la oportunidad de la ruptura”.
Sin embargo, todos los intentos hechos en las últimas dos semanas para consensuar una posición común a todo el bloque terminaron en fracaso. El último tuvo lugar ayer mismo, cuando Vitar, Melillo y Tacioli se juntaron con Alessandro y Rodil para tratar de retenerlos a su lado. Ambos mantuvieron la misma posición planteada en la reunión de bloque de anteanoche, cuando la mayoría comunicó que su decisión era irreversible.
Alessandro rechazó una vez más el ofrecimiento de seguir conduciendo el bloque, repitió que “frente a la crisis del país creía necesario encontrarse cerca de quienes deben tomar las decisiones” y les dijo que no tenía claro su destino, pero sí que no podía acompañarlos porque no coincidía con ellos. En el entorno de Alessandro –quien se llamó a silencio– explicaron que “tomará unos días para pensar qué hace, pero en principio se inclina a pensar en trabajar desde un plano más personal”. Rodil sostuvo, directamente, que creía que había que seguir en la Alianza. “Es un signo de inmadurez no haber procesado esto en conjunto”, se lamentó Raimundi apenas enterado de la fractura y, en el mismo tono autocrítico, advirtió: “Va a ser muy difícil que el progresismo encuentre un camino de mayorías si procesa sus crisis con una lógica de fragmentación”.

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