Por José
Natanson
Los ministros que desde hace
varios días vienen tironeando en silencio por fondos y partidas
comenzaron ayer a definir la disputa. Fue durante una tensa reunión
reservada en la jefatura de Gabinete, de la que participaron los protagonistas
de la interna que tenía en vilo al Gabinete: el ministro de Desarrollo
Social, Daniel Sartor, el de Trabajo, Daniel Dumón, y el de Educación,
Andrés Delich. También estuvo la flamante titular de Seguridad
Social, Patricia Bullrich, que avanzó en la conquista de los fondos
para el ambicioso Sistema Integral de Protección a la Familia.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, actuó como árbitro.
La saga por las atribuciones y recursos de cada cartera ilustra bien el
insólito estilo de conducción de Fernando de la Rúa.
El miércoles de la semana pasada, el Presidente designó
a Sartor como ministro de Desarrollo Social en reemplazo de Juan Pablo
Cafiero. Desconocido hasta para los funcionarios, los quince minutos de
gloria de Sartor se extinguieron rápidamente: el domingo, De la
Rúa nombró a Bullrich al frente de una cartera de Seguridad
Social que incluiría una Agencia, en la que confluirían
los diferentes planes dispersos por el Ejecutivo. Aunque nadie lo dijo,
Sartor se quedó prácticamente sin funciones.
Sin muchos apoyos, el rionegrino se resistió al vaciamiento de
su cartera. Lo mismo hizo el también flamante ministro de Trabajo,
José Dumón, que no quiso ceder los programas de empleo transitorio,
como los Trabajar. La puja llegó a tal punto que Dumón le
comentó a un funcionario que estaba dispuesto a renunciar si no
se cumplían sus reclamos.
De la Rúa tuvo que soportar los reclamos cruzados y por eso le
pidió a Colombo que interviniera. Ayer, en un encuentro secreto
que duró más de dos horas, los funcionarios involucrados
conversaron, por primera vez, sobre la mejor forma de encontrar un esquema
que deje conformes a todos.
Según comentaban después cerca de Bullrich, cada cartera
cedería al plan maestro la mayor cantidad de recursos posibles.
Algunas partidas, como aquellas que tienen una asignación específica
porque son créditos de los organismos internacionales, son intransferibles.
Sin embargo, ayer en el Gobierno se mostraban optimistas sobre la posibilidad
de alcanzar, con aportes de las diferentes áreas, los recursos
necesarios para el ambicioso programa social.
La movida implicaría, además, un replanteo silencioso pero
significativo de las funciones de cada área. El Ministerio de Seguridad
Social a cargo de Bullrich controlaría prácticamente la
totalidad de los recursos asistenciales del Ejecutivo: el Sistema Integral
de Protección a la Familia distribuiría 3169 millones de
pesos anuales. De ahora en más, el Ministerio de Trabajo se dedicaría
a manejar la relación política con los gremios, además
de unos pocos recursos para programas de capacitación; el de Desarrollo
Social, sólo a socorrer urgencias. De acuerdo a la información
que daban cerca de Bullrich, el total de recursos asistenciales de las
dos carteras se reduciría a sólo 80 millones de pesos.
No tendría sentido, por ejemplo, dejar en pie los planes
Trabajar, que llegan a 70 mil personas, cuando estamos hablando de juntar
fondos para asistir a cuatro millones, era la explicación
de un importante funcionario. Y agregaban que, como el tema tiene el okay
presidencial y se viene trabajando desde hace rato, los ministros perjudicados
finalmente no ofrecieron mayores resistencias.
En la jefatura de Gabinete confirmaron que la totalidad de las partidas
sociales se traspasarán a la órbita de Bullrich, aunque
añadieron un matiz: la idea es que la transferencia de partidas
no se realizará de manera definitiva ni irrevocable, y que cada
ministro tendrá un control sobre los fondos que aportará
al plan principal. El Ministerio de Educación, por ejemplo,
maneja programas de becas que ahora pasarán a la Agencia. Pero
el ministro podrá monitorear esos recursos, y si consideraque no
están siendo distribuido correctamente puede intervenir,
explicaba ayer un funcionario con despacho en la Rosada.
Al margen de este especie de reaseguro que tendrá cada cartera,
es innegable que Bullrich no sólo salió fortalecida, sino
que se convertirá en una de las piezas claves del Gobierno. En
este sentido, no parece casual el lugar protagónico que tuvo ayer,
en la puesta en escena del anuncio de las medidas, que dejó a Sartor
en un lugar secundario e incómodo.
INCENDIARON
UN SECTOR DEL MINISTERIO DE ECONOMIA
Poca paciencia en San Juan
Los empleados públicos
de San Juan todavía no cobraron el sueldo del mes de setiembre,
y ayer se cansaron de esperar con los brazos cruzados. Marcharon al Ministerio
de Economía provincial, pero la manifestación terminó
mal: hubo lluvia de piedras y hasta un principio de incendio en el interior
del edificio. Además, los organizadores de la protesta se pelearon
entre sí. Durante la movilización, el titular de ATE San
Juan, Hugo Leglise, dijo que los trabajadores ya no soportamos más
el hambre y la miseria y advirtió que no sabemos si
se podrá contener la bronca de la gente porque no le pagan el sueldo.
La protesta en la provincia que gobierna Alfredo Avelín comenzó
alrededor de las 10 y fue organizada por los gremios ATE, UPCN, ATSA,
UDAP, UDA, AMET, Soeme y Viales, y tuvo como epílogo una pelea
entre los propios trabajadores que reclamaban la presencia de los líderes
sindicales en el lugar. Más tarde, según confirmó
el ministro de Obras y Servicios Públicos de San Juan, Rodolfo
García, un grupo de manifestantes arrojó papeles encendidos
por las ventanas para provocar intencionalmente un incendio que afortunadamente
fue controlado por los bomberos. El funcionario explicó que
no hubo personas lesionadas, pero remarcó que se
quemaron varios expedientes y todavía se desconoce
si hay daños en el sistema informático. El ministro
de Economía provincial, Ricardo Ortiz, no estaba en el ministerio
porque había viajado a Buenos Aires para negociar con el Gobierno
los fondos de coparticipación.
García dijo que hay filmaciones y esperamos que se identifique
a los responsables para que se hagan cargo de los daños provocados.
Que no sólo fueron materiales: un grupo de manifestantes insultó
y silbó al secretario general del Sindicato Municipal, Pascual
Manchinelles, además de agredir a camarógrafos de un canal
abierto y a uno de un cable local. Tras la agresión, Manchinelles
se retiró del lugar y los manifestantes se siguieron peleando entre
sí hasta que un grupo de integrantes de la Mesa Intersindical conformada
por los gremios del estado de San Juan se dirigió hacia la sede
de ATE, ubicada a pocas cuadras. Allí, Hugo Leglise atribuyó
los disturbios a personas que buscan otros objetivos políticos.
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