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HABLA MOHAMMAD ZARIN, COMANDANTE PROXIMO A LA ALIANZA DEL NORTE
“Estos bombardeos son un suicidio”

Un comandante de facción del Frente Nacional Afgano de Liberación que combate parcialmente junto a la Alianza
del Norte dijo a Página/12 que la estrategia norteamericana es un fracaso, que una entrada por tierra será otro fracaso y pidió armas y comida para sus hombres.

Por Eduardo Febbro
Desde Peshawar

El comandante Haji Mohammad Zarin cuenta con 24.000 hombres, pero ni una sola bala ni comida para darle a sus soldados. Zarin, un ex héroe de la guerra contra los soviéticos, pertenece al Mojaddedi, una facción del Frente Nacional Afgano de Liberación que opera en parte con la Alianza del Norte. Zarin habla con la voz potente y segura de quienes están acostumbrados al mando. A pesar de que carece de municiones y de alimentos para sus tropas no se da por vencido. Después de haber guerreado contra los soviéticos, Zarin tuvo que hacer lo mismo con los talibanes. Hace seis años que los combate y hoy las circunstancias lo volvieron a poner en la primera línea de las operaciones. Su popularidad y su prestigio han hecho del comandante un interlocutor privilegiado del Pentágono.
Oculto desde hace unos días en algún lugar de Peshawar, Mohammad Zarin vino a Pakistán a buscar las armas y los alimentos que le hacen falta. “Es una misión exploratoria para ver si los norteamericanos están dispuestos a hacer las cosas como se debe”, dice con ojos de gato astuto. Zarin lleva la gloria encima sin que le pese. Estuvo en Roma para asistir a la reunión de la oposición afgana, y ya en ese entonces se opuso a los bombardeos norteamericanos. “Un suicidio”, afirma enojado antes de recapitular y concluir: “Todavía estamos a tiempo”. La casa donde está escondido es un mundo de recuerdos. El Frente Nacional Afgano de Liberación fue el primer grupo de oposición que llamó a hacer la guerra santa contra la Unión Soviética. Cubierto con una lona gris, en el patio de la casa donde reside Zarin está el Mercedes Benz con que Sigghatullah Al-Mojaddedi viajó a Afganistán para asumir el cargo de presidente interino tras la estampida de los soviéticos. Han pasado muchos años y la situación no ha cambiado: el Mercedes sigue ahí esperando a un todavía lejano presidente.
–¿Cuál es la situación militar en Afganistán tras un mes de represalías norteamericanas?
–Desde el punto de vista militar y tras seis años de guerra contra los talibanes, nuestra situación es débil. No recibimos ninguna ayuda, ni armas, ni municiones. En lo atañe al resultado de los bombardeos de Estados Unidos, las bombas no lograron destruir verdaderamente el arsenal militar de los talibanes. Estados Unidos no pudo atacar esos centros. Los talibanes son militarmente muy fuertes y, además, ante la opinión pública afgana, ganaron moral y políticamente. Esto se debe a que las llamadas represalías norteamericanas ocasionaron muchas víctimas entre los civiles y destruyeron muchas zonas que nada tenían que ver con el potencial militar talibán.
–Se puede hablar entonces de un fracaso relativo.
–Desde luego. Es obvio que con ataques aéreos los Estados Unidos no pueden eliminar a los talibán. Es muy difícil. Se trata de un fracaso para Estados Unidos, tanto más cuanto que si se sigue con la misma táctica nunca llegaran a la meta. Por eso les pedimos que, en vez de tirar bombas desde el cielo, ayuden a los afganos que están en el país a fin de destruir a los talibanes. De lo contrario, Estados Unidos no podrá ni eliminar a los talibanes ni a los terroristas de la red Al-Qaida que están en Afganistán. Sólo los afganos pueden vencerlos. Si Estados Unidos pretende erradicar al régimen actual con ataques aéreos, se equivoca. Nosotros tenemos una extensa experiencia de la guerra y Estados Unidos también. En su tiempo, Washington vio que ayudando directamente a los afganos se podía vencer a los soviéticos que invadieron Afganistán. Los norteamericanos no bombardearon ni atacaron por tierra al Ejército Rojo. La guerra se ganó gracias a la ayuda que se les proporcionó a los afganos.El camino es ése. Hoy hay que multiplicar esa ayuda. Le puedo asegurar que si los norteamericanos hacen lo que digo, dentro de cinco meses los talibanes caerían derrotados y con ellos la red de Bin Laden. La estrategia empleada actualmente por Estados Unidos sólo conduce a hacer de los talibanes unas víctimas y convierte a los hombres de la red de Bin Laden en grandes héroes.
–Varios testimonios dan cuenta de que los bombardeos dieron lugar a cierta reconciliación entre la población y los talibanes.
–Cuando fui a la reunión de Roma organizada por la oposición afgana, en ese momento le dije a Estados Unidos que no lanzara su ofensiva en Afganistán. Les dijimos que si atacaban iban a perder la imagen que tenían, que la población se daría vuelta y se pondría del lado de los talibanes. Pero atacaron y eso significa un fracaso para Estados Unidos. Antes de las bombas los afganos apoyaban a la oposición. Los talibanes eran demasiado agresivos con la población y la gente estaba cansada. El país quería otro gobierno. No había que bombardear de esa manera, más bien todo lo contrario. Hubiesen tenido que dejar que los afganos se sacaran de encima al régimen talibán. Estados Unidos hizo al revés y ahora todos estamos pagando las consecuencias. Pero todavía no es demasiado tarde. Estados Unidos todavía puede ayudar a los afganos a derrocar el poder talibán. La situación no es simple y queda pendiente un punto muy importante. Si Estados Unidos ayuda a la Alianza del Norte las cosas serán muy difíciles porque la mayoría de las tribus pashtunes se van a poner de lado de los talibanes. La única solución valedera es colaborar con el conjunto de la oposición que representa el deseo de todo el país.
–El panorama militar parece haber llegado a un camino sin salida. ¿Acaso una intervención terrestre tiene posibilidades de cambiar la situación?
–Si a Estados Unidos se le ocurriera desplegar sus soldados en Afganistán va a ser otro fracaso más. Nunca podrán imponerse así. Los afganos jamás apoyarán una invasión. La posibilidad más eficaz sería ayudar a los pashtunes que se encuentran al este, al oeste y al sur de Afganistán para que se rebelen contra la milicia talibán. Quiero señalar también que el problema es bastante mayor que el régimen talibán en sí mismo. En Afganistán no sólo hay talibanes sino muchos otros hombres en armas. Concretamente, existen dos grupos que hacen la guerra: están los talibanes de Pakistán y los talibanes que vienen de los países árabes. No hay misterio. Y quiero que esto quede muy claro: son los talibanes de Pakistán, aquellos que fueron formados en las escuelas coránicas de aquí y que luego se fueron a Afganistán, son ellos los que crearon el sistema actual. Por eso insisto en que es preciso que Estados Unidos ayude a los ex comandantes que derrotaron al Ejército Rojo. Sólo ellos pueden combatir a esos talibanes terroristas, árabes y pakistaníes. Le aseguro que si los norteamericanos entran por tierra será un desastre, un rotundo fracaso. Hoy, cuando Estados Unidos bombardea Afganistán, la mayoría de las personas que mueren son civiles. Los talibanes lo tenían todo pensado: cada vez que hay bombardeos fuertes, se esconden en las montañas.
–¿En qué grado fue afectada por las bombas la red de Al-Qaida?
–La red de Bin Laden funciona muy bien, yo diría incluso que Al-Qaida funciona como un reino dentro de Afganistán. Durante estos casi 30 días de bombardeos Estados Unidos sólo destruyó los sistemas de comunicación y los aeropuertos. La red de Bin Laden no resultó dañada realmente. No les hicieron nada.
–En Pakistán hay varios miles de hombres armados esperando en las fronteras para ir a Afganistán a hacer la guerra santa. Esos soldados voluntarios ¿pueden acaso complicar aún más las cosas?
–No. Esa gente no representa ningún riesgo. El problema no son ellos... el problema son los servicios secretos pakistaníes y los partidos islamistas radicales de Pakistán. Desde el punto de vista político, sonesos partidos, el Jamiiat-e-Islamia o el Jamiat Ulema Islami, quienes apoyan a los talibanes y hacen la guerra en Afganistán. Ambos partidos están claramente en el terreno para pelear junto a los talibanes.
–¿Alguien sabe dónde está escondido Bin Laden?
–Tal vez esté oculto en las montañas que están alrededor de Jalalabad.
–La opción política de hacer regresar a Afganistán al ex rey Zaher Shah, ¿le parece un camino posible?
–Sí, está bien. Si Zaher Shah no regresa a Afganistán como un rey, sino como alguien que vuelve a aportar la paz eso no está mal. Puede ser un hombre útil.
–Util...
–Simplemente útil.

 

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