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VICTOR MANUEL Y ANA BELEN, A PUNTO DE PRESENTAR AQUI “DOS EN LA CARRETERA”
“Esta parece la madre de todas las guerras”

El dúo español vuelve con
un espectáculo en el que el concepto de viaje tiene un fuerte significado. En esta entrevista cuentan por qué no pueden quedarse quietos, a pesar de las bombas en Afganistán, el pesimismo general y una industria que parece en retirada.

Por Karina Micheletto

Pasaron casi seis años desde la última vez que Víctor Manuel y Ana Belén ofrecieron un show en la Argentina. Desde entonces, volvieron por separado por diferentes razones. A la Ana Belén actriz la trajo el año pasado la filmación de Antigua vida mía, la película que protagoniza junto a Cecilia Roth. En aquel viaje, recuerda, la sorprendió la percepción de “un murmullo de descontento que lo inundaba todo”: “Era cosa de ir al súper y escuchar lo mismo en todas las conversaciones, ‘estamos tan mal...’ Lo que parecía haber no era sólo un problema económico, sino algo mucho más profundo, una gran desesperanza”, cuenta ahora desde Madrid, en diálogo con Página/12, y se pregunta cómo será todo tras el avance feroz de la crisis. A la Ana Belén y al Víctor Manuel cantantes los trae ahora una gira de nombre cinematográfico: Dos en la carretera. Después de haber pasado por distintos puntos de España, recalará el próximo sábado en Punta del Este y se prolongará en la Argentina pasando por Neuquén el 6 de noviembre, Bahía Blanca (el 8), Buenos Aires el sábado 10 y domingo 11 (en el teatro Gran Rex), La Plata (12), Rosario (14) y Mendoza (16). Más tarde seguirá por Uruguay, Paraguay, Costa Rica y México.
Además de su repertorio de grandes clásicos, la pareja trae sendos discos solistas para mostrar: Belén editó hace poco Peces en la ciudad, un álbum que incluye temas de Joaquín Sabina y Fito Páez, y Manuel hizo lo propio con El hijo del ferroviario. No hay invitados confirmados aún: “Nunca lo planeamos de antemano, aunque después ocurren cosas como la del 21 de setiembre en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid. Terminamos actuando con Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos, Joaquín Sabina, Pedro Guerra y Fito Páez, todos juntos”, amenaza Manuel. Entre los músicos que los acompañan, está un hijo de la pareja, David San José, en teclados y coros. “Para mí es genial viajar como la gallina clueca, con casi todo bajo el ala, aunque sigo teniendo que dejar una parte de la familia y eso me cuesta mucho. Y sé lo bueno que es para él, está adquiriendo la experiencia del escenario, algo que no puede reemplazar ningún estudio”, cuenta Belén.
El nombre de la gira, cuya estética gráfica también parece remitir a una road movie, tiene un origen sencillo: “Buscamos expresar lo que nos pasa a los viejos perros de la música, hechos en la carretera: cuando estás un tiempo sin cantar, lo que echas de menos es ir a algún sitio, moverte”, explica Víctor Manuel. “También es una metáfora de lo que creemos que es la vida: Si te sabes manejar puedes tomar la carretera que te plazca, siempre y cuando te animes a la diversidad y la diferencia. Tú eliges viajar como una maleta, sin darte cuenta de lo que pasa, o irte apeando en cada sitio que te parece colorido”, agrega Belén.
–¿Qué cosas nuevas dicen las canciones de siempre en los tiempos que corren?
A. B.: –Desgraciadamente, hay canciones que se resignifican y adquieren una dimensión muy diferente. Para mí no es lo mismo cantar “Sólo le pido a dios” antes y después del 11 de septiembre. Tampoco es lo mismo para el público, eso es algo que se siente en los shows en esa corriente de ida y vuelta tan especial que se genera. Es que ya no nos puede ser indiferente una guerra que se ha hecho cercana para todos. Hace poco leí sobre la cantidad de guerras civiles que han ocurrido y de las que no hemos tenido noticia alguna. Tampoco deberían sernos indiferentes. Ocurre que sucesos como este obligan a tomar conciencia, aún a los que toman como costumbre decir que son “apolíticos”. Dejan al descubierto que “lo político”, como dicen los abanderados del apolitismo, no es ni más ni menos que la vida de todos los días.
–¿Como artistas, sienten que deben tomar posición frente a los ataques terroristas en Nueva York y la guerra que se desató?
V. M.: –Sí, pero no en los términos que se nos proponen. Esta parece ser la madre de todas las guerras, el mundo occidental contra el oriental,o el de los buenos contra los malos. Lo más terrible de todo es que nos manufacturen el enemigo, que nos obliguen a elegir bando. Eso es algo de una impudicia tremenda. Yo no he sido aliado de los talibanes, Estados Unidos sí, y en principio, no soy enemigo de ellos. Con toda la triste experiencia que tenemos en España con el terrorismo, desde el primer momento supe que Estados Unidos había abierto los ojos a algo que no podía comprender. De repente se han dado cuenta de que el terrorismo existe en el mundo, que no se puede andar coqueteando con grupos terroristas de otros países, financiándolos, dándoles cobijo, porque luego ocurren estas cosas.
A. B.: –El ataque a las Torres Gemelas fue algo tremendo, murió muchísima gente. Tan tremendo como un ataque a los almacenes de la Cruz Roja en Afganistán, cuando una bomba “inteligente” pierde la inteligencia. Tan terrible como una bomba que hace volar un edificio en Buenos Aires o una bomba que estalla en el Corte Inglés de Barcelona. Todos merecen el mismo grado de espanto y de repudio, aunque nos quieran hacer creer que pueda haber horrores peores que otros.
Más allá de la sombría situación mundial, Víctor Manuel se entusiasma describiendo las maravillas técnicas que hicieron posible desplegar variados recursos escénicos en los conciertos españoles, algo habitual en los conciertos de la pareja. “Es una lástima que no podamos transportarlo, hay pantallas demasiado grandes y pesadas que tampoco podíamos llevar cuando cruzábamos a las islas. Pero lo que se puede hacer con las nuevas tecnologías es algo fascinante”, dice. El tema le atrae especialmente, tanto que logró que el concierto de Las Ventas sea editado en DVD Plus, una nueva tecnología multimedia que combina el DVD y el CD, permitiendo ver el concierto en pantalla y escuchar separadamente la música.
Algo que también le preocupa especialmente son los canales de distribución de la industria discográfica, y la forma en que las nuevas tecnologías pueden contribuir a abrir vías alternativas de difusión. Junto a Belén, el actor Imanol Arias y su esposa, Pastora Vega, Manuel creó un portal que ofrecía soluciones integrales para artistas, pero que no llegó a buen puerto. “Como todas las puntocom, se encuentra en la catástrofe más absoluta. Por ahora subsiste fabricando webs de artistas españoles”, cuenta. Pero sigue convencido de que la tecnología modificó las antiguas formas de producción, y de que hay que encontrar la manera de usarla en beneficio del artista.
–¿Cree que vamos hacia una nueva forma de comprar y vender discos?
V. M.: –Las nuevas formas ya están, son un hecho, lo que ocurre es que la industria no le supo encontrar la vuelta. Es lógico que quien no encuentra un disco en una tienda, porque no es masivo, vaya a bajarlo de internet, y debe poder hacerlo. Tendrán que crear un método alternativo que no sea disparatado. Todavía no encontraron la fórmula. Tampoco creo que un canon por mes por bajar los temas sea la mejor opción, tendrán que seguir pensando el asunto. Por otro lado hay un abuso de la piratería, no está bien que la gente decida apropiarse de la música. Eso atenta gravemente contra los músicos del futuro, no va a dejar desarrollar a los que están surgiendo.
–¿No cree que esto se debe a los precios desproporcionados que está en condiciones de fijar una industria coptada por muy pocos?
V. M: –Es que son los precios que se da la industria. A mí me gustaría que la Coca Cola o el bife fuesen más baratos, pero no lo son. ¿Qué pasaría si en una esquina de Buenos Aires me pongo a vender pesos escaneados en buena calidad? Con la música cualquiera puede hacer eso. Tampoco creo que sea acertada la estrategia de la industria, que pone el problema del lado del consumidor: “Está en usted defender a los artistas, no compre lo que no es legal”. Esa tampoco es la manera de resolver el problema, porque no es responsabilidad de quien va comprar el disco: es lógico que cualquiera elija pagar el diez por ciento del valor del disco si se lo ofrecen.

 

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