Por V. G.
La casa estaba repleta y las
anfitrionas radiantes. En la puerta de entrada una placa dorada anunciaba:
Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. En las paredes recién
pintadas las fotos y los cuadros reflejaban parte de la historia de las
mujeres que pelearon y pelean por sus hijos desaparecidos. Ayer por la
tarde, las Madres de la Línea Fundadora festejaron la inauguración
de su casa propia, la primera desde que se separaron allí por el
86 del sector que dirige Hebe de Bonafini.
Agradezco a todos los que de una u otra forma colaboraron para que
tuviéramos esta casa, que sobre todo es la casa de los treinta
mil desaparecidos, dijo Taty Almeida en representación de
las flamantes propietarias. La mujer destacó que las Madres esperan
llenar el lugar de vida y para eso cuentan con el apoyo de un grupo de
jóvenes que está organizando la videoteca y el archivo del
organismo.
Cuando la Línea Fundadora de las Madres se separó de la
Asociación de Madres de Plaza de Mayo comenzó a reunirse
en casa particulares. Luego se hicieron un espacio en el Movimiento Ecuménico
por los Derechos Humanos y hasta hace poco usaban el local del Servicio
de Paz y Justicia. Para darles un lugar propio a las Madres, se formó
la Comisión Pro Casa y se comenzaron a realizar actividades para
recaudar dinero: funciones de teatro a beneficio, ayuda de artistas plásticos
y recitales de Víctor Heredia, Teresa Parodi, Ignacio Copani, Peteco
Carabajal y otros músicos amigos. El festival en la cancha de Ferro
en el que cantaron Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés y Jaime Roos
fue la culminación de ese trabajo.
¿Casa nueva?, preguntó el jefe de Gobierno porteño,
Aníbal Ibarra, al entrar junto a la directora de Derechos Humanos
de la Ciudad, Gabriela Alegre, al departamento de la calle Piedras ayer
a las ocho de la noche. No fue el único político presente,
la diputada de Izquierda Unida Vilma Ripol, el ex líder de la Juventud
Peronista y miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos,
Juan Carlos Dante Gullo, y los ex frepasistas Eduardo Jozami y Marcela
Bordenave también fueron a saludar. No faltaron los representantes
del resto de los organismos de derechos humanos, de Ctera, AGRA y UTPBA.
Hasta se acercaron los miembros de una empresa de taxis que pone sus autos
a disposición de las Madres.
Entre vasos de vino tinto y sanguchitos, los invitados elogiaban el nuevo
y espacioso local. Nora Cortiñas le mostraba a Aurora Morea una
vela con un alambre de púas abierto, símbolo de la libertad,
regalo de Amnistía Internacional y algunos miraban las imágenes
que las Madres eligieron para sus paredes: una foto de la fundadora y
desaparecida Azucena Villaflor, la declaración universal de los
derechos humanos, afiches de viejas actividades y placas de reconocimiento
de la Federación Universitaria Argentina (FUA), la Asociación
de Abogados, de Familiares de Desaparecidos y de Abuelas de Plaza de Mayo.
Uno de los comentarios de la noche era el único inconveniente que
parece tener el lugar: que está al lado de la Contaduría
General del Ejército. Pero a las Madres no les importó:
colgaron del balcón su bandera y dicen que si no les gusta que
se muden ellos.
TESTIGO
ANTE EL TRIBUNAL ORAL DE MAR DEL PLATA
Orden de arresto al coronel
Por Victoria Ginzberg
El Tribunal Oral de Mar del
Plata, que intenta esclarecer el destino de los desaparecidos de esa ciudad
y sus alrededores, ordenó la detención del coronel retirado
Alberto Pedro Barda, jefe de los centros clandestinos de la zona durante
la última dictadura militar. Barda fue convocado como testigo para
el próximo lunes, pero justo el día en que debían
notificarle su citación, se mudó. Los jueces sospecharon
de la actitud del militar y dispusieron su inmediato arresto
debido a que existe temor fundado de que se oculte, fugue o ausente.
El coronel tiene mucho para aportar a la verdad histórica, si quisiera
hablar. Difícilmente pueda hacerse el desentendido ya que su firma
figura en un escrito en el que reconoce el asesinato de Jorge Candeloro,
uno de los abogados desaparecidos en la Noche de las Corbatas.
El 30 de septiembre de 1977, Barda, jefe de la Agrupación de Artillería
de Defensa, contestó un oficio judicial que le había enviado
el juez en lo penal Federico Hooft sobre la desaparición de Candeloro
y su mujer, Marta García. La respuesta del militar, en un papel
que lleva el sello de secreto fue: que mientras se realizaba
un operativo contra la banda de delincuentes subversivos PRT-ERP, el 28
de junio de 1977 en esta ciudad fue abatido el DS Jorge Candeloro en circunstancias
que aprovechando un desperfecto del vehículo que lo conduce y la
oscuridad reinante trató de huir sin respetar las voces de alto
dadas por el personal de custodia.
Esto no es otra cosa que un reconocimiento del asesinato del abogado,
aunque en los términos de los represores de la última dictadura.
Pero los hechos no sucedieron exactamente como los narró Barda.
Candeloro y su mujer fueron secuestrados el 13 de junio de 1977 en Neuquén
y llevados a La Cueva, un centro clandestino ubicado cerca de la base
aérea de Mar del Plata. Allí Marta García escuchó
los gritos de su marido mientras lo torturaban, hasta que no lo escuchó
más. La mujer que fue liberada seis meses más tarde
sólo supo tres años después la existencia de la contestación
de Barda al juez Hooft.
A principios de julio de 1977 fueron sacados de sus estudios los abogados
marplatense Norberto Oscar Centeno, Raúl Alais, Salvador Arestín,
Carlos Bossi, Camilo Ricci y Tomás Fresnedas y su esposa embarazada
en el operativo que se conoció como Noche de las Corbatas.
Ricci fue liberado a las pocas horas y Bossi apareció días
más tarde en el baúl del auto de Centeno, quien apareció
asesinado. El resto continúa desaparecido. Marta García
los vio en La Cueva.
Para conocer la historia y el destino de los abogados marplatenses el
Tribunal Oral de Mar del Plata estimó indispensable la declaración
de Barda. Por eso en la resolución que firmaron ayer los jueces
Roberto Atilio Falcone y Néstor Rubén Parra Mario
Portela se encuentra de licencia ordenaron el la averiguación
del paradero del coronel y su inmediato arresto para que luego
sea conducido a la sede del tribunal.
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