Por Eduardo Tagliaferro
Una presentación entregada
ayer a la Justicia por los diputados Graciela Ocaña, Elisa Carrió
y Gustavo Gutiérrez, con resúmenes bancarios de la entidad
Exterbanca de Uruguay, evidencia los fuertes pagos realizados por los
compradores del armamento argentino. Sumas que contrastan con los bajos
montos que le eran girados a su vez a Fabricaciones Militares. Los extractos
también dan cuenta de la existencia de presuntas coimas pagadas
al interventor en Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga, al coronel Edberto
González de la Vega y a un tal E. González. Si bien la documentación
es fragmentaria, ya que sólo contiene movimientos desde el año
94 en adelante y no contempla los movimientos del Banco de Montevideo,
otra de las entidades uruguayas que participó en la triangulación
de fondos comprometidos en la venta ilegal de armas, pone en evidencia
que detrás de la denominada ruta del dinero se pueden
reconstruir los lazos de los involucrados en la maniobra.
Los legisladores integrantes de la comisión parlamentaria sobre
lavado de dinero, acercaron ayer al fiscal Carlos Stornelli, un largo
listado con los movimientos bancarios de las cuentas que tenían
en Exterbanca: Diego Palleros, intermediario en la venta de armas; Horacio
Estrada, suicidado represor de la ESMA que ofició de intermediario
en la venta de fusiles argentinos a Ecuador; Luis Sarlenga, ex interventor
en Fabricaciones Militares y Hayton Trade SA, una de las offshore uruguayas
utilizadas por Palleros en la maniobra.
Puede ser un aporte interesante a la causa, dijo a Página/12
la diputada Graciela Ocaña, refiriéndose a los documentos
entregados ayer a Stornelli. Los recibimos en forma anónima,
Carrió, Gutiérrez y yo -continuó Ocaña.
Los datos son coincidentes con algunos movimientos bancarios de Fabricaciones
Militares que habían trascendido.
En tribunales se afirma reiteradamente que conociendo la ruta del
dinero se puede demostrar la asociación ilícita. En
verdad las transferencias muestran que Palleros era el principal receptor
del dinero que giraban los compradores. A su vez éste giraba montos
menores a la Dirección de Fabricaciones Militares y a varios de
los involucrados en el affaire.
De los 2.599.950 millones que el 9 de mayo del 94 los croatas depositaron
en la cuenta 11.748 perteneciente a Palleros, 1 un millón fue para
Fabricaciones Militares y 1.200.000 fueron a la offshore Maderyl, vinculada
al propio Palleros, intermediario oficial en la maniobra que hoy se encuentra
radicado en Sudáfrica, país que negó su extradición.
El 30 de enero del 95 fue un verdadero festival de transferencias
en la cuenta de Palleros. Los croatas le pagaron casi seis millones de
dólares. Concretamente 5.999.950 dólares. Para esa fecha
ya había partido el último de los barcos que llevaba armamento
argentino a Croacia (Rijeka Express) y faltaban 15 días para que
comenzaran los vuelos hacia Quito de la empresa norteamericana Fine Air.
De ese dinero, Palleros le giró 3.500.000 dólares a Fabricaciones
Militares; 275 mil a Sarlenga; 200 mil a E.González; 750 mil a
Barrenechea su mujer y 325 mil a su offshore Hayton Trade. Para esa fecha
Erman González hacia rato que había dejado el mando en el
ministerio de Defensa. Del que se fue el 5 de abril del 93 para
dejarle el cargo a su sucesor Oscar Camilión.
El 31 de marzo Palleros recibe de los croatas 2.199.950 millones de dólares,
el 19 de abril ingresó a su cuenta 1.399.950 millones y giró
a la cuenta identificada con el número 12146, 1.299.950. Cuenta
cuya numeración se acerca a la de su offshore Hayton Trade (12147).
Los últimos montos ingresados a la cuenta de Palleros, en abril
y junio del 95, suman 1.999.950. Un llamativo giro de 1.255.000
millones salió de la cuenta de Palleros a la cuenta 112.773 el
6 de noviembre del 95. La transacción consigna que debía
pagar a valores del 3 de noviembre, el mismo día que voló
la Fábrica Militar de Río Tercero. Los resúmenes
de Hayton Trade muestran varias transacciones sospechosas. Depósitos
provenientes del Banco de Préstamos en Cayman por casi cinco millones
de dólares; giros a Horacio Estrada por 75 mil, a la cuenta Daforel
del MTB Bank y otra que sin mayores especificaciones está dirigida
al MTB el banco neoyorquino por el que se triangularon muchos giros vinculados
a los principales escándalos del menemismo, como IBM-Banco Nación;
Mafia del Oro y venta de armas.
En la cuenta perteneciente a Estrada, la 12099, están documentados
1.850.000 millones enviados por la Junta de Defensa Nacional de Quito,
compradores de los fusiles argentinos. Además de ingresar a su
cuenta giros provenientes de la Unión de Bancos Suizos, se registran
cheques depositados en el Banco República, ese banco que llega
a la quiebra de la mano del banquero Raúl Moneta. La documentación
es el puente que puede unir a varios involucrados con sociedades y entidades
hasta ahora no conocidas.
Pedido de investigación
El abogado Ricardo Monner Sans reclamó ayer en los tribunales
que el fiscal de turno investigue las conductas del Procurador General
de la Nación, Nicolás Becerra, del ministro de la
Corte Suprema, Adolfo Vázquez y del Presidente del máximo
tribunal, Julio Nazareno, en la causa por la venta ilegal de armas.
El sorteo de rigor recayó en el juzgado 12 que actualmente
está vacante y que subroga el juez Claudio Bonadío.
El fiscal sorteado fue Carlos Stornelli. La presentación
repasa varias maniobras en las que Becerra dejó su impronta
intentando que la causa llegara a manos de la Corte Suprema. El
escrito se suma al pedido de Elisa Carrió y Graciela Ocaña
para que Nazareno y Vázquez se inhiban de actuar en la causa.
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DECLARARON
MAS TESTIGOS EN EL JUICIO POR LA AMIA
No vi nada parecido a una Trafic
Por Adriana Meyer
Después del estallido
cerré los ojos y cuando los abrí veía todo negro...
pensé que me había quedado ciega. Al recuperar la visión
me di cuenta que la AMIA no existía más, era sólo
escombros. El relato pertenece a Adriana Mena, la empleada de la
imprenta que estaba ubicada justo enfrente de la mutual judía y
que, increíblemente, nunca había sido interrogada antes.
Hasta que su existencia salió a la luz a través de una investigación
periodística había sido ignorada por el juez Juan José
Galeano, su equipo, los fiscales, la Policía Federal y la Secretaría
de Inteligencia del Estado (SIDE). A pesar de ser una de las sobrevivientes
que más cerca estuvo del momento del atentado no vio ninguna Trafic.
Flaca, alta, histriónica, la testigo afirmó ayer en el juicio
oral que aquel lunes 18 de julio de 1994 estaba sentada hablando por teléfono.
Aunque tenía frente a sí a sus dos jefes, que fallecieron,
podía ver el frente de la mutual judía. Su testimonio había
sido propuesto por los abogados de los policías acusados, que aprovecharon
al máximo el preciso relato de la mujer que asegura no haber visto
ni escuchado nada parecido a una camioneta que se incrustara en el edificio
que tenía ante sus ojos. La abogada de la DAIA Marta Nercellas
le preguntó si cuando estaba hablando con sus jefes los miraba
a los ojos, y si podía percibir lo que pasaba detrás de
ellos, si había movimiento en la calle. Mena respondió que
no puede afirmar nada de eso con certeza, pero yo la estoy mirando
a usted mientras hablamos pero si mueven la cámara detrás
suyo me daría cuenta.
Encontramos a Humberto Chiesa, que estaba lastimado en la cabeza,
y cuando busqué a mi pareja me di cuenta que estaba muerto,
relató y bajó la cabeza. Una persona que tenía
pelo largo me levantó en upa, fui la primera que salió
en televisión. Yo le decía que me deje, no quería
irme, explicó la mujer. Esta testigo es muy valiosa
y es inconcebible que no haya sido interrogada antes, lo que demuestra
lo mal que fue instruida esta causa, porque era elemental llegar a ella
sólo a través del sentido común porque estaba frente
a la AMIA, opinó el abogado de Memoria Activa Alberto Zuppi.
Si bien la existencia de la Trafic será probada a través
de los peritajes, de los testigos que no vieron la camioneta Mena resultó
hasta ahora más sólida que los dos que sí afirman
haberla visto.
Durante el primer cuarto intermedio policías y abogados escucharon
el partido Boca-Racing. Luego declararon Jorge Kaiser, un empleado de
la lotería Solidaria que salió de la AMIA poco antes del
estallido, y Carlos Romagnani, un jubilado que esa mañana iba hacia
el Hospital de Clínicas por la semana de la próstata.
Otra testigo, Angélica Leiva, sorprendió al asegurar que
la explosión ocurrió afuera, en la puerta de la AMIA,
y así contradijo a dos testigos que ayer afirmaron que de
la mutual salió una llamarada.
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