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COMO ANTICIPO PAGINA/12, LOS ESTUDIOS APUNTAN A OTRA BACTERIA
Al fin, el ántrax no era ántrax

Estudios complementarios muestran que lo que llegó sería una cepa atípica de otra bacteria. El director
del Malbrán renunció.

Andrés Ruiz, el titular
del Malbrán, presentó su renuncia aunque aún no
se sabe si la aceptarán.

Por Mariana Carbajal

Finalmente, nunca fue ántrax. Tal como adelantó Página/12 en su edición del miércoles, la carta que llegó a Parque Patricios no estaba contaminada con el Bacillus anthracis, según lo determinaron estudios complementarios realizados en el Instituto Malbrán y presentados en las últimas horas al juez federal Rodolfo Canicoba Corral. “Se hicieron más de 60 pruebas bioquímicas y se llegó a la conclusión de que se trataría de un hermanito del anthracis”, confirmó a este diario Andrés Ruiz, quien después del mediodía presentó su renuncia a la dirección del Malbrán, aunque anoche aún no se sabía si se la aceptarían. El pariente es el Bacillus thurigiensis que en su versión típica se utiliza como larvicida para matar al mosquito del dengue, pero que en este caso se trata de una cepa atípica y que por esa razón será enviada al Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos –organismo que centraliza la información sobre ántrax– para ampliar su caracterización.
“Las pruebas genéticas y bioquímicas no reconocen en un cien por cien cepas conocidas de B. anthracis”, señala el informe que lleva la firma de Ruiz y fue entregado al juez el martes, es decir, 11 días después que el ministro de Salud, Héctor Lombardo, anunció con bombos y platillos que se había confirmado la presencia de ántrax en el país. ¿Hubo error en los estudios del bacilo hallado en la carta que recibió la mujer identificada como Patricia o apresuramiento del Gobierno en dar el alerta? Ruiz no quiso hablar de equivocaciones. “Nos tendrían que haber dado más tiempo” para analizar el cultivo de las esporas extraídas del sobre, antes de anunciar que al país había llegado la bacteria en una carta, opinó.
–¿Se sintieron presionados por el Gobierno para dar un resultado?
–No diría por el Gobierno. Fue presión de todo el país –respondió. Ayer, el subsecretario y mano derecha de Lombardo, Javier Vilosio, quien hasta los últimos días se desempeñó como vocero oficial en relación al tema ántrax, guardó silencio. En su lugar, dio la cara el subsecretario de Investigación y Tecnología, Ernesto Podestá. “El alerta sanitario no fue apresurado: se siguieron las recomendaciones del CDC de los Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud. Se encontró un bacilo que presentaba los indicadores frente a los cuales hay que dar el alerta y se lo dio”, respondió Podestá. Sobre la confusión en torno al tipo de bacteria, agregó: “Cualquier libro de microbiología dice que el ántrax es muy difícil de caracterizar”.
¿Por qué se dijo que era anthracis y después se llegó a la conclusión de que el bacilo era más parecido al thurigiensis? Según se desprende de la declaración testimonial que hizo el martes Ruiz ante Canicoba Corral y del informe que le entregó al magistrado, los investigadores no tuvieron en cuenta la posibilidad de encontrar bacilos atípicos. El estudio genético realizado en el Malbrán un día después que los infectólogos del Muñiz dijeron haber encontrado ántrax con una probabilidad del 90 por ciento, en realidad, nunca fue determinante, algo que Lombardo no aclaró el viernes 19 de octubre, cuando le comunicó al mundo que Argentina había sido blanco del bioterrorismo.
El fragmento genético analizado por el Malbrán dio un 100 por ciento de identidad con el anthracis, pero también con otros dos bacilos: cereus y thurigiensis, todos ellos de la misma familia. Tal vez apresuradamente, los investigadores descartaron que podrían ser alguno de los dos últimos, porque el bacilo cultivado presentaba dos características que les eran ajenas: era inmóvil y no hemolítico (es decir, que tiene determinada reacción en un cultivo con sangre). Ambas condiciones, a su vez, son típicas del ántrax. Pero después, con otras pruebas, en el Malbrán empezaron a encontrar que tampoco reunía todas las características del carbunco: a diferencia de las cepas típicas de este bacilo, era resistente a la penicilina y no mataba a los ratones. Finalmente, luego de realizar más de 60 pruebas bioquímicas, llegaron a la conclusión de que estaba más cerca de ser un thurigiensis atípico que un anthracis atípico. Comoinformó ayer este diario, encontraron que tiene una homología del 82,83 por ciento con cepas conocidas de ántrax y del 98,49 por ciento con el otro bacilo.
Para el juez Canicoba Corral, la confirmación de la inexistencia de ántrax refuerza la hipótesis de la contaminación “casual” del sobre. “Pudo ser por un contacto casual, como estimé desde un principio. No le veo mucha viabilidad al ataque bacteriológico”, dijo el magistrado a este diario. El juez espera despejar las dudas sobre el origen de la contaminación con otros estudios que encargó a la Policía Federal, cuyos resultados recibirá en las próximas horas. Según comentó el subsecretario Podestá, en el CDC recibieron consultas sobre la presencia de un “bacilo atípico” pariente del anthracis –como el que se halló aquí– en correspondencia recibida en Chile y otros países de la región, donde al parecer, prefirieron ser más cautos a la hora de informar a la población.

 


 

ACCION DE GREENPEACE CONTRA LA QUEMA DE RESIDUOS
Frenar el camión con el cuerpo

El objetivo era el de siempre: trasladar los residuos. Pero esta vez lo detuvieron y encadenaron. Esto le pasó ayer a un camión de la empresa Trieco, que recolecta la basura de uno de los 27 hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires que incinera sus residuos patógenos en plantas instaladas en el conurbano. Los protagonistas: un grupo de voluntarios de Greenpeace que acusa a la empresa de utilizar un método de eliminación de gérmenes con efectos cancerígenos.
El camionero no se la esperaba. El grupo de activistas aguardaba que saliera del Hospital Fernández en Palermo bien pertrechado. Tenían baúles cargados de cemento, que encadenaron al camión. Además, se tiraron frente a las ruedas hasta que al hombre le quedó claro: no tenía salida.
Según explicó la organización, la incineración es el método más practicado por las empresas que ofrecen servicios de eliminación de basura a los hospitales de la Ciudad, tanto públicos como privados. Esta técnica tiene consecuencias gravísimas para la salud de quienes vivan en las proximidades de los galpones de incineración –como los que hay en Dock Sud, Lanús Tigre y Malvinas Argentinas–, ya que si bien son eliminados todos los gérmenes que portan los materiales, la generación de gases tóxicos es una consecuencia inevitable del proceso.
Sin embargo, los funcionarios de Trieco niegan la incineración y afirman que su procedimiento es el del “sistema de pirólisis”, aprobado por las leyes argentinas. En Greenpeace no piensa lo mismo: “La incineración está incluida en el proceso que ellos realizan. Pueden llamarlo pirolítico, pero es un simple eufemismo” dijo a Página 12 Verónica Odriozola, coordinadora de la organización en la campaña contra los compuestos tóxicos.

 

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