Los equipos que siguen trabajando
noche y día en los escombros de las Torres Gemelas de Nueva York
descubrieron ayer un inesperado botín: más de 300 millones
de dólares en lingotes de oro y plata guardados bajo las ruinas
del World Trade Center. Se trataba de las reservas del Banco de Nueva
Escocia. Son esos mismos empleados que trabajan sobre los restos de los
atentados del 11 de setiembre, quienes hicieron famosa lo que ya se conoce
como la tos del World Trade Center. Casi todas las personas
que trabajan regularmente en el nivel cero se han visto aquejadas de problemas
respiratorios en las últimas semanas debido a los gases que siguen
saliendo de los escombros. Las autoridades de Nueva York aseguran que
el aire no está contaminado pese a que en algunos momentos se han
registrado niveles muy altos de agentes tóxicos como el benceno.
Los equipos que, hasta los primeros fríos, seguirán trabajando
durante las 24 horas, descubrieron en la noche del martes, según
informó ayer el matutino Daily News, las reservas de oro que el
Banco de Nueva Escocia tenía almacenadas en los bajos del número
4 del World Trade Center. Hicieron falta dos camiones blindados para llevarse
el material. Más tarde, se confirmó el hallazgo: Pienso
que tenemos la mayoría (de la masa de oro y plata). No estoy seguro
de si lo tenemos todo, anunció el alcalde de Nueva York,
Rudolph Giuliani, en una conferencia de prensa. El banco canadiense Scotiabank
había indicado a principios de octubre que poseía
lingotes de oro y plata por valor de 200 millones de dólares en
las ruinas de uno de los edificios del World Trade Center. El Daily News
indicó que un pequeño ejército de agentes
federales supervisó la remoción de los lingotes por parte
de policías y bomberos, luego de que varios trabajadores de la
construcción estuvieron excavando febrilmente para intentar hallar
los lingotes en los últimos días. El periódico agrega
que cuando se aproximaron a su objetivo, el FBI y agentes del Servicio
Secreto cerraron la zona y restringieron el acceso al área. Estamos
reubicando el contenido de una bóveda y la razón de que
estamos trasladándolo ahora es porque las autoridades necesitan
demoler el edificio, dijo Pam Agnew, portavoz del Bank of Nova Scotia
de Canadá.
Mientras siguen las tareas sobre las ruinas, más de un tercio de
los 12.000 bomberos de la ciudad padece una tos recurrente de la que no
consiguen deshacerse y serias irritaciones de sus mucosas respiratorias,
informó uno de los responsables médicos del cuerpo de bomberos.
Los turnos se han acelerado para evitar una exposición prolongada
al humo que sale constantemente de los restos de las Torres Gemelas. Todos
los que trabajan en el nivel cero llevan una máscara protectora,
una precaución que parece haber sido insuficiente. Las autoridades
se han apresurado a negar que el aire esté contaminado pese a que
en algunas ocasiones se hace francamente irrespirable en toda la parte
baja de Manhattan. Vengo aquí todas las mañanas y
a veces el olor es horrible, comentó hace unos días
el alcalde Rudolph Giuliani. Y agregó: Es normal que al olerlo,
uno pueda pensar que está contaminado pero no es el caso. Esto
no es dañino para la salud. El ayuntamiento está a
pocas manzanas del nivel cero. Un responsable de la agencia medioambiental
de Nueva York confirmó la semana pasada que las cantidades de benceno
y otros tóxicos eran significativas en el lugar donde se estaban
llevando las labores de desescombro pero que no afectaban a los barrios
colindantes.
MURIO
LA INFECTADA POR ANTRAX PULMONAR
La peste acecha Nueva York
El ántrax sumó
una nueva víctima fatal. La mujer de Nueva York que fue infectada
por vía pulmonar en el hospital donde trabajaba, murió
ayer. Es el primer caso donde no hay relación con lo que, hasta
ahora, fueron los blancos habituales: medios de prensa, correos o dependencias
del gobierno. Un rato después de conocerse esta cuarta muerte por
ántrax, se informó de una posible infección cutánea
de otra persona que trabaja en el mismo lugar. Y hay más: el gobernador
del estado de Nueva Jersey denunció oficialmente un nuevo caso
de ántrax cutáneo. El secretario de Justicia estadounidense,
John Ascroft, eligió un trabalenguas para decir, simplemente, que
el gobierno no tiene nada que decir: No estoy en posición
de decir que estamos en vísperas de hacer un anuncio.
Kathy Nguyen, una inmigrante vietnamita de 61 años, había
sido ingresada unos días atrás al hospital de Lenox Hill
con graves problemas respiratorios. Esta mujer trabajaba en el depósito
subterráneo del Hospital de Otorrinolaringología de Manhattan,
donde a veces también recibía envíos postales que
repartía dentro del edificio. Hasta ahora, allí no se han
encontrado esporas de ántrax ni ningún dato que permita
averiguar la posible fuente de contaminación. Sin embargo, el New
York Times dio a conocer lo que podría ser una pista posible: que
el lugar donde trabajaba la mujer albergaba anteriormente un centro de
distribución de correspondencia. El portavoz de la Casa Blanca,
Ari Fleischer, informó de otra persona posiblemente infectada que
trabajaba en el mismo hospital que Nguyen fue sometida a análisis
porque tiene una lesión sospechosa. No tengo
ni siquiera resultados preliminares para comentar, se apresuró
a aclarar el vocero. Con respecto al caso Nguyen, Fleischer señaló
que se han tomando muestras medioambientales en su casa -donde vivía
sola y en la clínica, la cual ha sido cerrada temporariamente.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Guiliani, informó luego que no
se encontraron esporas en la casa, aunque sí en la ropa que llevaba
puesta la víctima. A la vez, se está realizando una autopsia
del cuerpo con la cual se espera poder analizar la bacteria para compararla
con las esporas de los otros casos. Por su parte, el FBI está entrevistando
a todas las personas que han tenido contacto con la mujer y siguiendo
el rastro de sus últimas actividades. Mientras tanto, más
de 1.100 personas del hospital están siendo tratadas con antibióticos
por prevención. A la vez, otro caso de ántrax cutáneo
fue denunciado ayer oficialmente en Nueva Jersey por el gobernador del
Estado, Donald DiFrancesco. Se trata, nuevamente, de un empleado de correos
que trabajaba en un depósito postal de Camden, a unos 50 kilómetros
del centro de clasificación de la correspondencia de Hamilton desde
donde se habían clasificado las cartas que contenían ántrax
y que iban dirigidas a medios de comunicación neoyorquinos y al
senador Tom Daschle, que parece ser el epicentro del contagio en
la zona.
La amenaza nuclear
Estados Unidos sigue aumentando su seguridad interna. Ayer, fueron
enviadas tropas de la Guardia Nacional a reforzar la seguridad en
las plantas nucleares de tres estados del sur de Estados Unidos,
después de que el gobierno emitió esta semana un alerta
por la posibilidad de atentados contra esas instalaciones. Esto
no involucra ninguna amenaza específica, pero existe una
amenaza general creíble contra las instalaciones nucleares.
Son precauciones apropiadas, dijo el portavoz de la tercera
empresa eléctrica del país, Entergy Corp, Phil Fisher.
Los efectivos de la Guardia Nacional serán desplegados en
cuatro plantas nucleares generadoras de energía en los estados
de Arkansas, Louisiana y Mississippi. Los gobernadores de esos estados
decidieron reforzar la seguridad después que el procurador
general, John Ashcroft, advirtió de posibles nuevos atentados
contra blancos estadounidenses en el país.
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